El LABI se reunirá el lunes para analizar las limitaciones en vigor
La hostelería tendrá que esperar a la semana que viene para ver si el Gobierno Vasco atiende a sus peticiones de ampliar horario y personas por mesa
El Consejo Asesor del LABI se reunirá el próximo lunes para analizar la situación epidemológica y revisar las medidas vigentes. Las restricciones actuales, que ... entraron en vigor el pasado día 9, cuando finalizó el estado de alarma y se levantaron el toque de queda y los cierres perimetrales, van a seguir en vigor al menos hasta el próximo martes. Fuentes de lehendakaritza han confirmado este miercoles que el LABI se reunirá aunque, tal y como explicó ayer en su comparecencia posterior al Consejo de Gobierno, el portavoz del Gobierno Vasco, Bingen Zupiria, cualquier posible modificación de las medidas para contener el virus «va a depender también un poco» de la evolución que la pandemia experimente en los proximos días.
Este sábado expira el plazo de 20 días que el lehendakari, Iñigo Urkullu, se concedió para analizar el efecto de las nuevas medidas fijadas para tratar de contener la pandemia, pero su Ejecutivo entiende que aún no es el momento de sacar conclusiones
Por lo tanto el mapa de restricciones sanitarias vigente en Euskadi esta semana no variará hasta al menos la semana que viene. Fiel a su estilo, el Gobierno Vasco ha optado por la prudencia al entender que aún hay que aguardar un poco más con las medidas vigentes hasta cerciorarse de que la situación epidemiológica va a mantener la mejoría que viene constatando en las últimas semanas. La hostelería, el sector visiblemente más afectado por las restricciones, no va a ver cumplido su deseo de ver ampliados sus horarios de apertura desde este mismo fin de semana. Bares, restaurantes y demás establecimientos deberán seguir teniendo que cerrar la persiana a las 22.00 horas, tal como vienen haciendo desde que el pasado día 9 decayó el estado de alarma. Tampoco variarán los aforos en terrazas (100%) e interiores (50%), y en las mesas seguirán sentándose como máximo cuatro personas, salvo que sean convivientes.
El espejo de otras autonomías
«Esperamos -explicó Zupiria- que para primeros de la semana que viene las tendencias sean más claras, se pueda ver el panorama con más certidumbre, y ese sería el momento en que se celebraría la reunión del LABI». A ella se encomiendan los hosteleros vascos para poder ver plasmado su deseo de equiparar o al menos acercar las restricciones con las que deben trabajar a las que rigen la actividad en las comunidades autónomas de alrededor. Básicamente, la principal reivindicación es el horario de cierre al público, que desde el día 9 está fijado a las 22.00 horas, cuando en todas las regiones limítrofes -Navarra, La Rioja, Castilla y León y Cantabria- al menos las terrazas pueden permanecer abiertas hasta la una de la madrugada, con distintos matices en interiores. La aspiración de los hosteleros vascos es la de abrir al menos hasta la medianoche o incluso la una.
Asumen que la situación epidemiológica en Euskadi es peor que en los territorios vecinos, pero también entienden que llevan más de un año con cierres y limitaciones, y bajar la persiana a las diez de la noche compromete la posibilidad de ofrecer un servicio de cenas. Además, según recuerdan fuentes del sector, «los principales focos de contagios son los domicilios particulares y los colegios», tal como recogió el Ministerio de Sanidad en su último informe sobre la pandemia.
La Asociación de Hostelería de Álava-Aenkomer, incluso, fue más allá ayer en su reivindicación, al solicitar al Gobierno Vasco la apertura «inmediata» de todos los establecimientos hosteleros en el horario «normal», es decir, aquel que tenga autorizado según su licencia. Aenkomer señaló que el horario 'libre' «ya se está llevando a cabo en otras comunidades y la incidencia del coronavirus no se está incrementando». La última en adoptar esta medida ha sido Cantabria, la semana pasada, después de que así lo decretara su Tribunal Superior de Justicia. Sin embargo, los bares cántabros, como los del resto del Estado, no pueden sobrepasar en ningún caso la una de la madrugada, que es la hora límite que estableció el Ministerio de Sanidad para el sector.
«En una crisis sanitaria nos movemos por los indicadores de salud; no se puede negociar»
Gotzone Sagardui | Consejera Salud
Los hosteleros alaveses señalaron que la ampliación de cierre en una o dos horas, «tal como se está negociando entre el Gobierno Vasco y alguna asociación de hostelería diferente a la de Aenkomer, no va a servir para que el sector se recupere y salga adelante». En este sentido, Zupiria aseguró que a él «no le consta que nadie del Gobierno «esté negociando con los hosteleros».
Tampoco se mostró partidaria de flexibilizar ninguna medida Gotzone Sagardui, quien apuntó que «estamos hablando de una crisis sanitaria y nosotros nos movemos por los indicadores de la situación de salud que tenemos, no se trata de establecer negociaciones». De hecho, la consejera de Salud aún no ha accedido a la reunión que las asociaciones hosteleros le solicitaron hace dos semanas.
Sagardui valoró positivamente que la incidencia acumulada de contagios en Euskadi haya pasado de una tasa «muy alta, con unos 540 casos por 100.000 habitantes hace solo un mes, a 219 a día de hoy». Sin embargo, aún está por encima del objetivo de Lakua para bajar de los 60 casos.
Toda posible relajación de las restricciones en vigor vendrá de la mano de una mejoría de los datos en los próximos días.
David Vértiz | Bar Real Unión | Irun
«Echo en falta una hoja de ruta como en Francia; aquí todo son dudas»
David Vértiz lleva «unos 20 años» al frente del bar Real Unión. Antes, durante unos 35 años, lo regentó su padre, también David. «Yo estudié cocina, pero él se jubilaba y me planteó relevarle», explica. Su larga trayectoria le ha concedido cierta tranquilidad para lidiar con la pandemia. No es poco. «Lo peor es la incertidumbre con la que trabajamos. Entiendo que no era fácil gestionar una pandemia, pero ahora que va avanzando la vacunación, echo en falta una hoja de ruta como tienen en Francia. Ellos abrieron el miércoles pasado con terrazas al 50% hasta las 21.00 horas. El 9 de junio pasarán interiores al 50% y terrazas al 100% hasta las 23.00. Y desde el 30 de junio, libertad total. Aquí, en cambio, todo son dudas», lamenta.
Le pesa «no poder dar una respuesta a los tres trabajadores en ERTE. Les animo, lo entienden y esperan, pero... Para el verano solía coger algún refuerzo», pero no ha movido ficha ante «tanta incertidumbre».
Actualmente seis personas trabajan en el Real Unión, que posee una amplia terraza con la que «nos estamos defendiendo». Ofrecen pintxos, raciones, bocatas... «un picoteo informal, aunque no las cañas de la noche. Peor lo tienen los restaurantes: si deben estar desalojados a las 22.00, ¿quién va a las 19.30 a cenar? Hay situaciones muy duras».
Ane Puy | Bar restaurante Kapadokia | Donostia
«Tengo 32,5% de aforo y dos mesas en terraza; la Parte Vieja es así»
La víspera de que se decretara el primer estado de alarma, Borja Olano, Carlos Artaza, Iñigo Ibáñez y Ane Puy firmaron un crédito bancario para comenzar las obras del nuevo Kapadokia, que abrieron en julio en la Parte Vieja donostiarra. «Sabíamos que nos metíamos en la boca del lobo», señala ella. Los cuatro jóvenes son socios y trabajan en el bar, lo que «nos ha salvado para aguantar. Los cuatro cobramos una miseria, pero es nuestro sueño y tenemos claro lo que queremos. Por suerte, tenemos un empleado muy comprometido y la clientela nos ha recibido muy bien. A base de ingeniería económica, vemos la luz».
Ane suspira cuando le hablan de aforos. «Dicen que 50% en el interior, pero el local es pequeñito y con la distancia entre mesas nos queda un aforo de 32,5%». Fuera solo tienen espacio para dos mesas, pero «en lo Viejo las calles son estrechas y solo podemos poner tres sillas por mesa». Por las tardes «el bar de enfrente, el Néstor, no abre y nos apañamos para utilizar su terraza», explica. «No hay otra que adaptarnos a la situación». Así, «cerrar a las 22.00 horas dificulta servir cenas, pero las damos de 19.30 a 21.30 de martes a viernes». Los sábados, al tener licencia de grupo 2, «podemos servir copas y tras la comida estiramos el copeo hasta el cierre. Pero es clave poder abrir más tiempo».
Martin Zabala | Zabala Sagardotegia | Aduna
«Tras el Covid abrimos fuera de temporada; sin cenas no se puede»
Martin Zabala nació entre kupelas, ya que el caserío familiar en Aduna ha experimentado el ciclo completo de las sidrerías. En su origen, poseer un lagar permitía prensar la manzana de los vecinos de la zona y degustar la sidra obtenida. Hasta la irrupción de la pandemia, explotaba el negocio en la temporada de sidrería porque «luego hay mucho trabajo» con los manzanos, las kupelas... «Como en 2020 no la pudimos trabajar, abrimos en verano». La experiencia «fue bien», pero según los guipuzcoanos se fueron yendo de vacaciones, la clientela se resintió. «Los turistas se quedan en la costa y les cuesta llegar al interior», explica. Este año está siendo peor. «El primer trimestre facturamos un cuarto respecto a 2020» debido a los cierres del sector y los límites perimetrales. «En Aduna somos 500 y si no puede venir gente...», apunta. Están abriendo de miércoles a sábado, que es cuando más trabajan. «Cerrar a las 10 de la noche no deja margen para cenas. Si al menos pudiéramos hasta las 11... O montar mesas de seis personas. Si son de cuatro, con las distancias se reduce el aforo», aunque el porche les concede un atractivo.
Martin agradece que «la sidrería es familiar. Estamos la mujer, el hermano, la cuñada... Los hijos echan una mano... Eso ayuda», pero «hay momentos que la incertidumbre pesa mucho».
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