Los colegios vascos harán una detección masiva de altas capacidades desde el curso que viene

La detección de altas capacidades en un estudiante depende del profesor que le toque. «Muchas veces está sensibilizado porque le ha tocado de cerca», dice Mertxe Cruz, presidenta de la asociación de altas capacidades en Gipuzkoa (Alcagi).

En el imaginario colectivo educativo se ayuda al alumnado que no llega a asumir los retos académico. El reto también está en cómo abordar a los menores que superan las expectativas, alumnos con altas capacidades o con un alto rendimiento académico. Y, en este supuesto, dependen más todavía de sus profesores y su formación sobre el tema. Aquí es donde surge el primer problema.

El 82,4% de los profesores reconoce que necesita formación en la detección e identificación de los casos, un porcentaje que sube al 86% en el caso de intervención. El contraste se manifiesta con la importancia que se le da a estos estudios: menos del 41% de los centros vascos lo consideran prioritario, y en el caso de Gipuzkoa baja al 34%.

El buen ojo del profesorado es clave para poder detectar los nuevos casos. En Educación Infantil (EI), darse cuenta de ese potencial recae en el tutor en el 86,5% de los casos. En Educación Primaria (EP) y en Secundaria (ESO), la responsabilidad recae en el profesorado de cada materia (84,1% y 62,1%, respectivamente). De esta forma, pierde fuerza la figura del tutor en estos ciclos (58,6% en EP y 53,3% en la ESO). En Bachillerato los porcentajes alcanzan el 74% en el profesorado del área y un 66,7% en el tutor. La existencia de un protocolo para detectar a un alumno con altas capacidades llega a más de la mitad de las direcciones escolares en EI (67,2%) y en Bachiller (50,2%). Sin embargo en EP solo lo tienen el 32,8% de los centros, y es más bajo en la ESO, solo uno de cada cuatro centros lo tiene.

Así, en el curso 2017-18, en ninguna de las etapas se alcanza el 1% de detección de alumnos (0,41% EI, 0,78% EP, 0,76% ESO, y 0,69 % Bachiller). Por sexo, en todas las etapas, con la excepción de Bachiller que está equilibrado (50,5%-49,5%), los chicos superan en una media de 30 puntos los casos detectados a los de sus compañeras, como por ejemplo en EP, donde el 64,8% de los casos son de alumnos. «La prevalencia en Euskadi es una nada», comenta Cruz. «Los expertos llegan a decir que hasta el 10% del alumnado puede tener altas capacidades. Nos queda mucho recorrido, y no por tener un número, por ayudar a esos alumnos».

La mitad de los centros asegura tener en sus aulas detectados casos de alumnos con altas capacidades. Por redes educativas, la concertada hace tres años detectó muchos más casos que la red pública con fuertes diferencias en EP (645-378 casos), ESO (524-123 casos), y Bachillerato (189-21 casos). Estas son cifras que aparecen en el informe 'Situación del alumnado con altas capacidades y nivel de rendimiento avanzado en el sistema educativo de la CAV' de 2019, publicado por el Instituto Vasco de Evaluación e Investigación Educativa (Isei-Ivei).

El nivel de satisfacción en las direcciones escolares en relación a la detección de una alumno con altas capacidades es mayor en EI y EP que en las dos etapas finales. Así en los dos primeros ciclos el 49,9% dicen estar bastante satisfechos y un 7,1 muy satisfecho. El porcentaje cae en la ESO y Bachiller, el 44,6% de las direcciones dice estar bastante satisfecho y solo el 3,9% muy satisfecho.

El enriquecimiento del currículo es fundamental para los alumnos de altas capacidades como para los de rendimiento avanzado. El informe del Isei-Ivei destaca que el porcentaje de estudiantes con los que los centros dicen que han intervenido es muy bajo, no llega al 1% en ninguna de las etapas, las cifras más bajas se dan en EI (0,42%) y en Bachillerato (0,48%). EP es la etapa que más se acerca a ese mínimo porcentaje (0,98%), seguida de la ESO (0,48%). Se mantiene la tendencia de implementar ese enriquecimiento curricular más en los chicos que en las chicas de cualquier etapa, y por redes, la concertada es donde mayor número de casos atienden. «Las chicas esconden su talento para integrarse en el grupo, especialmente en Primaria», dice Cruz.

Las materias donde se ahonda son, en primer lugar, Matemáticas, le sigue el área de Lingüísticas, Ciencias de la Naturaleza y Ciencias Sociales. En la ESO y Bachiller se profundiza con mayor frecuencia es en Lenguas extranjeras , Física y Química, Euskera o Biología y Geología.

Pese a todo, las direcciones de los centros aseguran dar mucha o bastante prioridad a este tipo de alumnado, sobresale Gipuzkoa con el 60%. Más del 80% de las direcciones vascas opinan que se podrían mejorar las actuaciones con este alumnado y esperan que sea a través del Plan de atención a la Diversidad.

En Euskadi hace 4 años había diagnosticados 747 alumnos con altas capacidades, 393 con sobredotación (52,6%), 254 con talento simple, múltiple o complejo (34%) y 100 estudiantes con maduración precoz que está ligada a la evolución (13,4%). La red concertada tuvo hace 3 años un 0,25% más de diagnósticos que la pública. Además casi el 71% del alumnado diagnosticado se concentra en el modelo D. El nivel socioeconómico y cultual (Isec) también influye en la confirmación de los diagnósticos. El 66% de los casos confirmados correspondían a estudiantes con un nivel alto o medio alto de Isec.