Correctivo ante la falta de iniciativa

Después de repetir alineación en los dos partidos seguidos con los que abrió la competición en Ipurua, Yerai Martín sorprendió al reservar de inicio a tres de sus principales referente, Arene, Monnecchi y Ane Campos, para pertrecharse atrás con una intocable línea defensiva reforzada con la presencia de Van Deursen en la medular, y salir a la mínima buscando las rápidas arrancadas de Andrea Álvarez y Espe Pizarro.

El problema es que ninguna de ellas pudo sacar a relucir sus cualidades, porque ceder tanto la iniciativa y la posesión al rival obligó al cuadro azulgrana a dedicarse casi en exclusiva a defenderse de las insistentes acometidas de un rival urgido por la necesidad generada por las dos derrotas inaugurales sufridas en sus dos desplazamientos seguidos a los feudos del Atlético (2-0) y el Athletic (2-1).

Pero, aunque las armeras lograron aguantar sin sufrir demasiados apuros en la primera mitad, la segunda parte se convirtió en una auténtica tortura pese a que el andoaindarra no tardó en dar entrada a las hasta ahora titulares que había dejado en el banquillo.

Y eso que la ocasión inicial que Espe Pizarro protagonizó nada más empezar el segundo acto alentó la posibilidad de que el Eibar hubiera salido decidido a pisar el acelerador en busca de su tercer triunfo consecutivo. Pero el centro-chut de la uruguaya tras un robo que ella misma había protagonizado resultó ser un espejismo ante lo que estaba por venir.

Porque en cuanto Arturo Ruiz meneó el avispero de su banquillo, al Eibar le empezaron a llover picotazos por todos lados, especialmente por parte de Ornella, charrúa de nacimiento pero campeona de Europa sub 19 y Mundo sub-20 con la selección española, que evidenció con tres tentativas seguidas que el Granada no se conformaba con el empate que campeaba en el marcador.

Un final desolador

Y mientras la inclusión de Arene, Ane Campos y Monnecchi, y la posterior entrada de Laura Camino no logró aportar la chispa ofensiva que le había faltado a la escuadra eibarresa, las modificaciones incluidas por el técnico nazarí acabaron dando el resultado que buscaban gracias a la fuerza y el ímpetu de la nigeriana Edna Imade, que tras desnivelar la balanza cabeceando de forma inapelable un gran servicio de Laura Pérez desde la derecha a falta de solo seis minutos para que se cumpliera el tiempo reglamentario, también se encargó de sentenciar el choque al definir con una vaselina de exposición un pase en profundidad

Todo un golpe seco del que las armeras deben sobreponerse de cara a la visita del Levante a Ipurua el próximo sábado, a las 12.00 horas.