Jesusa, al salir de clase, junto a otros compañeros. Lobo Altuna
Educación

Volver a estudiar... más allá de los 60

Aulas de la experiencia. ·

Jesusa Taratiel e Iñaki García, de 72 años y 68 años, son alumnos de la UPV/EHU en el marco de un proyecto académico y social que este año cumple su 25º aniversario

Eneko P. Carrasco

San Sebastián

Lunes, 9 de diciembre 2024, 06:45

Jesusa Taratiel (Zaragoza, 1952) e Iñaki García (Eibar, 1956) se jubilaron en los años 2016 y 2018, respectivamente. Ella trabajaba en la Seguridad Social; él, ... en el ámbito de la industria. Los dos forman parte de los cerca de 1.000 estudiantes que han pasado por las Aulas de la Experiencia de la UPV/EHU, una iniciativa que se estrenó en el curso 1999/2000 para impartir enseñanzas universitarias a personas mayores de 55 años. El proyecto, que este curso cumple sus bodas de plata, ha reverdecido los jardines del conocimiento de estos dos «modélicos» alumnos, según apuntan desde la Universidad Pública Vasca.

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Pero, después de casi cuatro décadas de trayectoria profesional, ¿qué empuja a una persona jubilada a ponerse a estudiar de nuevo? Jesusa esboza una sonrisa y confiesa que antes de reemprender el camino de la formación académica «me cogí unos meses sabáticos. Necesitaba descansar y disfrutar de la vida, sin ningún tipo de compromiso». Después de ese tiempo de tranquilidad, tomó la decisión: quería volver a estudiar. Era el año 2016 y ella ya había oído y leído acerca de esta iniciativa de la UPV. «Me lancé y realicé la inscripción para matricularme. Después, tuve la suerte de que me aceptaron», relata orgullosa.

Las Aulas de la Experiencia cuentan con cuatro años de duración y en ellas se imparten asignaturas de diferentes áreas del conocimiento, como Historia de la Música, Lengua y Literatura, Cultura Vasca o Nutrición y Salud, entre otras. «Tras esos cuatro años, los estudiantes acreditan una titulación universitaria en Ciencias Humanas», apunta por su parte Amaia Irazusta, la directora de este proyecto.

«Tuve dudas sobre si iba a ser capaz de dar la talla en clase junto a los jóvenes... Pero las cosas me están yendo muy bien»

Iñaki García

Estudiante 'sénior'

«Es una gozada ir a estas clases porque aprendemos una barbaridad, disfrutamos de la materia... ¡Y no tenemos exámenes!», admite en tono de broma esta aragonesa afincada en Urnieta desde la década de los 80. Jesusa, titulada en 2021 en Ciencias Humanas, gracias a haber cursado con éxito las Aulas de la Experiencia accedió después al Curso Universitario para Mayores, etapa en la que ha dado el salto a asignaturas de grados oficiales -Antropología, Educación Social, Derecho, Criminología...- y en la que coincide con alumnos «muy jóvenes. Alguno podría ser mi nieto», cuenta. «Este encuentro intergeneracional es muy enriquecedor para todas las partes implicadas en el proceso», sostiene Amaia Irazusta, la máxima responsable del programa.

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«Tuve que vencer el miedo... Bueno, mejor dicho, la vergüenza que me daba compartir aula con compañeros que tenían 40 años menos que yo», reconoce Jesusa. «Vivimos en planos diferentes. Nosotros tenemos más experiencia pero ellos son más rápidos. Aún así, estoy encantada de poder estudiar junto a ellos. Está siendo una experiencia preciosa», relata. Jesusa se ríe cuando piensa en su nieto mayor, de 16 años, cuando le pregunta: «¿Amona, por qué vas a clase otra vez?». Ella le responde que «no es un rollo, si eso es lo que crees. Estoy encantada».

Espíritu crítico

«A mí estudiar siempre me ha gustado», confiesa Iñaki García, que ahora está en el tercer año del Curso Universitario para Mayores. El «problema», apunta este donostiarra natural de Eibar, «es que siento que en mis años trabajando perdí mucho conocimiento de materias que no estaban relacionadas con mi desempeño profesional». El flechazo con las Aulas de la Experiencia fue instantáneo. «Una vez que decidí matricularme y conseguí entrar, tengo el recuerdo de que el primer día sentí que estaba en el lugar indicado», rememora. Sus hijas y su mujer le animaron también a dar este paso.

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Iñaki dejó atrás ese «estrés del trabajo, el alcanzar objetivos, etc» y se sumergió de nuevo en los estudios «para vivir una experiencia maravillosa, tanto por lo que estoy aprendiendo como por la relación con mis compañeros y los profesores, que es fantástica». En estos últimos años se ha adentrado gracias a la UPV en el mundo de la Filosofía, «un tema que me atraía desde hace tiempo». Además de estudiar a los grandes pensadores del pasado y el presente, Iñaki también esta recibiendo clases en este curso de Antropología y Psicología. Con todo, «tuve mis dudas», revela, a la hora de enfrentarse al momento en el que iba a compartir clase con gente tan joven. «Piensas si vas a ser capaz de dar la talla en un entorno como este... Por suerte, todo está yendo bien y me siento muy a gusto con mi papel en el aula».

«Mi nieto me pregunta a ver por qué sigo yendo a clase. Yo le digo que voy encantada, estoy disfrutando»

Jesusa Taratiel

Estudiante 'sénior'

Una semana normal de clase para un estudiante 'sénior' de este programa de la UPV/EHU podría ser algo parecido a lo que relata Iñaki a continuación: «Este cuatrimestre, por ejemplo, tenemos cuatro días de clase. Lunes, martes, miércoles y viernes». Cada asignatura que eligen tiene cuatro horas de clase por semana. Depende de las materias seleccionadas varía el número de horas en clase.

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En estos siete cursos en la universidad Iñaki ha tenido tiempo de aprender muchas cosas. Por ejemplo, se felicita de haber «descubierto el mundo del arte contemporáneo. Ahora voy por la calle y sé reconocer ciertos edificios por su estilo arquitectónico... Antes era un cero a la izquierda en estos temas», admite entre risas. La asignatura de Filosofía le ayuda a «pensar más y mejor. A desarrollar mi espíritu crítico». Iñaki, al igual que Jesusa, lanza un mensaje a todos aquellos que estén en duda sobre acudir a las Aulas de la Experiencia. «Merece mucho la pena».

«Es una manera de devolver todo lo que han dado a la sociedad»

Amaia Irazusta, la directora de las Aulas de la Experiencia de la UPV, considera que este proyecto es «una iniciativa académica y social que, de un modo u otro, sirve para devolver en parte todo lo que estas personas han aportado a la sociedad en las últimas décadas». Dos tercios de los estudiantes son mujeres, y sobre este colectivo Irazusta desea hacer una reflexión, para apuntar que «esta formación les ayuda a empoderarse como mujeres. En estos 25 años ha habido estudiantes que no habían tenido la opción de formarse antes, porque se ocupaban de la casa, de la familia, de sus padres... Esto, darles la oportunidad de disfrutar del aprendizaje, es algo que me llena de satisfacción». Los próximos 25 años de este proyecto académico se presentan «como un gran reto».

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