Euskadi da inicio al curso escolar de la evaluación continua sin recuperaciones

Sin protocolos Covid. La vida escolar vuelve a los colegios sin tener que añadir normativas sanitarias para evitar la propagación del coronavirus, que durante dos cursos han complicado, y mucho, el desarrollo del día a día en los centros. El departamento vasco de Salud mantiene la obligación de portar la mascarilla en el transporte público a los escolares mayores de 6 años, obligatorio por el Real Decreto 286/2022. Con todo se recomienda mantener la ventilación en las aulas, promover la higiene de manos y de vías respiratorias, utilizar la mascarilla si hubiera síntomas compatibles con el Covid o si se diera positivo sin necesidad de aislarse, y seguir las indicaciones sanitarias en materia de vacunación.

Aplicación de la Lomloe. Los cursos impares de los todos los ciclos educativos están obligados a aplicar los cambios de la Lomloe. Esto modificará la forma de enseñanza para 1º, 3º y 5º de Primaria, 1º y 3º de la ESO y 1º de Bachillerato. Los centros siguen sin tener concretado en qué consisten los cambios más allá de los títulos de los mismos.

Decretos curriculares. Los colegios han preparado la materia a impartir en los cursos impares con borradores que les ha remitido el departamento vasco de Educación. Están a la espera de la publicación de los decretos curriculares, los textos que definen qué se debe enseñar en cada asignatura, cuántas horas y cómo se debe evaluar. Tardarán. El retraso se produce por la tardanza del Ministerio de Educación, al que le corresponde el 50% del texto, en publicar la parte normativa. Ahora el departamento de Jokin Bildarratz ultima la otra mitad.

Evaluación continua. La Lomloe estipula que «la evaluación del alumnado será global, continua y formativa, y tendrá en cuenta el grado de desarrollo de las competencias clave y su progreso en el conjunto de los procesos de aprendizaje». Esa apuesta por la evaluación continua modifica la forma de enseñar. Se acabaron los boletines de notas de 0 a 10, salvo Bachillerato que mantiene el método tradicional. Queda pendiente saber cuál será la nomenclatura de evaluación. Esta fórmula ya se aplica en muchos centros, especialmente en Primaria, y se traslada ahora a la ESO que debe cambiar su propia estructura diaria basada en una hora-una asignatura. El objetivo de este cambio es potenciar y valorar el trabajo diario del estudiante y acabar con las semanas exclusivas de exámenes donde el alumno se lo juega todo a una carta. Obliga a un cambio en la forma de enseñar de los propios profesores que deberán tener en cuenta varios aspectos para conformar su evaluación, están pendientes de cursos de formación en esta área.

Evaluación por competencias. La enseñanza pasa de las asignaturas estanco, sin relación entre unas y otras, a estar articulada en ámbitos competenciales. Están por definir cuáles van a ser las combinaciones de las áreas de estudio que, en principio, aunarán materias científico-técnicas o artísticas. En la práctica supondrá que los alumnos deberán trabajar por proyectos en los que se combinen varias disciplinas y en las que no solo se les valorará el conocimiento que tengan de ellas, también cómo han superado las dudas que les han surgido en el proceso de aprendizaje, cuál ha sido su papel en el trabajo de grupo, o cómo cuidan su tarea diaria. Esto obliga a que el profesorado tenga que tener claro en qué puntos debe fijar su atención para evaluar a cada estudiante, aspecto que está pendiente. Además cambia su forma de trabajo con respecto a sus compañeros. Evalúa cada profesor pero también el conjunto de docentes que trabajan con el mismo estudiante.

Sin exámenes de recuperación. Con el planteamiento de evaluación continua los exámenes de recuperación no tienen sentido. Aquellos alumnos que no puedan promocionar tendrán un seguimiento de apoyo por parte de sus profesores para que pueda superar la situación.

Repetición de curso excepcional. La repetición de un curso se plantea como algo excepcional. Tan solo se podrá repetir en una ocasión en cada etapa por lo que la toma de decisión en este sentido por parte del claustro de profesores debe estar muy medida y justificada. Los alumnos que tengan una o dos asignaturas suspendidas pasarán de curso.

Nuevo Bachillerato General. Las opciones de Bachillerato se han ampliado de cuatro a cinco: Ciencia y Tecnología, Humanidades y Ciencias Sociales, Artes Plásticas y Artes Escénicas y General, la novedad de este año que tan solo se imparte en 61 de los 200 centros vascos. Muchos institutos decidieron no ofertarlo ante la falta de concreción sobre su desarrollo curricular.

EBAU, último año en este modelo. Los alumnos de 2º de Bachillerato serán los últimos en realizar un examen de acceso a la universidad con el planteamiento actual. La Selectividad se tiene que adaptar a la evaluación continua por lo que a partir de junio de 2024 irá modificando su estructura hasta que se adopte el nuevo modelo en 2027 con dos pruebas: una de modalidad y otra de madurez académica que fundirá todas las asignaturas comunes.

Jornada partida. El horario escolar es de mañana y tarde en los ciclos de enseñanza obligatoria. Tan solo los centros de Secundaria admitidos en el programa de refuerzo Hedatze han podido acogerse a la jornada continua. Educación endureció las condiciones para poder acceder a este proyecto tras una década de experiencia similar con Hauspoa por el que por las mañana se imparten las clases para todos los estudiantes y por las tardes se abren talleres o clases de refuerzo para los alumnos con peores resultados. Además abrió la convocatoria a la red concertada. Finalmente 26 institutos públicos y 16 concertados están bajo el paraguas de Hedatze.

Digitalización. En estos próximos nueve meses los centros están obligados a elaborar su propio plan de digitalización (PCC) que deberán presentar antes del 16 de junio de 2023. En él se debe dejar por escrito cuál es la planificación del centro escolar para promover el uso de la tecnología digital en el día a día de las clases. Además, se impulsarán acciones para la creación de nuevos materiales, así como la capacitación digital de la comunidad educativa, el desarrollo de nuevas infraestructuras y la adopción de prácticas para la transformación digital. Para ello los colegios contarán con ayuda a través de una comisión de digitalización que será la encargada de guiar a los colegios en esa tarea con el asesoramiento de una red de mentores, un grupo de profesores de distintos centros que servirán de referentes. A todo esto se suma la obligación de los docentes de la red pública (24.000 en Euskadi según los datos del Eustat en el curso 2020-21) de acreditar sus conocimientos en el ámbito digital para los que están previstos cursillos de formación. Se desconoce cuál será el nivel que se exija, pero la norma establece una acreditación de la formación digital «media», pero esa competencia digital deberá estar homologada y ser válida en todo el Estado. Euskadi está ahora desarrollando la normativa.

Ratio de profesores. Un acuerdo en mayo con la mayoría sindical (Steilas, LAB, CC OO y UGT, sin ELA) fijó la reducción del ratio de alumnos y docentes en la escuela pública vasca, y recoge que se impartirá inglés a partir de los 3 años de edad.