Jenaro Guisasola, investigador en enseñanza de Física
«Lo que garantiza una buena enseñanza no es el dinero sino cómo se invierte»Ha publicado en 'Nature Physics' un artículo en el que dice que los métodos basados en transmitir conceptos «son insuficientes»
El investigador invitado en el Instituto de Máquina Herramienta de Elgoibar y experto en didáctica de las ciencias, Jenaro Guisasola, ha publicado, junto con la ... profesora de la Escuela de Ingeniería de Gipuzkoa de la UPV/EHU Kristina Zuza un artículo en la revista 'Nature Physics' en el que analizan cómo estructurar los cursos de Física en los centros educativos para responder a la demanda social de científicos «con capacidad para resolver problemas». «Los físicos se han dado cuenta de que investigar en enseñar Física es importante», afirma.
- ¿Hay más negacionistas que nunca?
- No lo sé. Lo que sí hay en redes sociales es mucha propaganda negacionista. Se ha visto con los que niegan la eficacia de la vacuna del Covid o con los problemas que estamos teniendo con los padres que ya no vacunan a los hijos. Hay gente con webs que defienden que la Tierra es plana. Las redes sociales han traído un gran incremento de divulgación del conocimiento con sus lados oscuros.
- ¿Algo falla en el sistema de enseñanza para que surjan este tipo de pensamientos?
- Es un conjunto de razones. Una de ellas puede ser que la cultura social y empresarial ha cambiado desde mediados del siglo XX hasta ahora. Antes se exigían científicos e ingenieros que supieran replicar bien el conocimiento, no se hablaba apenas de alfabetización científica porque la ciudadanía no tenía tanta necesidad de ello y hoy ya hemos visto que sí que es necesario. Ahora la enseñanza no pide tanto alguien que sepa replicar bien un conocimiento, sino que sepa resolver problemas y retos. En este sentido ha nacido una nueva línea de investigación en ciencias que es la enseñanza de las ciencias para afrontar ese cambio cultural y empresarial. Los físicos se han dado cuenta de que investigar en enseñar Física es importante.
- ¿Qué piensa cuando oye a alguien decir 'es que yo soy de letras'?
- También podemos afirmar que hay quienes dicen 'es que yo soy de ciencias'.
- Pero los de ciencias leen literatura y los de letras no suelen leer libros científicos.
- La enseñanza falla en el reto de alfabetizar científicamente desde edades tempranas o antes de que los estudiantes elijan su camino de ciencias o de letras. Ha sido tradicionalmente propedéutica, es decir, de preparación para los alumnos que van a coger ciencias en el Bachillerato y en la universidad, y no tanto para hacer un alfabetización que proporcione a los estudiantes habilidades basadas en las evidencias para juzgar hechos científicos. El único argumento que tiene alguien no alfabetizado científicamente para ir a favor o en contra de una vacuna es su creencia. Si creo en los científicos, me vacuno, pero si creo en el gurú de la red social no lo hago.
- Eso no es ciencia, es fe.
- Sí, eso es fe. Lo que se debe enseñar son habilidades para tener argumentos, para poder decir que yo creo en una vacuna porque conozco el sistema inmunológico humano a nivel cualitativo, y para eso no hace falta ser un biólogo especializado. El objetivo actual en el siglo XXI es que en la enseñanza obligatoria ese chico entienda el conocimiento de forma que lo pueda utilizar de manera favorable para su salud, para su bienestar y para su toma de decisiones políticas cuanto le pregunten desde la administración.
-En su artículo dice que los métodos tradicionales basados en la transmisión de conceptos son insuficientes para preparar a los estudiantes en el contexto actual. ¿Cuál es ese contexto?
- Es un contexto donde como ciudadano tienes que dar argumentos sobre cuestiones sociocientíficas, y ahí es donde la preparación es débil. Una enseñanza tradicional de enseñar la teoría y luego el profe hace unos cuantos problemas es muy poco eficaz para los objetivos que tiene la sociedad y la empresa.
-¿Qué busca la empresa?
- Busca gente que inmediatamente se incorpore a reconocer problemas, tratarlos y resolverlos, es decir, tomar buenas opciones sobre el conocimiento que tienes. Las empresas se quejan de que los alumnos no tienen habilidades para reconocer problemas, no de que no sepan matemáticas o computación.
- ¿Hay que cambiar los planes de estudios?
-Lo que hay que cambiar es cómo se da el contenido de los planes de estudios, eso es lo fundamental. Y se debe hacer con un acuerdo común entre administración educativa, universidad y profesores. Nosotros estamos investigando para que la educación de los contenidos no simplemente sirva para memorizarlos.
- En el último informe PISA la ciencia y la comprensión lectora han quedado por debajo de la media estatal ¿Alguien sabe lo que pasa?
- A mí me ha extrañado mucho que haya habido pocos comentarios por parte de la Administración educativa o pocos análisis posteriores sobre los resultados obtenidos, porque ya son los segundos en los que se está por debajo de la media estatal y de la media europea. De los datos que he leído hay uno muy favorable y es el nivel de inclusión que tenemos en el País Vasco. El nivel de la población estudiantil en Secundaria es del 90%. Este es un dato excelente que en otras comunidades no se da, igual porque la muestra está mal seleccionada.
- ¿Y los datos negativos?
- Me ha llamado la atención el escaso índice de excelencia que se ve en los datos PISA en el País Vasco. No hay un programa que incentive la excelencia, yo siempre oigo hablar de la equidad, que es atender a cada uno según sus necesidades, y oigo mucho hablar de inclusividad, que me parece perfecto y es de justicia, pero también es necesario promover la excelencia en cualquier campo. Hay estudiantes excelentes y también nos tenemos que ocupar de ellos.
- La tendencia de Euskadi en PISA es a la baja pese a la fuerte inversión que el Gobierno Vasco realiza en educación. ¿El dinero no garantiza una buena enseñanza?
- Lo que garantiza una buena enseñanza es cómo se invierte. La Administración, junto con los protagonistas de la educación, ha hecho un buen papel en el currículum general de la educación Secundaria en Ciencias. Las grandes metas están muy bien dibujadas, pero eso no es suficiente. Le voy a poner una analogía. Todos conocemos que Coca-Cola es la chispa de la vida, pero para hacer la chispa de la vida, hay que conocer la fórmula de Coca-Cola. En la educación, la chispa es la igualdad de género, la inclusión, la equidad, un sueldo adecuado para el personal o unas aulas en condiciones, pero para todo eso necesitas un profesorado que conozca cómo dar los contenidos de ciencia y yo creo que ahí es donde está el problema.
- ¿Cuál es?
- El problema es que hay poca inversión y pocas ideas a la hora de formar al profesorado en enseñar contenidos científicos que sirvan para saber seleccionar y resolver problemas con ese conocimiento. El problema que tiene un profesor de Física no es que no esté de acuerdo en igualdad de género, en inclusión o en equidad, porque la gran mayoría lo está, sino cómo mete esas grandes chispas de la enseñanza cuando explica las leyes de Newton o las reacciones ácido-base. Aquí es donde hace falta inversión.
- ¿Se puede?
- En nuestra investigación lo hemos demostrado. Por ejemplo, si tú utilizas una enseñanza activa donde los estudiantes trabajan por grupos actividades planificadas y guiadas, el profesor puede meter menciones, pequeños matices, sobre cómo era el mundo patriarcal de Newton. Puede ofrecer datos históricos de por qué había más científicos hombres que mujeres. De hecho, cuando se hace algo así el interés de las chicas sube. Esto no es una opinión, hay datos en los que se ve que cuando hay una atención a determinados aspectos, el interés de las mujeres crece.
«Estar años hablándole a la pizarra es muy frustrante»
«La enfermedad de mayor riesgo para el profesorado es la depresión», afirma. - ¿Es frustrante para un profesor no conseguir que sus alumnos se interesen por las ciencias?
- Sí. Hace unos años la Organización Mundial de la Salud sacó un estudio de profesiones y enfermedades de riesgo de esa profesión. En el profesorado es la depresión. Yo he tenido casos cercanos de profesores entrados en la cincuentena con sesgos depresivos muy claros. Siempre he pensado que si uno se pasa muchos años hablándole a la pizarra, que además la pizarra no contesta, al final eso genera un pozo frustrante que, junto con un ambiente muy estructurado, pueden llevar a la depresión.
- ¿Un mal profesor puede echar a perder muchas vocaciones científicas?
- La enseñanza en general hay que relativizarla un poco. Un chico o una chica pasa en la escuela unas horas del día, pero luego la inmensa mayoría del tiempo lo pasa en familia o con sus amigos. La escuela tiene la influencia de esas horas. Los de mi generación nos hemos educado bajo un sesgo ideológico muy claro en la escuela de la dictadura y, sin embargo, luego no hemos salido todos de una tendencia autoritaria. Vamos a darle a la escuela el valor que tiene.
- Cuando un niño no comprende bien un texto literario los padres se llevan las manos a la cabeza, pero no pasa lo mismo si ese niño no entiende cómo funciona la gravedad. ¿Parte del problema lo tenemos en nuestros propios hogares?
- Es un conjunto de factores. Uno es cultural y social, aunque yo creo que por lo menos en el País Vasco sí que hay un poso de interés para entender ciencia. Eso se debe traducir en que los objetivos de la educación obligatoria de las ciencias sean más de formación en divulgación que formación para luego coger una especialidad científica.
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