«Sus propios límites le han permitido volar con su mente»

Pedro Miguel Etxenike, presidente del Donostia International Physics Center ·

javier guillenea

Jueves, 15 de marzo 2018, 06:33

El recién graduado Pedro Miguel Etxenike coincidió en 1973 con Stephen Hawking en la Universidad de Cambridge. Para entonces el físico inglés ya era un joven científico de renombre que afrontaba desde su silla de ruedas los primeros años de su larga enfermedad. Etxenike lo recuerda como a un hombre al que «tenían que dar de comer» pero que «luchaba por vivir para seguir aprendiendo».

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- ¿Ha muerto un genio de la ciencia o un icono popular?

- Las dos cosas. Es un gran científico y un icono popular. Él es un icono porque ha logrado en ciencia cosas muy grandes que otros también han logrado pero con unas condiciones físicas mucho mejores. De hecho, durante muchos años su salud le impidió hacer cálculos largos y tediosos y le permitió concentrarse en las ideas, algunas de las cuales, como la radiación de Hawking, probablemente sea cierta.

- ¿Es un ejemplo?

- Es un ejemplo de la lucha por vivir, de que la vida merece la pena ser vivida en cualquier condición. A mí eso siempre me ha impresionado. Hawking no temía a la muerte, quería seguir viviendo porque tenía muchas cosas por saber y a las que quería contribuir.

- ¿Usted lo conoció?

- Conocí a Hawking en 1973 en el centro de graduados de la Universidad de Cambridge, que era un sitio donde íbamos a comer y la comida era buena y barata. Él trabajaba en el departamento de matemáticas aplicada de la universidad e iba allí con sus estudiantes de doctorado. Entonces ya le daban de comer porque se le caía la comida. Decían que su esperanza de vida era de uno a dos años.

- ¿Iba en silla de ruedas?

- Sí. Podía hablar y comer con dificultad. El tendría unos 30 años, yo le veía muy joven pero ya estaba deteriorado.

- ¿Ya era conocido?

- Era famoso pero todavía no era lo que luego fue, el Lucasian Professor of Mathematics, que es la cátedra de física matemática más importante de la Universidad de Cambridge, la que tuvo Newton.

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- ¿Lo veía como una especie de dios?

- Había muchos dioses en aquel momento, pero este era ya uno de los grandes y muy famoso por su condición.

- ¿Por ir en silla de ruedas

- Hawking es también alguien que simboliza la defensa de la racionalidad. Por ejemplo, él tenía una gran preocupación por las consecuencias de la inteligencia artificial, incluso ha llegado a decir que si creamos un robot superior a nosotros en inteligencia será el último que hagamos.

- Muchas de sus declaraciones han sido polémicas.

- Me imagino que como técnica de marketing siempre decía dos o tres frases sobre Dios que aumentaban las ventas.

- Dijo que Dios no existe. Si resulta que estaba equivocado ese Dios le estará echando ahora la bronca.

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- No creo que Hawking creyese en un dios que echa broncas. Probablemente él creía que el orden está en las leyes de la física. Primero dijo que Dios es necesario, pero luego cambió. Creo que no era religioso en el sentido habitual de la palabra. Él creía que el universo está gobernado por las leyes de la ciencia, siempre decía con ironía que igual fueron creadas por Dios, pero desde luego Dios no puede intervenir para violar las leyes, eso también lo dijo.

- Pese a sus limitaciones, Hawking ha sido uno de los seres humanos que ha viajado más lejos. Ha llegado a visitar los agujeros negros.

- Es de los que ha viajado más lejos, de los que ha visto más. Sus propios límites físicos le han permitido volar con su mente. Es una persona que es todo mente.

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- ¿Qué destaca usted de sus aportaciones?

- Los teoremas de singularidad, la radiación de Hawking o sus estudios sobre los agujeros negros. Con el último premio Nobel de Física, Kip Thorne, que es uno de los que más ha colaborado con él, hizo alguna apuesta sobre si existían o no los agujeros negros.

- ¿Qué apostaron?

- Una suscripción a la revista Penthouse, lo que molestó muchísimo a la mujer de Thorne. Hawking tenía un sentido picante del humor.

- ¿Intentaron traerle alguna vez a San Sebastián?

- Lo pensamos para Passion for Knowledge, pero era imposible; requería un mes de estancia porque necesitaba aclimatarse y el tiempo que hace en San Sebastián no era para él.

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- ¿No se corre el riesgo de que uno de los mayores legados de Hawking sea una colección de frases en camisetas?

- Puestos a ello, tampoco sería malo. Frases espléndidas de Einstein están en camiseta y no pierden su grandeza.

- ¿Está sorprendido por la repercusión que ha tenido la muerte de Hawking?

- Sí lo estoy, cuando he llegado al despacho tenía muchísimas llamadas. Hawking es el símbolo de la racionalidad y de hasta dónde puede llegar una persona con su deseo por seguir viviendo y seguir haciendo contribuciones. Para mí es un símbolo de que mientras se mantenga la dignidad, la vida merece la pena vivirse incluso en circunstancias que a algunos le puede parecer que no merece la pena.

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- ¿Le quedó mucho por descubrir?

- Todo. La ciencia avanza contestando a preguntas y creando nuevas preguntas en cada respuesta. Hay una ley que dice que el mayor avance del conocimiento es aumentar la ignorancia y Hawking, que sabía mucho, era muy consciente de lo que nos quedaba por saber. Él decía que quería seguir viviendo para seguir aprendiendo.

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