Una mujer se realiza una mamografía en un centro sanitario vasco. Irekia

El 8% de los cánceres de mama detectados en Euskadi en los cribados atañen a mujeres de menos de 50 años

La incidencia de la enfermedad así como «el balance riesgo-beneficio» son factores que se han valorado para rebalar la edad de la primera mamografía a los 48 años

Lunes, 29 de septiembre 2025, 00:12

El cáncer de mama presenta, en muchos casos, pocos síntomas. Es el tumor más frecuente en las mujeres, pero también uno de los que mejor ... pronóstico presenta si se detecta a tiempo. De hecho, el diagnóstico precoz eleva la tasa de curación al «90-95%». Los cribados que realiza Osakidetza cada dos años a la población resultan una herramienta esencial para mejorar los pronósticos y rebajar la mortalidad. En 2024, se detectaron 751 cánceres de mama, la mayoría en estadios muy precoces y buen pronóstico, en mujeres de entre 50 y 69 años, y en aquellas entre 40 y 49 años con antecedentes familiares de primer grado. También se ha visto en estas pruebas preventivas que por debajo de 50 años, estaban apareciendo tumores en personas que no tenían antecedentes.

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Esta circunstancia ha llevado a Euskadi a tomar la decisión de rebajar a 48 años la edad del primer cribado de mama en mujeres sin antecedentes. Con todos estos datos sobre la mesa, la pregunta surge de forma natural. ¿Por qué no se rebaja aún más la edad? ¿A qué edad sería recomendable realizar la primera mamografía?

Según explica la subdirectora de Coordinación Atención de Hospitalaria de Osakidetza, Marga Logroño, «hay unos criterios que nos ayudan a definir esa edad de inicio en los programas de cribado, como son los factores epidemiológicos y clínicos, si bien la determinación concreta de estas edades es un proceso dinámico que se va a actualizar conforme va evolucionando la evidencia científica, ya que indudablemente las enfermedades cambian. Hay un aumento/disminución del número de casos, mortalidad, salen nuevas tecnologías... Entonces, para decidir por qué se inicia a esa edad nos centramos en varios factores: se busca un punto en el que la incidencia de la enfermedad comienza a aumentar. Al mismo tiempo, es crucial saber cuál es la historia natural de la enfermedad, esto es, entender cuánto tiempo toma desde sus momentos iniciales hasta que la paciente tiene manifestaciones clínicas. Esto nos permite establecer una ventana temporal óptima donde la detección temprana puede ser más efectiva. También se debe tener en cuenta la esperanza de vida de la población para decidir en qué edad finalizar el cribado».

751 cánceres de mama

se detectaron en 2024, la mayoría entre mujeres de 50 a 69 años

90-95% es el porcentaje

de supervivencia cuando el cáncer se detecta en estadios iniciales

Actualmente, la franja de edad de los 50 a 69 años es la que aglutina el mayor número de cánceres detectados a través del programa de cribado poblacional. Según los datos recogidos en 2024, de los 751 tumores que se localizaron –la cifra más alta registrada hasta la fecha en el histórico del programa– el 84% (634) correspondían a esta franja de edad. En mujeres de 40 a 49 años se detectaron 59 cánceres y en la franja de edad de 70 a 74 años fueron 28. De todas las mujeres encuestadas, un 31% tenía antecedentes familiares (de cualquier grado) y un 4,4% tenía antecedentes de primer grado. La tasa de detección se situó «alrededor del 7,5%».

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Más allá de reconocer que este tipo de cribados tiene su «impacto» a nivel de recursos económicos y humanos, la efectividad de ese tratamiento temprano es otro de los aspectos que se tienen en cuenta a la hora de establecer una edad de inicio porque, tal y como precisa Logroño, «si no hay beneficio terapéutico del diagnóstico temprano, el cribado carece de justificación». En este sentido habla del balance riesgo-beneficio, esto es, «se evalúa cuidadosamente cuándo los beneficios del cribado van a superar los riesgos potenciales». Se refiere a los falsos positivos (de las 1.413 biopsias realizadas, el 46,9% fueron benignas), la ansiedad que supone para las mujeres, la realización de procedimientos invasivos innecesarios y el sobrediagnóstico. «En edades muy tempranas, los riesgos también pueden superar los beneficios y eso es un problema. Y realizar una mamografía a partir de los 30, por ejemplo, no está demostrado que reporte beneficios. Lo que está claro en este caso es que cuanto más cribemos, no es mejor», insiste.

Antecedentes

A su juicio, «lo importante» es captar a las personas de alto riesgo, algo que ya se viene realizando con los cribados dirigidos a mujeres de 40 años que cuentan con antecedentes familiares de cáncer de mama de primer grado (madre, padre, hija, hijo, hermana, hermano). Estas pacientes reciben una carta informativa y el acceso prioritario al programa de detección precoz de cáncer con citas regulares y controladas. «En este programa se envían 13.300 cartas al año –4.200 guipuzcoanas–. Gracias a esta estrategia ya se permite detectar casos en población más joven, lo cual va a aumentar la supervivencia, disminuir aquellos diagnósticos más tardíos que son los problemáticos, reducir los tratamientos agresivos y la mortalidad».

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Resulta llamativo que los programas de detección en este tipo de tumores no cuentan con un criterio estatal homogéneo y las diferencias entre comunidades y países son evidentes. Cataluña, por ejemplo, avanzará la edad de las mamografías a los 45 años u las alargará hasta los 74, al igual que en Murcia y en Navarra el primer cribado se dirige a mujeres entre 45 y 69 años. En países como Estados Unidos, se recomienda el cribado a partir de los 40 años.

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La subdirectora de Coordinación de Atención Hospitalaria explica a este respecto que «estamos en coordinación con proyectos europeos para ajustar la edad y criterios del cribado. Mantenemos, desde 2024, una colaboración muy estrecha con la Joint Action European Cancer Screening, que evalúa el cribado por riesgo, por edad y por antecedentes. Se están conformando las bases y esto habrá que ir ajustando al programa, a la evidencia científica que tengamos».

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De momento, en Euskadi serán las mujeres de 48 años quienes podrán comenzar a realizarse las mamografías preventivas, rebajando así dos años la edad de inicio, si bien, según considera esta experta, «no creo que la incidencia vaya a aumentar. Habrá que ver los números pero prevemos que la tasa de detección sea similar».

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