Luna Checa: «Para investigar hay que aprender a perder. Los buenos resultados cuestan muchos fallos»
La investigadora de Ecomagnet ha obtenido la máxima calificación con una tesis en la que plantea nuevas vías para reciclar imanes de tierras raras
La investigadora y responsable de proyectos de I+D en Ecomagnet, Luna Checa, ha obtenido la calificación 'cum laude' con una tesis en Ceit en ... la que plantea nuevas rutas para reciclar imanes de tierras raras, unos materiales escasos que están presentes en numerosas aplicaciones tecnológicas. El reciclaje a gran escala permitiría reducir la dependencia de China, que extrae casi el 60% de las tierras raras del mundo.
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– ¿Vivimos rodeados de tierras raras?
– Sí. Muchísimos dispositivos electrónicos albergan imanes de tierras raras. Se usan en numerosas aplicaciones tecnológicas.
– ¿Qué tipo de aplicaciones?
– Desde dispositivos muy pequeños, como teléfonos móviles o auriculares inalámbricos, a coches eléctricos y aerogeneradores.
– ¿Qué tierras raras podemos llevar en la oreja cuando nos ponemos unos auriculares?
– Un montón. Neodimio, disprosio, terbio...
– ¿Qué sería de nosotros sin ellas?
– Ahora mismo la evolución tecnológica en muchos sectores está ligada al uso de estos materiales. Hay una dependencia muy fuerte de China tanto en la fabricación de los imanes, que es una tecnología muy costosa, como del suministro de las materias primas.
– ¿Los yacimientos de tierras raras están en China?
– China extrae casi el 60% a nivel mundial y fabrica en torno al 90% de los imanes. Casi todos los que se utilizan en Europa son importados. Hay investigadores que buscan descubrir nuevos materiales que no tengan estos elementos, pero al final siempre va a haber dependencia.
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– ¿La extracción de estos materiales genera muchos problemas medioambientales?
– Es muy contaminante, porque se extraen junto a otros elementos muy contaminantes, como material radioactivo. Para conseguir una tonelada de tierras raras se generan dos de residuos tóxicos.
– ¿En España hay yacimientos de tierras raras?
– Sí, pero no está aprobada su explotación. Por motivos medioambientales.
– ¿Qué hacen en Ecomagnet?
– Compramos imanes que han sido desechados por rotura o fallos de fabricación, o han llegado al final de su vida útil pero siguen teniendo buenas propiedades. Lo que hacemos es convertirlos en polvo y venderlo a otras empresas como polvo reciclado. Así evitamos que tengan que comprarlo en China.
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– ¿Qué uso le dan estas empresas al polvo magnético?
– Lo utilizan en su proceso productivo o como materia prima para producir imanes permanentes, que mantienen una alta magnetización cuando se les aplica un campo magnético. Sirven para impulsar otros dispositivos, como motores o dispositivos de resonancia magnética.
– ¿Qué tierras raras contienen estos imanes?
– El neodimio, disprosio y praseodimio son los mayoritarios, pero también se usa terbio. El disprosio y el terbio son los más caros. Cuestan mucho y la dependencia de China hace que los precios varíen mucho. Por ejemplo, el óxido de neodimio subió de unos 50 euros a casi 200 de 2018 a 2022.
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– ¿El reciclaje es costoso?
– Con la tecnología que hemos desarrollado es factible y permite venderlo más barato que el material nuevo, pero no sirve si el imán está muy oxidado. La que yo he usado en mi tesis permite reciclar imanes que estén muy oxidados.
– ¿De qué están compuestos?
– Su composición varía mucho y los fabricantes no lo dicen. Van variando según el precio de los materiales. Si el neodimio está más caro lo cambian por praseodimio, que es más barato.
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– ¿Qué tecnología ha desarrollado en su tesis?
– El reciclaje de imanes, pero utilizando la tecnología de atomización con gas.
– ¿Cómo funciona?
– El imán se funde y ese material se pone en contacto con una corriente de gas a alta presión. El gas se desestabiliza, se crean gotas muy finas que cuando se enfrían se solidifican y se obtiene polvo. La desventaja de la atomización con gas es que el polvo que se obtiene es isótropo. En mi tesis he desarrollado distintas rutas de posatomización con tratamientos térmicos y con hidrógeno para mejorar la propiedad magnética.
– ¿Cuando hacía la tesis tuvo momentos en los que se dijo que no iba a llegar a ninguna parte?
– He tenido muchos intentos fallidos, claro.
– ¿Cuando algo falla es duro?
– Sí, pero la investigación es así. Los investigadores tenemos que aprender a perder. Hay que ver lo que ha salido mal y seguir poco a poco. Los resultados buenos cuestan muchos fallos y sacrificios.
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