Duro golpe el encajado en Ibiza por todo el colectivo de la S. D. Eibar. La derrota sufrida ante el cuadro ibicenco fue un jarro, ... no de agua fría, sino helada. Decepcionante Eibar que dejó pasar una oportunidad para ir asegurando su camino hacia el ascenso directo y abrir brecha con el Valladolid que, tras ésta jornada, se queda a dos puntos en calidad de segundo, a expensas de lo que ocurra hoy en Juegos del Mediterráneo en ese Almería-Ponferradina. Si gana el cuadro indálico se colocaría segundo a un punto de los armeros y dejaría a los vallisoletanos terceros distanciándoles un punto. A falta de siete jornadas se aprieta de verdad la pugna por el ascenso directo. No se puede presentar un escenario con más emoción
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El Eibar en la tarde de ayer fue un espejismo, no intimidó para nada al conjunto de Paco Jémez que tuvo las ideas más claras, mostrando en todo momento una ambición que le llevó a ser justo vencedor. El once de Garitano naufragó, no mostró ni el espíritu, ni el poso de ser un candidato firme al ascenso, y ni mucho menos comportarse como un líder. Esta vez el dibujo de los tres centrales no funcionó, incrustó a Sergio Álvarez acompañando a Glauder y Venancio. La lesión y posterior retirada de Venancio fue clave en la desestabilización de la zaga. Con tres centrales y dos carrileros ofensivos como son Toño y Tejero, el equipo debería haber tenido una mayor producción ofensiva, esa es la idea, pero en esta ocasión quedó en simple idea, no funcionó la maquinaría ni con tres delanteros ni con un centro del campo que no existió. Para a intimidar al Ibiza. Si en ataque hubo nulidad, también en defensa. El primer grave error fue gol de Glauder, a quien Christian roba el balón para asistirlo a Ekain que marca. Y el segundo, sin oposición de los defensas armeros, Christian entra al área para batir a Cantero.
Demasiadas concesiones las ofrecidas por un líder que aspira a subir. Garitano buscó soluciones que no dieron resultado, retiró a Blanco Leschuk y Fran Sol para dar oportunidad a Llorente y Aketxe, éste último lo intentó desde el minuto 61 que salió, y trató de ser diferenciador. Corpas, que reemplazó a Toño, tampoco fue el revulsivo. El Eibar mostró su peor cara, justo en un momento crucial, no tuvo ni chispa ni firmeza.
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