«Es inevitable pasar al siguiente nivel e ir a un confinamiento»

Rafael Bengoa, consejero vasco de Sanidad y Consumo entre 2009 y 2012 y exdirector de Sistemas de Salud de la OMS, aseguró en declaraciones a Catalunya Radio que, en vista de que el sistema de rastreo y seguimiento no está funcionando adecuadamente, y las autoridades tienen que asumir «el comportamiento ciudadano irresponsable», salvo que se produzca una mejora rápida que considera poco probable, «es inevitable, dentro de una o dos semanas pasar al siguiente nivel e ir a un confinamiento domiciliario».

Félix Zubia no es partidario de esperar tanto, y ayer en el programa 'Osasun etxea' de Euskadi Irratia pidió «con toda humildad» a las autoridades competentes que «impongan un cierre» y que se adopten «medidas más duras». «Tenemos que ir a ello enseguida -agregó-, porque de lo contrario el sistema sanitario se desbordará. No tiene sentido decir que tenemos aún recursos y esperar hasta el límite, porque sabemos que se va a saturar».

Ambos se mostraron partidarios de confinamientos que proporcionen más libertad de movimientos a los ciudadanos. «Creo que podría valer el ejemplo de Francia: mantener abiertas las escuelas, ir a trabajar. Mantener los servicios básicos y luego dar unos intervalos para que las personas hagan ejercicio, siempre de una en una, de dos en dos, o los miembros de la familia, pero de ahí en adelante más no», propuso Zubia.

Rafael Bengoa fue partidario de un segundo confinamiento domiciliario más corto -«estamos hablando de un mes», precisó-, como el que se han planteado o se plantean ya otros países europeos, y permitiendo a los niños acudir al colegio. Y, sobre todo, debería asegurarse que, «mientras estamos confinados, se van montando todos los sistemas de rastreo y de seguimiento», para que, cuando bajen las cifras, «la infraestructura de control de los brotes no se nos vaya otra vez de las manos».

Porque, apuntó Bengoa. la primera ola era imprevisible, pero la segunda, a diferencia de lo que ha sucedido en los países de Oriente que la han gestionado mejor, no se supo ver, tal vez por el «espejismo de normalidad» del verano, que confía en que no se repita en torno a la Navidad.