El Mediterráneo es Cantábrico: Serrat en Hondarribia
Aquí, en la cuarta ola ·
Un millón de vascos vacunados es una cifra redonda, pero también los 50 años del disco de Serrat. Repaso de sus recuerdos guipuzcoanos y sus canciones como vacunaEn este rincón del periódico tocaría hoy hablar de ese millón de vascos que ya hemos recibido al menos una dosis de vacuna. Pero no ... está mal recordar que en los 'vacunódromos' de hoy hace poco tiempo asistíamos a conciertos. Y que en Donostia aplaudimos muchas veces a Joan Manuel Serrat, uno de los nuestros, el músico que celebra ahora los cincuenta años de 'Mediterráneo', ese disco icónico para sucesivas generaciones, al menos de las ya vacunadas. Y una parte de ese disco se escribió en el Cantábrico: en Hondarribia. ¿Hablamos de Serrat como vacuna?
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En realidad el artista catalán celebró el aniversario del mítico disco hace tres años, «porque no estoy seguro de que llegue al aniversario redondo», bromeó él mismo cuando actuó en el Kursaal, en 2018, en la gira 'Mediterráneo Da Capo', que repetía en escena, tal cual, el disco entero. El músico tenía entonces 74 años, había sufrido algunos achaques de salud y se puso en la carretera, como le gusta, para ahuyentar los malos farios. Esta gente donde se pone enferma es en casa, no 'on the road'. Ya sentenció el actor Antonio Gamero, otro donostiarra militante, que «como fuera de casa, en ningún sitio». Aunque pronto haga falta pasaporte sanitario, o como se llame eso, para inscribirse en la recepción del hotel.
Ahora se celebra el medio siglo de 'Mediterráneo' porque llega su cincuentenario exacto y se recuerda que lo compuso entre agosto y noviembre de 1970 básicamente en Calella de Palafrugell, el pueblo de la Costa Brava, pero también en un par de sitios más: Mallorca y Hondarribia.
Serrat vino a Hondarribia a plantear a Mihura la versión musical de 'Tres sombreros de copa'
En lo que nos atañe es una historia fascinante porque el 'noi' vino a la costa guipuzcoana para hablar con Miguel Mihura, otro genio del teatro y del humor que vivió sus últimos años en Hondarribia y que está enterrado en Polloe. Cuentan los historiadores que Serrat tenía la loca idea de hacer un musical basado en 'Tres sombreros de copa', uno de los grandes títulos de Mihura, y vino a plantearlo al propio autor.
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El proyecto no salió adelante, pero Serrat se bañó esos días en el Cantábrico y compuso aquí algunos de los acordes de 'Mediterráneo'. En realidad el músico y poeta tiene querencia por los vascos... y las vascas. En 1958, cuando estudiaba en la universidad laboral de Tarragona, pasó un verano de prácticas en la empresa Sacem de Villabona, y de ahí surgiría su canción 'Edurne', inspirada en una chica de Tolosaldea, con fragmentos en euskera. Serrat ha recordado más de una vez aquellas tardes estivales en que se iba con la bici hasta Tolosa, o subía hasta Zizurkil. «No mejoré en el manejo de la fresadora y el torno, pero aprendí a pescar truchas con tenedor y a jugar a pelota con cesta, y otras cosas que me dejaron el amor por esta tierra». También quedan sus veranos en Viana, en Navarra, por la amistad de su madre con una oriunda de ese pueblo. Y en Donostia tuvo y tiene grandes amigos (incluido el reciente y tristemente desaparecido Mikel Ibarrondo).
Sí, es buena vacuna recordar a Serrat y sus conciertos, en el Velódromo, en el Illunbe donde hoy se vacuna, solo y con Sabina, con el Orfeón o con la Euskadiko Orkestra. Y escuchar un 'Mediterráneo' que sigue vigente.
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Sí, ya, ¿pero por qué hablar de ese disco en las páginas de 'alerta sanitaria'? Pues quizás porque Serrat ha sido un virus bueno durante décadas, porque sus canciones son como dosis de 'AstraZeneca' sin efectos secundarios, porque es una medicina 'perfumadita de brea', como canta en 'Mediterráneo'.
¿No son las canciones de ese mítico disco como vacunas, en sucesivas dosis y 'perfumaditas de brea'?
Y sobre todo para no hablar de vacunas y vacaciones, ese debate que parece broma. Cuando se mencionan nuestros «dramas del primer mundo» este sería un ejemplo estupendo: primero nos preocupó que llegaran las vacunas, después que no tuvieran efectos indeseados, y ahora que sean compatibles con las vacaciones en Benidorm. ¿Qué canción escribiría al respecto el Serrat más crítico de sus años mozos?
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Estás descubriendo el Mediterráneo dirá alguno. Pues resulta que el Mediterráneo es un poco Cantábrico. Y eso de «soy cantor, soy embustero, me gusta el juego y el vino, tengo alma de marinero», lo suscriben hasta los de tierra adentro. Con vacuna y sin vacuna.
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