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El veto a los teléfonos móviles en los centros educativos vascos es ya una realidad. Ninguno permite el «uso libre» de los dispositivos por parte ... del alumnado y son minoría los que autorizan que se utilicen para fines pedagógicos, siempre bajo supervisión del profesorado. Además, el 100% de los colegios ha puesto negro sobre blanco esta cuestión en su reglamento interno.
Así lo anunció ayer el departamento de Educación. Según los datos expuestos en la nota difundida por el área que dirige Begoña Pedrosa, el 85% de los colegios de Primaria ha establecido una prohibición absoluta de los dispositivos móviles en sus instalaciones. En Secundaria, lo ha hecho aproximadamente la mitad de los centros educativos, mientras que el resto permite su uso con fines pedagógicos bajo supervisión docente. En Bachillerato, el 60% ha adoptado esta última decisión y en FP, donde hay alumnado mayor de edad, el 70%. Eso sí, «ningún centro ha optado por el uso libre de los dispositivos».
Begoña Pedrosa, la consejera de Educación, expuso estos datos ayer en la jornada 'Educación y Tecnología', organizada por El Correo y el departamento vasco de Educación. Durante su intervención, la mandataria hizo hincapié en que «la regulación tiene que ir de la mano de la educación». «La tecnología debe aportar valor añadido en el proceso educativo», subrayó. Desde esta perspectiva, recordó que «las familias tienen mucho que decir» en cuanto al correcto uso de las nuevas tecnologías.
¿Qué motivos llevan a los centros a adoptar esta decisión? Hay bastante consenso en señalar varios. Uno es su papel como distractor y su efecto en la pérdida de concentración de los adolescentes. Otro es el aumento en los casos de ciberacoso, que ya representan uno de cada tres casos de bullying en Euskadi. La adicción al móvil, la dependencia de las redes sociales, el acceso a contenido inapropiado... Son motivos de preocupación en la comunidad escolar. El anuncio de la consejera llega un año después de que Educación trasladase a los colegios la obligación de regular, en su normativa interna, la cuestión de los dispositivos digitales (móviles, relojes inteligentes...).
A diferencia del resto de comunidades autónomas, Euskadi rechazó decretar una prohibición generalizada. Según explicó la consejería, la idea era que la decisión fuera producto de una reflexión interna en cada comunidad educativa.
El criterio del departamento contrastaba con la petición de miles de familias y de algunos centros. El colectivo más visible es Altxa Burua, que ha llegado a recoger más de 20.000 firmas para pedir un veto general a los móviles en los colegios. El grupo tiene como objetivo concienciar acerca del riesgo del consumo indiscriminado de pantallas en la infancia y la adolescencia y abordar el asunto como un problema de salud pública.
Por otro lado, algunos colegios pedían al departamento una prohibición vía decreto. Contar con una regulación común supondría un importante respaldo normativo frente a las familias que no comparten la medida. Educación, no obstante, apostó por su hoja de ruta y ahora todos los centros han optado por decretar sus instalaciones como espacios libres de teléfonos móviles.
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