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Un grupo de jóvenes se dispone a subir a uno de los muchos autobuses que salieron ayer por la tarde a Pamplona. FOTOS FÉLIZ MORQUECHO

«No nos preocupa dónde dormir»

Estación de autobuses ·

Cuadrillas de jóvenes donostiarras y de otros lugares parten a los sanfermines para disfrutar de la noche del viernes en el único fin de semana de estos nueve días de fiesta

Sábado, 12 de julio 2025, 00:24

La estación de autobuses de San Sebastián se tiñó ayer de rojo y blanco. Grupos de jóvenes cargados con muchas ganas de fiesta aguardaban su ... turno para partir rumbo a Pamplona, donde los sanfermines viven su apogeo. Las fiestas, de fama mundial, siguen siendo un punto de encuentro para cuadrillas dispersas por estudios, trabajo o el tiempo.

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Para muchos, esta escapada se ha convertido en una tradición o en una excusa perfecta para volver a verse. Es el caso de Manolo, de Zarautz que esperaba junto a su cuadrilla. Se conocieron en Roma de Erasmus, y desde entonces mantienen viva la amistad a pesar de que viven repartidos por distintos puntos de España. «Ya nos tocaba juntarnos hace unos meses, y qué mejor ocasión que en San Fermín», contaba Manolo, el único del grupo que ya había estado en Pamplona antes. El resto, novatos, confiaban en su experiencia para no perderse nada.

Pero no todo el mundo tiene un guía. Hay quien se lanza sin saber muy bien lo que va a encontrar, como Ioritz, un joven de Azpeitia que se aventuraba con sus tres amigos de toda la vida. «Vamos a ver qué pasa, estamos abiertos a todo: charangas, conciertos, lo que surja», decía.

Más organizados iban Aitzol y su cuadrilla, amigos desde pequeños. Este era su primer San Fermín juntos, y su intención era celebrarlo por todo lo alto, empezando con un concierto de Kaparrak, que acabó suspendido por la lluvia. Aun así, tenían claro que la noche seguiría en las calles, a golpe de improvisación.

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La plaza de toros también aparecía en los planes de algunos. Laura, Unai, Miguel, Manuel y Antón, que se conocieron en un máster en Madrid, salieron desde Donostia con la idea de pasar la noche en vela y ver los toros al amanecer.

Al igual que ellos, la mayoría de cuadrillas tenía en común la falta de lugar para pasar la noche. Sin dónde dormir, pretendían estar en las calles y volver a casa durante la mañana de hoy. Así lo iban a hacer Izaro, Sidney, Claudia y Ana, que a las 8.00 horas tenían el autobús de vuelta. «Vamos a beber, bailar con las charangas y disfrutar el ambiente de las calles», aseguraban.

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Entre los más atrevidos, había quienes no se conformaban con mirar: querían correr el encierro. Mikel, también de Azpeitia, llevaba toda la semana en Pamplona. «He estado más de encierro que de juerga, pero ahora con estos disfrutaré a tope los últimos días», decía señalando a sus tres amigos, fieles compañeros de San Fermín desde hace tres años.

Pocos mayores de treinta vestían de blanco en la estación. La noche del fin de semana sigue siendo territorio joven, con un ambiente que muchos consideran único. Ayer, eso sí, ya se notaba: el viaje comenzaba con risas y ganas de fiesta. Fuera cual fuera el plan, lo importante era compartirlo.

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