«¿Pasaporte Covid? Quien no se vacune tendrá que acarrear con las consecuencias»

– El Ararteko acaba de instar a las instituciones a garantizar la atención presencial. ¿Ha existido un abuso de lo telemático por parte de la administración pública durante la pandemia?

– Hemos constatado un aumento de las quejas vinculadas con esa cuestión. Las dificultades que han experimentado grupos de ciudadanos para relacionarse con la administración han llegado al Ararteko por diversas vías. Hicimos una recomendación general pidiendo que se reforzara la atención presencial y se asegurara que los métodos alternativos funcionaban correctamente tras detectar problemas de atención telefónica.

– ¿Esta comunicación online ha restado derechos a los ciudadanos?

– En la medida en la que no tenían opción, sí. Hay personas que no tienen facilidad en el manejo de los programas, que muchas veces son de gran complejidad. A un mayor o un migrante, por ejemplo, no se le puede obligar a que haga trámites telemáticamente. Hay quien no tiene ordenador. Ha faltado y falta una asistencia para estas personas, que además muchas veces pertenecen al colectivo que más necesita realizar estos trámites porque son quienes demandan las prestaciones.

– Ahora que la pandemia está en retroceso, muchos servicios permiten coger cita previa para una atención presencial. ¿Es suficiente?

– Nosotros hacemos una llamada de atención. Habrá representantes de la administración que han recibido nuestras críticas con elegancia y se dan cuenta que esto no puede ser. Hay que mejorar muchas cosas. Las citas presenciales y la falta de respuesta a las llamadas telefónicas han sido un problema. Esta es una de las lecciones que hay que aprender. Si queremos tener una administración moderna y respetuosa con los derechos de cada uno hay que abordar este tema.

– ¿Qué valoración hace de la gestión de la pandemia por parte del Gobierno Vasco?

– Todavía es difícil hacer una valoración general. El Gobierno Vasco ha hecho lo que ha creído útil y necesario en cada momento. Se ha podido equivocar porque era una situación inesperada. Se han cometido errores. No podemos decir que ha sido una actuación impecable, pero se han aplicado todo lo que han podido y se han resuelto algunos problemas con eficacia.

– ¿Como Ararteko, cómo asiste al cruce entre el Ejecutivo de Urkullu y el TSJPV?

– Es sorprendente por dos motivos. Primero, porque las decisiones de justicia que se han tomado en el País Vasco no se corresponden a veces con las que han tomado otras comunidades. Además, parece que lo que está haciendo el poder judicial es inmiscuirse en cuestiones que competen al Ejecutivo, pero no voy a decir más porque el Ararteko tiene vedado entrar en una valoración de las decisiones judiciales.

– ¿En cualquier caso, estas políticas pueden confundir a la gente?

– Por supuesto. Por eso decía que es incomprensible que se atribuya a los tribunales determinadas funciones que parecen más propias del Ejecutivo, además de una legislación incompleta que no estaba prevista para esta situación.

– ¿La limitación de derechos por la pandemia ha llegado para quedarse?

– Hay modos de vida que no existían antes o en los que no nos fijábamos mucho que sí se van a quedar. Por ejemplo, el teletrabajo es un fenómeno que va a permanecer entre nosotros. Habrá que ver cómo se regula todo eso. Estamos en una sociedad de transformación y el propio funcionamiento de la administración y la legislación van a tener que adaptarse a nuevas formas de relación, pero no hablaría tanto de restricciones de derechos, sino de formas de vivir. A medida en que avance la vacunación irán desapareciendo las restricciones.

– ¿Qué piensa cuando escucha que miles de personas se han reunido para una manifestación negacionista?

– Soy un convencido de la ciencia. La ciencia es la que nos ha salvado en este caso. Creía que esas cosas solo pasaban en los Estados Unidos, donde hay gente que sigue pensando que la tierra es cuadrada (ríe). Me ha sorprendido que en pleno siglo XXI en Euskadi haya personas que se expresen y se manifiesten de esa manera. Hay cierto punto de egoísmo. La vacuna no es solo para uno. Es lo que nos permite estar al aire libre sin mascarilla, relacionarnos con los demás... Es mi reacción, no tanto como Ararteko, sino como ciudadano.

– El Supremo acaba de avalar que Galicia exija el pasaporte Covid para acceder a la hostelería. Hay quienes dicen que así se vulneran los derechos de quienes no se han vacunado.

– Una persona no tiene derecho a entrar en cualquier sitio de cualquier manera. Siempre hay condiciones. Para entrar a una sala de fiestas a veces hay códigos de vestimenta, otras cuestiones de edad... Quienes no han querido vacunarse tendrán que acarrear con las consecuencias de su propia decisión. Es una medida que se está aplicando ya en muchos países y desde hace tiempo. Cuando no había vacunas para todos era diferente. En ese caso sí se podía producir una situación de discriminación. Pero ahora que sobran vacunas esa excusa ya no sirve. Quien no está vacunado es porque no quiere.

– La Fiscalía ha archivado la práctica totalidad de las investigaciones abiertas en 2020 en las residencias vascas. ¿Ha terminado ya la investigación en estos centros?

– Es a la Fiscalía a quien le corresponde investigar si ha habido negligencias o irregularidades en estos casos. Ha encontrado que no se daban esas situaciones. Es su decisión y hay que respetarla.

– El Ministerio Público también ha alertado del aumento de acoso a menores en internet últimamente. ¿Los menores de edad sufren ahora una mayor desprotección?

– Parece que ha aumentado el número de casos de acoso, sobre todo vía internet. No sé si tenemos los instrumentos necesarios para corregir ese tipo de comportamientos. A veces me da la impresión de que si el agresor es menor la legislación tiende a protegerle. Hay que saber qué se puede hacer en esos casos. No se puede dejar a unos padres inermes si su hijo está sufriendo siendo víctima de una agresión de este tipo. Las autoridades tienen que intervenir y para ello hay que dotarlas de medios para ello.

– ¿Cómo se les puede proteger?

– Sobre todo es una cuestión de educación y responsabilidad parental. Es un tema preocupante.

– Tras el confinamiento también da la sensación de que hayan crecido las agresiones a personas del colectivo LGTBI. ¿Somos cada vez menos tolerantes?

– Esa es una frase demasiado redonda. No sé si somos más tolerantes o menos. Es posible que se hayan desbocado las lenguas y las actitudes por ambos polos. Es decir, por un lado algunos se sienten sin freno porque se ha banalizado el discurso del odio hacia determinadas personas. Por otro lado, la gente se calla menos. Cuando sufre una agresión de este tipo, la denuncia. Antes quizá se aguantaban por el 'qué dirán'. Existe el delito de odio y si se identifica al autor, este puede acabar en la cárcel. En cualquier caso, es decepcionante que en estos momentos, con una legislación tan avanzada en ese terreno, sigamos con ese tipo de actitudes excluyentes, agresivas y violentas. La tolerancia está en la ley, en la administración, pero parece que no está en el comportamiento de la sociedad.

Hace tiempo que Irun copa los titulares de los medios por el incremento de llegadas de migrantes de paso hacia Europa. La pandemia, los férreos controles y el cierre de fronteras no han hecho más que dificultar estos movimientos, reflejo de un «fenómeno global», según el Ararteko.

- Irun se ha convertido en una frontera difícil de franquear para las personas inmigrantes. ¿Qué reflexión hace el Ararteko sobre lo sucedido estos meses en el Bidasoa?

- Lo que parece es que hace falta reforzar el dispositivo de acogida al menos mientras se mantengan las restricciones anticovid. Es un poco anómalo que no se pueda pasar a Francia porque Irun siempre ha sido frontera. De todos modos, la disposición del Ayuntamiento irundarra de acoger a los migrantes en tránsito me parece encomiable. Con la ayuda del Gobierno Vasco se han hecho cosas muy interesantes.

- ¿Entonces, son suficientes los recursos en funcionamiento en estos momentos?

- En algunos momentos los medios que ponen a disposición las instituciones pueden no ser suficientes, pero eso forma parte de la situación general que estamos viviendo con los movimientos migratorios. Euskadi no puede eludir el hecho de que vivimos en un mundo global.

- ¿A qué se refiere?

- Quizá en Andalucía llevan viviendo esta situación más tiempo, pero lo de Irun es una parte de ese mismo fenómeno. La gente se ahoga al atravesar el Bidasoa, pero también se están ahogando por centenares en el Estrecho para llegar a Canarias. Forma parte de un fenómeno global que se está intentado tratar con la mayor sensibilidad posible por parte del Ayuntamiento de Irun y del Gobierno Vasco. En este caso no veo ninguna actitud restrictiva. Hacen lo que pueden. Quizá no sea suficiente, teniendo en cuenta que Irun es un punto clave de paso que necesitará el apoyo de toda la comunidad vasca.