La basura tóxica del 'Grande America' amenaza las aguas del Golfo de Bizkaia
El mercante transportaba 1.050 toneladas de mercancías peligrosas. Un gran despliegue de medios trata de combatir la marea negra de 2.200 toneladas de fuel oil, con los que se contaminaron las dos aves halladas en Hendaia y Las Landas
Las 2.200 toneladas de fuel oil que permanecen a merced de los vientos y las corrientes en el Golfo de Bizkaia son ... solo una parte del material que almacenaba el mercante 'Grande America', que hace dos semanas se fue a pique a 330 kilómetros de la costa francesa, en la vertical del cabo de Peñas, en Asturias. El vertido de hidrocarburo es solo el primero de los males que esconden las bodegas de este buque, perteneciente al grupo armador italiano Grimaldi. El navío transportaba otras 1.050 toneladas de mercancías peligrosas, entre ellas 720 de ácido clorhídrico, 82 de ácido sulfúrico, además de 62 de resina en solución. Y también toneladas de aerosoles y biocidas que, al parecer, siguen en el fondo y que en un futuro, ya sea lejano o cercano, casi seguro que terminarán por repercutir en el ecosistema de la zona.
La salud de las aguas atlánticas que bañan la costas de Francia y la cornisa cantábrica española, por lo tanto, está más que tocada. Y su fauna también. Las autoridades galas confirmaron este sábado que las dos aves, un alcatraz y un págalo grande, halladas hace unos días con el plumaje lleno de fuel en la playa de Hendaia y en la de Messanges (Landas) se contaminaron con el vertido del buque naugrafado.
Si esto ocurre en superficie, en el fondo del mar las consecuencias son aún impredecibles. El naufragio del mercante el pasado día 12 como consecuencia de un incendio ha provocado que en las profundidades, en el abismo que se abre más allá de la plataforma continental, a 4.600 metros de la superficie, se oculte algo parecido a un polvorín de basura tóxica.
De momento, las miradas están puestas en las 2.200 toneladas de fuel que han salido a flote estos días y sobre las que las autoridades francesas han desplegado un amplio dispositivo para neutralizar la contaminación. En los instantes posteriores al naufragio, todo hacía suponer que las dos manchas que inicialmente se formaron, una de 13 kilómetros de largo por 7 de ancho y otra de 9 de largo y 7 de ancho, terminarían por impactar en la costa francesa empujadas por los vientos del oeste que soplaban al poco del siniestro.
Sin embargo, la dirección del viento roló a norte, con lo que las láminas de hidrocarburo empezaron a aproximarse a la costa española. En los últimos días, con la mar en calma, el viento del este-nordeste, está arrastrando la materia contaminante hacia el suroeste, con lo que se va aproximando lentamente a la parte central de la cornisa cantábrica.
Sobre la dirección que vaya a seguir el fuel en los días venideros existen bastantes incógnitas. De momento, las autoridades galas prevén para hoy un empeoramiento del estado del mar. Aunque si las condiciones meteorológicas continúan con vientos de componente este, sería favorable para la recogida del combustible antes de posibles frentes que aceleren la llegada de restos a la costa.
Por lo tanto, expertos consultados consideran «determinante» la labor que realizan los buques anticontaminación desplazados a la zona. «Son claves en esta batalla», dicen. Cuanto más galipote puedan recoger, menos llega a tierra. Recuerdan que en el agua, «el hidrocarburo emulsiona, se divide y se dispersa a causa de las corrientes, el viento y las olas. Por ello, es esencial actuar en alta mar. Se estima que una tonelada de contaminación recuperada por los barcos, son diez toneladas menos de residuos en nuestras playas».
En el momento actual, tras doce jornadas de vaivenes, buena parte del fuel permanece disgregado, lo que dificulta la recogida. En la zona del siniestro, el amplio dispositivo antipolución revela la preocupación que existe entre las autoridades francesas por combatir la marea.
Carga del barco
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Vahículos: 2.100. 1.779 ligeros, de los que 1.212 son nuevos y 567 usados. 3 autocaravanas usadas. 64 vehículos de construcción. 22 autobuses y 190 camiones.
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Mercancías peligrosas: 720 toneladas de ácido clorhídrico. 82 de ácido sulfúrico. 62 de resina en solución. 25 de protioconazol (fungicida). 14 de fosfato de zinc. 9 toneladas de alcoholes C14-C17. 7,2 de productos de perfumería. 5,3 de cloro. 2,2 de polietersiloxano, entre otros.
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Contenedores: 62 de papel, 55 de misceláneos, 45 de alimentación, 24 de acero, 23 de productos químicos no peligrosos, 18 de fertilizantes, 10 de madera, 8 de almidón, 8 con maquinaria, 7 con cereales, 7 con resinas, 7 con repuestos, 5 con alfombras, 5 con lubricantes, 4 con metales y aleaciones, 4 con reciclaje, 4 con efectos personales, 3 con vidrio, 3 con piensos para animales, 2 con cerveza, 2 con neumáticos, 2 con tejidos y papel higiénico y 1 con fibras de poliéster.
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Depósitos: 90 toneladas de combustible diésel. 2.200 toneladas de IFO 380 (fuel oil intermedio) y 70.000 litros de aceite.
En la vertical del naufragio, donde son visibles irisaciones superficiales con montones de fuel oil pesado, permanecen los remolcadores españoles de Salvamento Marítimo 'Alonso de Chaves' y 'María de Maetzu' –que hoy será relevado por el 'Luz de Mar'–, así como el 'Partisan'. También trabajan en las labores de recogida el 'Argonaute', el 'Sapeur', además del 'Rhône', el 'Ría de Vigo' y el remolcador 'Kermor'. Estos últimos están centrados en la contaminación inicial que se desvió y que está compuesta por pequeños grumos de combustible dispersos que producen mucha irisación superficial.
Vehículo submarino
Junto a todos ellos se encuentran el 'Union Lynx' y el 'Miniplon', fletados por la empresa Grimaldi, armadora del mercante hundido, y la barcaza 'Dora', contratada también por el armador. Los tres remolcaron este sábado hasta el puerto de La Rochelle dos contenedores de material no peligroso y una balsa salvavidas localizados en rastreos aéreos. Los propietarios del navío siniestrado ultiman además el envío de un barco especializado equipado con un vehículo submarino de exploración para inspeccionar los restos de la 'Grande America'. Su llegada a la zona está prevista para mañana.
Además, los buques operan en coordinación con aeronaves que sobrevuelan la zona, una de las cuales pertenece a la agencia gubernamental española Sasemar. La labor de la tripulación de estos aparatos resulta imprescindible, toda vez que son los que indican a los capitanes de los barcos los puntos donde se concentran los restos o los contenedores.
Pero no solo el fuel oil amenaza la calidad del agua del Golfo de Bizkaia. El 'Grande America' además contenía 190 toneladas de combustible diésel, 70.000 litros de aceite, 2.100 vehículos, 365 contenedores... En total había 1.050 toneladas de mercancías peligrosas, de las que la mayoría están en los containers que se hundieron con el barco, según ha desvelado el prefecto marítimo de Brest, el vicealmirante Jean-Louis Lozier. Entre los productos que figuran en el inventario como peligrosos hay 720 toneladas de ácido clorhídrico, 82 de ácido sulfúrico, y 62 de resina en solución. Además, varias toneladas de encendedores, aerosoles y biocidas...
Entre los considerados no peligrosos hay 18 contenedores con fertilizantes, siete con resinas, cinco de lubricantes o uno con fibras de poliéster. En el hipotético caso de que el material se esparciera por el mar, supondría una amenaza para la fauna de la zona, que podría confundirlo con alimento y engullirlo.
Entre la relación de vehículos a bordo, 1.779 eran ligeros nuevos y 190, camiones, 43 nuevos y 147 usados. Asimismo, eran transportados 22 autobuses. El prefecto marítimo no ha podido precisar qué cantidad de la basura tóxica se destruyó en el incendio previo al naufragio, cuánta permanece en el fondo o la que se ha dispersado por el mar.
Aun cuando técnicamente podría plantearse la posibilidad de recuperar la carga, dada la profundidad a la que se encuentra «el costo de la operación sería tan grande que nunca lo haremos», declaró al Sud Ouest Charlotte Nithart, directora de Robin des Bois, asociación de defensa del medio ambiente a la que el prefecto marítimo Lozier facilitó la relación de la carga transportada. Las autoridades solo lo podrían exigir en caso de llevar productos radiactivos.
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