Miguel Sanz, director general de Turespaña

«Es pronto para aseverar que el cambio climático afectará al flujo turístico a corto plazo»

– Euskadi ha batido este año todos los récords históricos de turismo.

– Así es. La recuperación y el crecimiento postpandemia están siendo rapidísimos y, en ese sentido, Euskadi, y particularmente Gipuzkoa y San Sebastián, han sabido posicionarse y dar a conocer un destino especialmente atractivo que ya es reconocido a nivel mundial por su gastronomía. Hablamos, además, de un turismo de calidad que cada vez seduce más al mercado francés y europeo, pero también al asiático y americano.

– Y no solo en verano, ¿verdad?

– Efectivamente. La gente ya no solo elige el verano o las temporadas altas para visitar el País Vasco, sino que lo hace a lo largo de todo el año.

– ¿Dónde se situaría el techo desde una perspectiva sostenible?

– El techo se fijará en función de cómo responsables de los territorios y empresas quieran modelar ese destino turístico. Este es un tema que trataremos en la convención. Debemos hacer la mejor gestión posible para que el turismo siga produciendo externalidades positivas y elimine o minimice las negativas. Soy un firme defensor de que el número de turistas nos habla de un volumen, pero el desarrollo de la industria depende también de otros factores.

– ¿Por ejemplo?

– El gasto medio diario, el número de pernoctaciones, el gasto total en destino...

– Hay gente en Donostia que teme que pueda morir de éxito por un excesivo número de visitantes. Algo así se ha vivido en Venecia, Florencia o Barcelona. ¿Cuál es su opinión al respecto?

– Debemos ser todos conscientes de que hay que mantener un modelo que sea responsable y sostenible con el medio ambiente, con la comunidad local y con la economía donde se desarrolla la actividad. Donostia es un destino que ha tenido un desarrollo económico muy importante en los últimos años, y ahora lo que tenemos que reflexionar es cómo continuar con ese éxito sin generar ningún tipo de problema.

– Se discute también la conveniencia o no de fijar una tasa turística para conseguir fondos adicionales para el cuidado de la ciudad. ¿Le parece una buena idea?

– Existen distintas herramientas para hacer una gestión más eficaz de cada destino y esa decisión depende de cada territorio. Es evidente que una de ellas es la tasa turística, pero no la única.

– Abriendo más el abanico. Parece que el tradicional turismo de sol y playa, pese a seguir siendo fundamental, está dejando paso a nuevas formas. ¿Se está innovando en este terreno, en redes sociales, un cambio del modelo?

– Sí. Desde Turespaña lo que hacemos es apoyar destinos no tradicionales de sol y playa y lugares claramente urbanos, de naturaleza interior o patrimonio histórico-artístico para permitir que se desarrolle un mejor turismo. La pandemia fue reveladora en ese sentido y nos demostró un cambio de tendencia que ahora tenemos que ver si se consolida o no.

– Hay una preocupación, que quizá beneficie al norte, con el cambio climático y el calentamiento global. ¿Lo considera un peligro real?

– Sin duda, aunque considero que todavía es demasiado pronto para aseverar que el cambio climático pueda tener efectos sobre los flujos turísticos. Es algo que habrá que estudiar, pero desde mi punto de vista los destinos mediterráneos y lugares con climatologías más benignas no creo que se vayan a ver perjudicados a corto plazo.

– ¿Hay diferencias entre el turismo del norte y el del Mediterráneo y el sur?

– Claro. Así como el Mediterráneo y el sur se han especializado en un turismo más internacional que ha convertido a España en el destino favorito del mundo, el norte ha optado por otros valores como la naturaleza, la cultura o la gastronomía. La mejora de los datos en Euskadi mucho tiene que ver por esa puesta en valor de destinos diferenciados de otros que ofrecen sol y playa.

– ¿Quiénes son los grandes competidores para el turismo de Euskadi?

– Euskadi es uno de los destinos más singulares del mundo. Toda la cornisa cantábrica, pese a no ser un territorio especialmente grande, alberga algunos de los destinos más increíbles del planeta. En esos kilómetros entre Hondarribia y Finisterre tienes idiosincrasias e idiomas propios y una riqueza cultural extraordinaria como pocos. Pienso en competidores y no se me ocurren muchos. La guinda aquí la pone la gastronomía. Porque lo único que seguro hacemos todos como turistas es dormir y comer, y Gipuzkoa ha creado una gastronomía casi sin rival a nivel mundial.

– Usted habla con frecuencia del desarrollo sostenible. ¿Cuáles son los campos en los que trabaja actualmente y en el futuro ese tipo de turismo?

– La OMT (Organización Mundial del Turismo) ha aprobado un marco estadístico para facilitar que los países tengan una metodología común para medir el impacto en el medio ambiente, en las sociedades locales y en la sostenibilidad económica de su industria turística. Asimismo, desde el año pasado en Turespaña hacemos encuestas a los turistas para ver su grado de satisfacción porque creemos que, además de fijarse en los precios, van a tener muy en cuenta la sostenibilidad de cada ciudad a todos los niveles.

– Por último, como experto en la materia, ¿cómo imagina el turismo dentro de, por ejemplo, diez años?

– Sé que las ganas de viajar serán las mismas, pero no así las formas. Los avances tecnológicos cambiarán cómo hacemos las reservas, cómo llegamos y nos movemos por los sitios... y creo también que el turismo va a ir hacia un modelo más responsable.