Eso fue ayer

PLAZA DE GIPUZKOA ·

Guille Viglione

San Sebastián

Lunes, 28 de noviembre 2022, 09:48

El pasado es un refugio en el que guarecerse de las inclemencias del presente. La memoria acostumbra a firmar pactos con la melancolía pero suele ... hacer trampas. Tiende a barrer los malos recuerdos y esconderlos bajo la alfombra. Triunfa en una sociedad fatigada la teoría de que las cosas ya no son como eran, de que ayer vivíamos mejor. Si fuera cierto, es una lástima no haber sido consciente, hace 30 años, de que estaba viviendo mis mejores momentos para quedarme a vivir ahí.

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Vivimos el presente en directo pero recordamos el pasado en diferido. Y, como en Instagram, podemos ponerle filtros y editar las imágenes incómodas. Lo vivido nos regala una sensación de certeza mientras el futuro inmediato sólo nos ofrece interrogantes. Es difícil competir con el pasado aunque los viejos tiempos sean sólo eso, tiempos viejos.

Quizá, lo que extrañamos del pasado no es un tiempo mejor. Nos echamos en falta a nosotros mismos. Añoramos un estado de ánimo, cuando nos desbordaba el entusiasmo y éramos unos despreocupados con todo el futuro por delante. Aquellos jóvenes de ayer hemos aterrizado en nuestro futuro y no nos gusta tanto. Preferíamos la época en que nuestros proyectos eran aún buenos propósitos y el mañana se abría ante nosotros, ingenuo y desconocido.

Ningún tiempo pasado fue mejor. Tampoco un futuro que sólo existe en la imaginación. Mi mejor época es la que estoy viviendo ahora. Intentaré fabricar hoy algún buen recuerdo en el que refugiarme los días de lluvia.

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