Pies

PLAZA DE GIPUZKOA ·

Guille Viglione

San Sebastián

Domingo, 4 de septiembre 2022, 07:55

Hoy me he dado de bruces con septiembre. Hasta esta mañana aún jugábamos al escondite pero, sigiloso, me ha encontrado en el instante en que he abierto el cajón de los calcetines. El verano comienza el día que libero mis pies de cordones y otras ataduras, y acaba la mañana en que vuelvo a encerrarlos en unos zapatos.

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Arena húmeda entre los dedos. Salitre seco estampado en los tobillos. Hierba empapada de rocío. Una chispa incandescente que salta de las brasas y aterriza en mi empeine. Encuentro la felicidad, o algo que se parece, cuando planto mis pies desnudos sobre la tierra desnuda y robo su energía.

Paseo descalzo por la orilla de una playa desierta. Observo la estela de pasos que dejo y pienso que todo aquel que se ha obsesionado con dejar huella –en la luna, el campo de batalla o sobre el cemento fresco– lo ha hecho calzado. Sonrío. En unas horas la marea habrá barrido el rastro efímero de mi presencia y restaurará el arenal virgen para que otro explorador abra su propio camino.

No me gustan los pies fríos. Por ellos escalan las gripes y anuncia su llegada la Parca. Cuentan que Buster Keaton, pasó sus últimas horas postrado en la cama, rodeado de familiares. De pronto, Keaton exhaló un suspiro y quedo inmóvil. Uno de los presentes exclamó. «Tocadle los pies, dicen que la gente, cuando va a morir, siempre tiene los pies fríos». El cómico, que aún vivía, nos dejó un último testimonio de su genialidad. Con un hilo de voz, exclamó, «Juana de Arco, no».

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