Cierre de filas en defensa del euskera y las demás lenguas minoritarias
La jornada no pudo ser festiva, pero reiteró el compromiso de Seaska y los cargos electos con la ley que las protege
Las ikastolas de Iparralde han vuelto a quedarse sin un Herri Urrats multitudinario que, además de dar un plus de visibilidad al euskera ... y a los centros de Seaska, supone un aporte económico básico para mantenerse y abordar nuevos proyectos.
Los 30 pequeños Herri Urrats organizados por otras tantas ikastolas, y la iniciativa Boga -en la que invitaron a todos a participar para ayudar a Seaska a través de internet-, han sido lo más cerca que se ha podido estar este año de una fiesta que en 2020 confía en volver al lago de Senpere. El acto institucional, sin embargo, no solo se mantuvo, sino que tuvo una intensidad especial, ya que se convirtió en el marco en el que Seaska, cargos electos y representantes institucionales cerraron filas en defensa del euskera y de las restantes lenguas regionales de Francia, así como de la ley que, por primera vez, las reconoce y pone las bases para su protección y promoción. Por lo tanto, predominaron las críticas al recurso presentado -a todas luces a instancias del Gobierno- contra una ley que ha sido aprobada con una amplia mayoría tanto en el Senado como en la Asamblea Nacional.
«Si París no entiende nuestra voluntad y nuestras necesidades, que nos deje gestionar nuestro propio sistema educativo»
Peio Jorajuria | Presidente de Seaska
«Que caigan las máscaras para que veamos dónde están los enemigos de las lenguas, y que nos den razones y argumentos»
Jean-René Etchegaray | Mancomunidad del País Vasco
«Pase lo que pase, el combate tiene que continuar; la inmersión no es una opción, sino una obligación»
Max Brisson | Senador
«Pensábamos que íbamos a poder celebrar la Ley de las Lenguas, pero no ha sido así», lamentó el presidente de Seaska, Peio Jorajuria, que atribuyó los movimientos contra un texto que ha concitado un consenso inusitado a «las inercias jacobinas del estado centralista» y, especialmente, a la aversión manifiesta del Ministerio de Educación al modelo de inmersión lingüística que Seaska aplica desde hace 52 años, al que la ley daría cobertura.
Jorajuria reconoció que «aunque el Consejo Constitucional no tome en consideración el recurso, nos preocupa mucho cómo se aplicará la ley por parte del Ministerio», y propuso que «si París no entiende nuestra voluntad y nuestras necesidades, que nos deje gestionar nuestro propio sistema educativo descentralizado».
Respuestas contundentes
También se expresaron con contundencia los representantes institucionales presentes en el acto, así como electos de distintas tendencias implicados en la aprobación de la ley, como los parlamentarios Vincent Bru y Florence Lasserre, o el senador Max Brisson, cuya labor fue clave para que el Senado aprobara el texto.
Brisson anticipó un largo camino y afirmó que, «pase lo que pase, el combate por la inmersión tiene que continuar, porque no es una opción, sino una obligación para garantizar hablantes competentes». «Los parlamentarios estaremos a vuestro lado», aseguró a los representantes de Seaska, y también les ofrecieron su apoyo Jean-Jacques Lasserre, presidente del Consejo de los Pirineos Atlánticos, y Mathieu Bergé, que intervino en representación de la Región de Nueva Aquitania.
El presidente de la Mancomunidad Única del País Vasco Francés, Jean-René Etchegaray, por su parte, atribuyó el recurso a «fuerzas satánicas» que intuye que pueden estar en la Administración, y apeló a que «caigan las máscaras para que veamos dónde están los enemigos de las lenguas, y que nos den razones y argumentos».
Antton Curutcharry, vicepresidente de la Mancomunidad y presidente de la Oficina Pública de la Lengua Vasca, en la que están presentes todos los niveles institucionales, incluido el Estado, destacó que «nunca hemos visto tanta unidad en torno a la lengua», y adelantó que «seguiremos trabajando y negociando para ver cómo ir avanzando también en otros campos». Koldo Tellitu, presidente de Ikastolen Elkartea, cerró un acto en el que muchos recordaron al sindicalista y 'artesano de la paz' Mixel Berhokoirigoin, recientemente fallecido.
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