«Nunca se deben banalizar los temores, implican sufrimiento»

El miedo provoca que los menores estén «constantemente» pendientes del futuro, «qué me va a pasar si no consigo superar esa asignatura, si me toca con este profesor, si no hago bien los ejercicios...», describe. «Les produce una ansiedad que no pueden controlar, les afecta a su rendimiento escolar, a su autoestima», explica. «Suelen ser personas con un nivel de exigencia muy alto, perfeccionistas, y que el miedo les provoca un bloqueo y una alteración de conducta».

Zubizarreta considera que la sociedad está «sensibilizada» con los casos de bullying. «Se nos presentan casos tremendos, que suponen un proceso muy doloroso. Ahora con las redes sociales se hace mucho más complicado, pero hay que atajar y atender», manifiesta.

En cuanto a los otros miedos, Zubizarreta es claro, «nunca hay que banalizarlos». En este punto, como en todos relacionados con escolares, la familia es clave. «Hay que saber escuchar, atender a lo que les preocupa para que no vaya a mayores, porque los miedos siempre implican sufrimiento». Asegura que puede ser «normal» que un niño no quiera ir al colegio porque «no le apetece». En cambio, «si ha cambiado de actitud, está siempre triste, no se quiere levantar, ir al colegio le supone una angustia, deben saltar las alarmas, porque algo hay detrás».

En su experiencia los centros escolares son sensibles a esta problemática. «Siempre te puedes encontrar con algún profesor más severo de lo habitual, pero por lo general tienden la mano al estudiante para que consiga dar la vuelta a la situación». El cambio de ciclo de Primaria a Secundaria es el momento «más sensible».

La manera de poder superar esos bloqueos es a través de terapia cognitiva. «Enseñarles a gestionar sus sentimientos, a que no alimenten lo que les produce la sensación de temor. A que si no superan una asignatura no pasa nada. Tenemos que darles herramientas para que confíen en sí mismos. Tienen que aprender a que van a ser capaces», expone.