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Marina León
Lunes, 20 de mayo 2024, 15:52
Las monjas clarisas del convento de Belorado están dando mucho que hablar. Se colocaron en el foco mediático el pasado lunes, después de transmitir su ruptura con Roma. Ahora, la protectora de animales de Burgos, Proambur, denuncia que las hermana rebeldes tienen montado en su convento un criadero ilegal de perros.
Desde esta asociación aseguran que después de ponerlo en marcha, «pretendieron solicitar la licencia. Evidentemente se la han denegado, ya que no tienen instalaciones adecuadas», señala la protectora en una publicación en su perfil de Facebook.
Así, cuentan que el Seprona «llevó a cabo una inspección y les tramitó una sanción, verificando que tenían más de una veintena de animales». Los animalistas han iniciado una campaña para frenar la cría ilegal y la venta de estos perros y señalan que se han puesto en contacto con las monjas «para demostrarles nuestra desaprobación».
En las redes sociales y la página web de las clarisas no hay rastro de estos perros. De lo que sí queda constancia es de que en 2022 llevaron a los caninos a una clínica veterinaria de Palencia. «Como se puede ver, una selección de razas comerciales», puntualizan desde la protectora burgalesa. En las imágenes de las clarisas con los perros se puede ver a Sor Sión, que se convirtió hace unos años en la voz de estas monjas en redes sociales.
Saltó a la 'fama' en 2020 cuando viajó a la Madrid con otras religiosas para mostrar al mundo su mano con el chocolate desde 'Madrid Fusión'. Allí, como invitadas, ofrecieron las populares trufas del convento que han conquistado los paladares más exigentes y se sirven en restaurantes con estrella Michelin.
Estas mismas monjas, junto a las del convento orduñés de Santa Clara, son las que el pasado 13 de mayo daban portazo a la Iglesia, renegaban del Papa y se sumaban a las filas de la Pía Unión de San Pablo Apóstol, encabezada por Pablo de Rojas Sánchez-Franco, excomulgado por Mario Iceta, antiguo obispo de Bilbao y actual arzobispo de Burgos. Esta rocambolesca historia pasa por la «grave situación económica» que vive la congregación, que permanece enclaustrada en Burgos tras ejecutar en 2020 la compra del monasterio de Orduña -que no han pagado pero en el que han invertido 1,6 millones- sin llegar a vender su antigua casa de Derio.
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