Normalmente somos muy eurocéntricos y cuando pensamos en grandes viajes nos vienen a la mente Juan Sebastián el Cano, Andrés de Urdaneta o Marco Polo ... que, sin duda, hicieron grandes hazañas, pero no son los únicos. Por poner un ejemplo de otros grandes viajes, vayamos a 1980 cuando en el mar de Java se encontraron los restos de un barco de carga. En los años 90 se sacaron de él 7.500 piezas, entre ellas 60 cuencos y cajas de porcelana de un color blanco azulado llamado 'qingbai'. El naufragio tuvo lugar en el siglo XII o XIII. Para los expertos, aquel tipo de cerámica tenía su origen en el sudeste de China, sin poder aproximar más.
En un reciente artículo publicado en la revista 'Journal of Archaeological Science' y cuyo autor principal es Wenpeng Xu se estudia el origen de aquella cerámica usando un método mucho más preciso. Se somete la cerámica a rayos X que produce fluorescencia en los distintos componentes de la misma. Con un detector de fluorescencia se sabe de qué componentes está hecha. Cada horno de cerámica usa unos materiales distintos, debido a la materia prima a la que tienen acceso y al modo de proceder de cada alfarero. Tras estudiar distintos hornos del sudeste de China, descubrieron que la cerámica del barco procedía de hornos que estaban a más de 3.200 kilómetros del pecio, evidenciando una gran red comercial en aquella zona hace más de 800 años. Elcano y Urdaneta hicieron muchos más kilómetros, pero fue en el siglo XVI. Como dice Gary Feinman, uno de los coautores del trabajo: «La globalización no es un fenómeno reciente, no es eurocéntrico y no está unido al moderno capitalismo. El mundo antiguo estaba más interconectado de lo que mucha gente pensaba».
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