El 40% de las vacantes de verano están ahora sin cubrir por la falta de personal sanitario

Según los cálculos de la Dirección de Enfermería, se necesitarían 200 enfermeras más en Gipuzkoa para cubrir el 100% de las ausencias, sin embargo, a día de hoy tan solo cuentan con 80, por lo que el 40% de las plazas se quedarían sin cubrir. Y menos personal equivale a doblar y alargar jornadas maratonianas para permitir el descanso de compañeros; todo ello en mitad del agotamiento generalizado por culpa de la pandemia. El desafío que se le presenta al Departamento vasco de Salud es mayúsculo, ya que la ausencia de personal de Enfermería para contratar llega además en pleno avance de la vacunación en Euskadi.

Los meses estivales dentro del sector sanitario suelen conllevar nuevas contrataciones. Profesionales que cubren los días libres de sus compañeros y que, al igual que ocurre en otros sectores, levantan los datos del paro. Pero este año, las bolsas «están a cero, no hay paro». La crisis provocada por el Covid-19 obligó a Osakidetza en febrero del año pasado a reforzar unidades y equipos con personal eventual en los diferentes centros sanitarios del territorio. Ante las bajas de sanitarios por haberse contagiado y la avalancha de casos de pacientes contagiados por coronavirus, la red sanitaria pública vasca ha ido realizando contratos temporales a profesionales que han luchado en primera línea. Según apunta la portavoz de Satse en Gipuzkoa, Pilar Mendia, «las enfermeras están haciendo las PCR, los rastreos, las vacunaciones -para lo que han tenido que recuperar a personas jubiladas-... Es cierto que el número de enfermeras contratadas ha subido muchísimo pero también que muchas de las que han estado trabajando en estos puestos nuevos que han surgido por el Covid han tenido que meter muchas más horas y doblar turnos». Ello da cuenta del ingente volumen de trabajo que soportan a diario, desde hace ya un año largo. Mendia explica que a pesar de que «estos contratos del personal eventual se van a alargar hasta octubre-diciembre y al contrario que ha ocurrido en otras comunidades, aquí siguen todas», aun prorrogándolos serían necesarias más contrataciones para el verano.

«Las únicas enfermeras con las que vamos a contar este verano para cubrir estas ausencias son las que salen este mes de la universidad (de momento, 80)», una práctica habitual pero diferente a años anteriores, dadas las circunstancias. «Las que terminan la carrera, el verano siguiente es el que más trabajan porque luego, a partir de septiembre-octubre se quedaban en paro, pero las del año pasado siguen», apunta Mendia, advirtiendo la «mala situación» en la que se encuentra el colectivo, con listas agotadas y falta de personal que ocupe los puestos vacantes.

Desde Osakidetza se plantea el cierre de camas de hospitalización «ante la bajada de la demanda de las operaciones» así como el cierre de los centros de salud a las 17.00 horas, una medida que venía practicándose años atrás «y que hemos solido rechazar, porque suponía eliminar puestos de trabajo, pero este año no queda otra», asume la portavoz sindical.

Aun así, considera que esta decisión -todavía no está confirmada a la espera de recibir el planing de Osakidetza-, «es un parche» que no resuelve el problema de raíz que hay con el déficit de profesionales en el sistema de salud, «sobre todo en Atención Primaria». Porque el asunto «no es nuevo. Partimos de una situación de un déficit estructural de enfermeras y médicos y a nada que cojas un catarro se convierte en una neumonía», pone de ejemplo.

«Habrá que cubrirse unas a otras y hacer tu trabajo y el de tu compañera». En este sentido, advierte del «sobreesfuerzo» que van a tener que realizar los profesionales sanitarios para que alguien pueda cogerse sus vacaciones, «que se las merece y las necesita», destaca. No obvia la situación epidemiológica en la que se encuentra Euskadi, «sé que estamos en pandemia», pero reclama para estos profesionales un descanso más que merecido. «Al principio nos dijeron que no todo el mundo iba a poder coger vacaciones. Luego que se iba a intentar y ahora las vacaciones van en función de cómo evolucione la pandemia. Esto es, se pueden suspender en cualquier momento si no hay efectivos suficientes». Toda esta carga «sobre todo mental» va a suponer «un deterioro. Es una situación muy delicada. Hay mucha baja psicológica y según pasa el tiempo veremos todavía más», alerta.

Hasta la fecha, desde que comenzó la pandemia, se han producido un total de 800 bajas por Covid solo en la OSI de Donostialdea. Y es que los sanitarios se han dejado literalmente la piel haciendo frente a este virus y según critica Mendia, «todo el esfuerzo que está haciendo la Enfermería no está compensado más que con los aplausos que nos dio la población, pero estamos muy cansadas. Le pediría al Gobierno Vasco que priorice y que ponga encima de la mesa un proyecto para reforzar la sanidad».