Jorge Flores | Director de Pantallas Amigas

«Los padres deben supervisar el móvil, no espiarlo»

– ¿Qué está pasando para que ocurra un fenómeno de este tipo?

– Es difícil dar una explicación exacta porque se trata de un fenómeno que se ha destapado recientemente. Saber qué pretenden las personas que introducen a menores en este tipo de grupos es complicado, si bien la combinación de pornografía con proclamas franquistas resulta cuanto menos extraña de entender. Una hipótesis que se baraja es que utilizan el material pornográfico como cebo para despertar la curiosidad o entusiasmo de los pequeños y así llegar a su finalidad, que es generar interés con el contenido ideológico.

– Parece que el acceso de niños y adolescentes a la pornografía se está extendiendo con el uso global de los móviles. ¿Cómo debemos combatir esto?

– De entrada, mientras la sociedad reacciona y las instituciones y empresas toman cartas en el asunto, creo que las familias tienen que dar un paso adelante educando sexualmente a los hijos. Con esto lo que conseguimos es enseñarles la diferencia de lo que es sexo saludable frente al porno nocivo. Al fin y al cabo, cuando le facilitamos un móvil a un niño de 11-12 años le estamos dando la autonomía de poder consumir cualquier cosa, así que lo ideal es despertar esa aproximación crítica de lo que el porno nos muestra y pretende enseñarnos.

– ¿Nos estamos pasando con un exceso de digitalización? Hay movimientos desde Silicon Valley hasta Estados Unidos o Suecia que están replanteando el abuso juvenil de la tecnología.

– Sí. Usamos las nuevas tecnologías porque son atractivas, cómodas y ofrecen ventajas, por lo que hasta ahora hemos sido llevados por la inercia y la novedad. Sin embargo, debemos valorar si ese es el mejor de los caminos o si, por el contrario, hay otros más equilibrados. No debemos olvidar que muchas veces se hace un mal uso o un uso poco productivo tanto del móvil como de otros dispositivos que, a la larga, pueden traernos más desventajas que oportunidades. Se trata de poner en una balanza lo que ganamos y lo que perdemos.

– Esta misma semana escribía usted sobre un movimiento emergente en grupos de WhatsApp y Telegram conocido como 'Adolescencia Libre de Móvil' que está desafiando la norma y cuestionando el impacto de la tecnología en la vida de jóvenes. ¿Es una buena iniciativa?

– Los que trabajamos en esto siempre hemos echado en falta la predominante falta de implicación de las familias. A día de hoy que un chaval de 16 años no tenga móvil me parece irrealizable y poco positivo, porque hay que garantizar no solo la protección sino también el desarrollo de nuestros hijos. Esa limitación creo que sería hacerles renunciar a muchas oportunidades.

– Entonces, ¿cuál es la solución?

– Desde mi punto de vista, cuándo dar un móvil a un niño no depende tanto de su edad como de las capacidades y comportamientos del mismo. Con un poco de interés y conocimiento por nuestra parte se pude controlar esta situación. En Pantallas Amigas somos más partidarios de empezar antes de manera progresiva acompañando y controlando a nuestros hijos. Los padres debemos tener claro lo que significa y supone que tengan un móvil y debemos emplear tiempo en que hagan un uso adecuado de él.

– ¿Cómo pueden meterte en un chat o foro sin tu consentimiento?

– Muy fácil, basta con que tengan tu número de teléfono y con que en la plataforma o software en el que te están incluyendo no hayas desactivado previamente la opción que autoriza a hacerlo sin tu consentimiento.

– ¿Qué aconsejaría a madres y padres sobre este tema? En primer lugar, a las familias afectadas por estos foros, pero también para las familias con menores en general.

– Lo primero salir del grupo y bloquear a la persona que les ha agregado, no difundir las imágenes ni mensajes recibidos ya que podrían constituir un delito y no borrar el contenido, que podría servir de prueba. Y a partir de ahí estar pendientes y no dramatizar ni culparles. Se trata de ganar confianza y complicidad con ellos, no de que se atrincheren. Si hay una situación como esta donde nuestro hijo ha podido ser inducido y, en todo caso, dañado, hay que compartir el aprendizaje. Mostrarnos de su lado y no ponernos en contra por haberles permitido tener un móvil. Si les culpabilizamos es probable que luego no nos pidan ayuda ni nos cuenten lo que les ocurre, que es nuestro principal objetivo.

– ¿Qué señales nos pueden alertar de la existencia de un problema de este tipo?

– Es complicado averiguarlo. Pero por eso es importante que nos perciban como aliados, como personas en las que pueden en un momento determinado apoyarse. Cuanto más conozcamos y comprendamos cómo viven en las redes nuestros hijos, más fácil será identificar síntomas o interpretar señales.

– ¿Deben las familias controlar el móvil de sus hijos?

– Supervisar sí, espiar no. Si tenemos que llegar al punto de espiarles igual lo que debemos valorar es si hemos acertado o no a la hora de comprarles un móvil. No hay que olvidar que, aunque sean menores de edad, tienen derecho a su privacidad. Evidentemente, si hay un problema grave y no sabemos qué ocurre podemos espiarles, pero no de primeras.