Los expertos auguran un 2022 con nuevas olas de un virus cada vez más debilitado
Esperan este año la llegada de fármacos que reducirán la mortalidad de los casos graves y de las vacunas esterilizantes
terry basterra
Jueves, 6 de enero 2022, 07:26
La pandemia inicia su tercer año y lo hace en un momento crítico. Nunca antes el SARS-CoV-2 se había transmitido tan rápido e infectado a tanta gente en tan poco tiempo. Pero la gravedad del virus también comienza a dar signos de un descenso progresivo sobre una población cada vez más protegida gracias a la vacuna y a los contagios previos. Omicrón es un ejemplo. ¿Qué nos espera este 2022? No hay una postura única entre los expertos. Los más optimistas confían en que sea el año del fin de la pandemia. Otros prefieren pecar de prudentes y sostienen que queda covid para rato. En lo que sí coinciden todos es en que en los próximos meses vamos a seguir viviendo olas pandémicas. Algunas puede que incluso muy elevadas en casos, como está ocurriendo en esta sexta. Pero con una tasa de ingresos y letalidad entre los positivos cada vez menor.
«Ómicron puede lograr que la mitad de la población adquiera inmunidad. Va a ser como una vacuna natural»
Guillermo Quindós
Microbiólogo
Guillermo Quindós es de los que ve en esta tendencia datos que invitan al «optimismo» y a que la actual «situación alarmante de la pandemia puede cambiar radicalmente en las próximas semanas», gracias a ómicron. Su altísima capacidad de transmisión -se estima que cada infectado puede contagiar hasta a diez personas más- y el hecho de que la mayoría de afectados cursen la enfermedad de forma suave «puede conseguir que más de la mitad de la población mundial padezca la infección y adquiera una inmunidad con defensas fuertes contra el coronavirus». «Podríamos considerar que ómicron va a ser una especie de vacuna natural para millones de personas y una dosis de refuerzo extra para la gran mayoría de las personas previamente vacunadas», apunta el catedrático de Microbiología de la UPV/EHU.
«Casi todas las variantes han perdido virulencia, aunque a veces no se aprecie. Lo que no han hecho es ganarla»
Raúl O. de Lejarazu
Virólogo
En una línea similar se expresa Raúl Ortiz de Lejarazu, virólogo y director del Centro Nacional de Gripe. «Ómicron y casi todas las variantes importantes que han aparecido en estos dos años se han movido en la dirección de perder virulencia, aunque a veces no se aprecie. Lo que no han hecho, ni es probable que lo hagan, es ganar en gravedad», indica. Este investigador explica que las mutaciones de esta variante en la proteína S hacen que «penetre con más efectividad en las células», con una mayor carga viral, y eso le permite que «la efectividad del contagio sea mucho mayor». Sin embargo, eso no se traduce en mayor agresividad. «La difusión a otros órganos está más limitada. Lo lógico es que ese mecanismo evolutivo (del patógeno) siga esa dirección. Lo contrario en Virología sería un suicidio biológico», reflexiona Ortiz de Lejarazu, quien confía en que este año sea «el de la inflexión definitiva» de la pandemia.
«Espero un 2022 más tranquilo que los años anteriores, pero no creo que estemos ante el final de la pandemia»
Guillermo Mtz. de Tejada
Microbiólogo
Menos optimista es Guillermo Martínez de Tejada, microbiólogo y profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra. «Espero un 2022 bastante más tranquilo que los dos años anteriores, pero no creo que estemos ante el final de la pandemia. No soy tan optimista como otros de mis compañeros y no creo que el covid acabe con ómicron, convertido en un resfriado leve», valora. A diferencia de su colega, opina que «es precipitado decir que vamos a ir a variantes menos patogénicas, no podemos descartar la aparición de una más contagiosa y virulenta que las actuales».
Crisis sanitaria
Tampoco ve ya el final del túnel Joan Caylà, miembro de la Sociedad Española de Epidemiología y antiguo jefe del Servicio de Epidemiología de la Agencia de Salud Pública de Barcelona. «Desde el inicio de la pandemia hemos tenido una ola de contagios por trimestre y, de seguir así, lo previsible es que en marzo y abril suframos otra». El experto indica que el que estas ondas sean más altas o no, «depende de los casos que quiera asumir la comunidad». «Si no se toman medidas tendremos más y deberemos prepararnos para una séptima ola en los próximos meses», advierte.
«Hemos tenido una ola por trimestre y, de seguir así sin tomar medidas, en marzo o abril sufriremos otra»
Joan Caylà
Epidemiólogo
Un 90% menos de mortalidad
Caylà también considera que no se debe perder el respeto ni bajar la guardia con ómicron. «No es un catarro. Causa cuadros clínicos más leves pero, con todos los casos que provoca parece un tsunami. Aunque solo se complique un 0,5% de los infectados, tiene capacidad para generar muchos ingresos». Algo que ya está haciendo. 85 personas han sido hospitalizados al día en Euskadi esta última semana.
Una de las noticias que se espera para este 2022 es la llegada de nuevos tratamientos para los cuadros moderados y graves de covid, como los que están desarrollando Merck y Pfizer. «Seis pastillas diarias tomadas durante cinco jornadas reducen entre un 30 y un 90% la mortalidad en personas vulnerables», destaca Quindós. A esto se suma la esperada aparición de nuevas vacunas. Por un lado, las actualizadas y, por otro, las esterilizantes, que evitan el contagio.
La OMS recomienda cuarentenas de 14 días para frenar los casos
La OMS insiste en que las cuarentenas deben ser de 14 días. Así lo expresó ayer el epidemiólogo de la organización, Abdi Mahamud, quien detalló que en la mayoría de las personas, el virus desaparece entre cinco y siete días después de la aparición de los primeros síntomas y en función de su situación inmunológica. Por ello, desde la OMS recomiendan mantener las cuarentenas durante 14 días aunque entienden que en algunos países, como España, se haya reducido a una semana de aislamiento. «Los Estados tienen que tomar decisiones sobre la duración de la cuarentena en función de su situación individual. En los sitios donde se registran muchos casos hay intereses contrapuestos, como el de mantener el funcionamiento de los países, que podrían justificar cuarentenas más cortas», subrayó.