La pandemia deja mayor impacto en las mujeres vascas que en los hombres

Emakunde constata que han sido ellas las que se han visto más expuestas al ser mayoría entre los sanitarios y siguen llevando el peso en casa

Macarena Tejada

San Sebastián

Miércoles, 5 de agosto 2020, 06:59

La crisis sanitaria del coronavirus ha abierto muchos debates, además de profundizar en otros que ya llevaban tiempo sobre la mesa, como el de ... la igualdad de género. El Covid ha impactado de una manera «diferente» entre hombres y mujeres, según recoge el informe 'La igualdad en época de pandemia. El impacto de la Covid-19 desde la perspectiva de género' que el Instituto Vasco de la Mujer Emakunde publicó ayer. El objetivo es ofrecer un análisis que incluya una perspectiva de género para que las medidas que tomen los agentes socioeconómicos sean «efectivas y no dejen a nadie atrás».

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Salud

Seis de cada diez personas diagnosticadas hasta la fecha son mujeres. Desde Emakunde relacionan este dato «con una exposición diferencial al virus como consecuencia de la asignación de roles» debido a que ellas han sido quienes, en su mayoría, han asumido «el sostenimiento de las vidas fuera y dentro de los hogares» durante el confinamiento. Así, ocho de cada diez sanitarios que han estado en primera línea durante la pandemia han sido mujeres, la misma cifra que entre los trabajadores de las residencias de mayores. Así las cosas, y a datos de 12 de junio, el 61% de los vascos que se han contagiado de coronavirus son mujeres (22,7% de ellas han sido hospitalizadas). Además, «el confinamiento y la crisis impactan de alguna manera sobre la salud mental». Desde Emakunde insisten en la necesidad de «impulsar campañas de prevención y detección de covid que incorporen la perspectiva de género».

Trabajo de cuidados no remunerado

Si antes del confinamiento las mujeres dedicaban un tercio más de tiempo a las tareas del hogar que los hombres, este estudio apunta que con el aislamiento la brecha ha aumentado. En este sentido, el informe evidencia una «refamiliarización» en el ámbito de los cuidados, lo que, «fruto de la desigual distribución de las tareas de cuidados en el ámbito del hogar preexistente, ha tenido un impacto asimétrico y ha afectado a las mujeres». Los hogares monoparentales son los que presentan las mayores dificultades. Una de las claves sería «reconocer social y económicamente el trabajo doméstico y de cuidado».

Mercado de trabajo remunerado

Pese a que el mercado laboral se ha visto impactado por la pandemia a todos los niveles, Emakunde prevé que los efectos que se produzcan a posteriori no sean los mismos para los hombres que para las mujeres. Por ejemplo, se calcula que la mitad de las trabajadoras de hogar no podrán beneficiarse de algunas prestaciones por encontrarse en situación irregular. Con el teletrabajo, además, se ha visto que «mientras no haya corresponsabilidad social para el reparto de las tareas del cuidado, estará en riesgo el bienestar y la efectividad de las mujeres, que tendrán que hacer malabares para responder a las exigencias del trabajo dentro y fuera de casa».

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Violencia contra la mujer

El estudio destaca que las medidas sanitarias de prevención y de mitigación de la propagación del Covid-19 han llevado a las víctimas que convivían con los agresores a pasar «largos periodos de tiempo con posibilidades más restringidas de salir de sus hogares o de buscar ayuda social o institucional». Mientras que el número de denuncias registradas por la Er-tzaintza durante el confinamiento ha disminuido un 25,5%, las intervenciones del Servicio Especializado de Información y Atención Telefónica Satevi han aumentado un 10,5%.

Pobreza y exclusión

El 12,4% de personas que vivían en casas encabezadas por mujeres estaban en riesgo de pobreza antes de esta crisis sanitaria, lo que supone una tasa de un 55% más alta que la media, según recoge este informe. Durante el coronavirus, en una encuesta realizada en Euskadi el 11% de las mujeres creían que su situación económica había empeorado «mucho», lo que supone una diferencia de tres puntos porcentuales con respecto a la proporción de hombres que dice estar en la misma situación (8%). Por eso Emakunde pide prestar especial atención a las mujeres en situación de vulnerabilidad.

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