La causa número uno de los despertares en plena noche: «Si pasan más de 15 minutos hay que levantarse»

Dormir profundamente toda la noche es, para muchas personas, un objetivo cada vez más inalcanzable. Aunque el cuerpo humano está diseñado para descansar sin interrupciones, los despertares nocturnos se han vuelto una constante en la vida de millones de personas. Estas interrupciones del sueño, que van mucho más allá de los pequeños despertares al cambiar de fase durante la noche, afectan el bienestar general y la calidad de vida. Y es que, cuando el descanso se corta de forma abrupta, volver a conciliar el sueño puede convertirse en una tarea frustrante y agotadora.

Recientemente, una encuesta realizada por el Instituto Nacional del Sueño y la Vigilancia (INSV) en Francia reveló que más del 70% de la población se despierta al menos una vez cada noche. En el caso de las mujeres, esta cifra es aún más elevada, superando con frecuencia los dos despertares por noche. Según los especialistas, no se trata de simples microdespertares fisiológicos, sino de interrupciones prolongadas que pueden durar varios minutos y tener un impacto directo en la calidad del sueño.

Además, la incertidumbre social, los conflictos geopolíticos y las tensiones económicas están generando niveles elevados de ansiedad en la población, lo que favorece la aparición de trastornos del sueño como el insomnio o los despertares recurrentes. Damien Davenne, cronobiólogo y profesor emérito de la Universidad de Caen, destaca que estos factores, aunque escapan de nuestro control, afectan al organismo de manera inconsciente, alterando los ritmos de descanso naturales.

El paso del tiempo también influye en la forma en que dormimos. A medida que envejecemos, la arquitectura del sueño cambia y ,aunque las horas necesarias de descanso no disminuyen de forma significativa, la manera en que se reparten a lo largo del día sí lo hace. Así, es habitual que las personas mayores sientan más somnolencia diurna y tiendan a dormir pequeñas siestas, lo que, unido a un ritmo de vida menos activo, contribuye a reducir la continuidad del sueño nocturno y a aumentar la frecuencia de los despertares.

Junto a los factores biológicos, existen causas emocionales que pueden provocar que una persona se despierte en mitad de la noche. Situaciones de estrés, preocupaciones personales o profesionales, y pensamientos persistentes activan mecanismos de alerta en el cerebro que interrumpen el sueño. «El hecho de despertarse durante la noche de manera intempestiva está sobre todo relacionado con factores individuales. Se activan mecanismos de vigilia a mitad de la noche porque hay cosas que nos rondan la cabeza o nos preocupan (un examen, una presentación oral, una entrevista de trabajo, el examen de conducir...). Estos despertares son más frecuentes durante momentos difíciles en la vida, acontecimientos personales dolorosos o periodos de estrés laboral. Si después de unos quince minutos el sueño no regresa, hay que levantarse y realizar actividades suaves (leer, por ejemplo) mientras se espera al próximo tren del sueño», revela el experto.

Volver a dormir sin interrupciones requiere adoptar rutinas que favorezcan un entorno propicio para el descanso. Establecer horarios regulares, mantenerse físicamente activo durante el día, cenar temprano y de forma ligera, dormir en un ambiente fresco y confortable, y limitar el consumo de estimulantes o el uso de pantallas antes de acostarse son prácticas que pueden marcar una gran diferencia. Cuando el insomnio se prolonga en el tiempo y se acompaña de pensamientos repetitivos o ansiedad, acudir a un profesional de la salud mental puede ser clave. También existen técnicas complementarias como la meditación, el yoga, la hipnosis o la respiración guiada que ayudan a relajar el cuerpo y la mente, facilitando así un sueño más reparador.

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