«Kimetz nació con dos folios llenos de síntomas bajo el brazo»
Síndrome de Larsen. ·
En la víspera del Día Internacional de las Enfermedades Raras, los padres de este joven aramarra hablan con «ilusión» del futuro del mayor de sus hijos, quien nació con una mutación genética extraña«Kimetz nació con dos folios enteros de síntomas difíciles de comprender bajo el brazo». Estas son las palabras de Aitor Furundarena y Agurtzane Agirre, ... los padres de este joven aramarra de 16 años, que en la víspera del Día Internacional de las Enfermedades Raras hablan con este periódico sobre la afección que padece el mayor de sus cinco hijos, que tiene el Síndrome de Larsen. «Ahora miramos con esperanza el futuro de Kimetz», relatan en una conversación con este medio en Beasain, donde viven desde hace varios años. Con todo, los primeros años de este joven guipuzcoano fueron «muy difíciles. Antes de cumplir los tres años ya nos dijeron en un par de ocasiones que nos despidiéramos de él, que su cuerpo no iba a resistir... Y aquí estamos. Casi 17 años después de que llegara a nuestras vidas seguimos todos juntos», reflexionan con una sonrisa.
Kimetz nació en el año 2008 en el hospital de Zumarraga «con una extraña mutación genética del Síndrome de Larsen», una enfermedad de las catalogadas como 'raras' y de la que apenas hay registros o constancia en las últimas dos décadas a nivel vasco o estatal. «Nosotros no conocemos ningún caso como el de Kimetz. Nos suena que puede haber una situación parecida en Estados Unidos, pero no estamos seguros», apuntan los padres de este joven, que sigue la conversación de fondo mientras bromea con uno de sus amigos. En términos clínicos, es una condición en la que hay un desarrollo anormal de los huesos del cuerpo. Las señales y los síntomas pueden incluir separaciones de los huesos de las articulaciones del cuerpo, articulaciones flexibles, una curvatura anormal de la columna vertebral... «Y pies zambos, que es lo único que me detectaron durante el embarazo», recuerda Agurtzane.
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Cuando dio a luz, conocieron a un pequeño Kimetz «con una estructura ósea y cartilaginosa muy extraña. Marciana, en tono cariñoso», bromea su aita mientras le dedica un guiño a Kimetz. Sin embargo, esa no era la mayor de las amenazas a las que se enfrentaba en sus primeros meses de vida. «El verdadero problema vital estaba en su aparato respiratorio, que lo tenía muy débil», explican ambos progenitores. El niño tenía una caja torácica «muy pequeña» y en sus primeros meses de vida «tuvo crisis respiratorias graves», especialmente cuando lloraba o se cabreaba. «Eran episodios muy duros de vivir. Se ahogaba, se quedaba sin aire», relatan.
«De mayor me gustaría trabajar en la política y liderar el proyecto de la independencia de Euskadi»
Kimetz Furundarena
Joven con una enfermedad rara
La familia Furundarena Agirre estuvo, además de en el Hospital Universitario Donostia, en una clínica privada de Barcelona, en el Hospital Sant Joan de Déu de la Ciudad Condal y en Cruces, Barakaldo. Allí, en suelo vizcaíno, fue donde se produjo un punto de inflexión en la enfermedad de Kimetz. «Es donde descubrieron que su problema vital era el de la respiración», comentan. Desde Cruces mandaron unas muestras de sangre de Kimetz a un hospital de Nueva Zelanda, que es uno de los cinco que hay en el mundo que hacen este tipo de análisis genéticos, y hallaron la mutación «producida durante el embarazo» por la que su aparato respiratorio estaba debilitado. Los médicos que trabajaban en su caso decidieron ponerle un respirador y ese aparato abrió, por fin, el cielo de esta familia. «Ese respirador marcó la diferencia en la vida de Kimetz. Podemos decir que le salvó», se felicitan sus padres.
La llamada telefónica en la que les dijeron qué era exactamente lo que tenía Kimetz se produjo cuando este aún era un niño pequeño de dos años y medio. «Su hijo tiene el Síndrome de Larsen», les comunicaron. Desde entonces hasta ahora, Kimetz ha disfrutado «al máximo» de la vida, a pesar de las complicaciones lógicas derivadas de esta rara afección, que no le han impedido ser «un alumno brillante en el colegio, donde siempre ha sido respetado y tratado con cariño por todos», cuentan con orgullo sus padres.
«Como Puigdemont»
Kimetz, por su parte, tiene las cosas bastante claras. Ahora estudia el Bachillerato de Letras en la ikastola Jakintza de Ordizia, y a la pregunta de qué le gustaría ser de mayor, responde sin titubear que «quiero ser político». ¿Para qué? «Para liderar el proyecto de la independencia de Euskadi», contesta, mientras sus padres asienten con una sonrisa. No está bromeando. Su deseo es cursar el grado universitario de Ciencia Política y Gestión Pública en la UPV/EHU, aunque aún no sabe si va a poder hacer la carrera 'online'. «Tenemos que ver cómo se adapta la universidad a las condiciones de Kimetz. Accesibilidad, materiales adaptados, transporte... No es sencillo», matizan sus progenitores.
«Cuando era un bebé y lloraba se quedaba sin aire, se ahogaba. Tenía unos problemas respiratorios muy graves»
Aitor y Agurtzane
Padres de Kimetz
Como no podía ser de otra manera, Kimetz también sorprende cuando se le pregunta por sus referentes. Ni Zubimendi, ni Mikel Landa. «Carles Puigdemont», afirma. Más allá de sus ideales políticos, a este joven aramarra que va a todas partes con su silla de ruedas motorizada le encanta ver por la televisión fútbol -le tira el Barça-, ciclismo y pelota. «Conozco a Iker Irribarria -el pelotari- y me llevo muy bien con él», puntualiza, porque «fuimos vecinos en Arama».
La familia de Kimetz Furundarena también quiere poner en valor el gran trabajo que hacen, por ejemplo, desde el grupo de investigación Inkluni, de la UPV/EHU, y Pausoka. «Consiguen que las familias no se sientan solas y te arropan en el camino. Son muy importantes», destacan.
Después de unos primeros años de vida «muy complicados» y en los que su vida, marcada por ese Síndrome de Larsen, corrió peligro, ahora Kimetz puede hacer cosas propias de chavales de su edad. «A veces vamos a Anglet a jugar a fútbol adaptado», cuentan sus padres, quienes confiesan que ahora «sí nos atrevemos a hablar del futuro de Kimetz. Ya estamos en otro plano».
Una guipuzcoana lanza la web estatal del Síndrome de Myhre
Magdalena Dabrowska, una joven polaca que se ha criado en Legazpi desde los tres años, ha impulsado la creación de la web estatal sobre el Síndrome de Myhre (https://asmemyhre.es/). Esta afección, considerada como 'ultrarrara', la padecen aproximadamente unas 200 personas en el mundo, incluida ella. En Euskadi, además de su caso, hay otro en Bizkaia. 'Magda', que así es como le conocen sus amigos, promovió también hace un año la creación de la asociación estatal del Síndrome de Myhre «para dar visibilidad a esta enfermedad y recaudar fondos para su investigación».
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