Axelle Schroeder y Tony Pelletier, antes de entrar en la Iglesia de San Vicente. Sara Santos

«Vengo a protegerme del calor... y de la lluvia»

Las precipitaciones, inesperadas para muchos, han sorprendido a las personas que disfrutaban de una mañana calurosa en Donostia

Martin Ruiz Egaña

Martes, 30 de julio 2024, 17:48

La ola de calor sigue presente en Donostia aunque con una intensidad menor, y con lluvia. Este martes ha amanecido bochorno, tónica habitual desde la ... subida de las temperaturas del domingo. Aunque los termómetros no han llegado a los 30 grados, la humedad ha apretado a los viandantes que han disfrutado de la mañana en las calles donostiarras. Muchos de ellos han buscado refugio en el frío de iglesias o centros comerciales, pero a eso de las 13.30 horas, la finalidad de acudir a estos lugares ha cambiado repentinamente.

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En este contexto, muchas personas se han visto obligadas a cambiar su plan matinal y han buscado resguardo en los mismos lugares en los que momentos antes escapaban del pegajoso bochorno. Axelle Schroeder y Tony Pelletier, dos turistas que han viajado desde París para pasar unos días en la capital guipuzcoana, acuden a la Iglesia de San Vicente. «Antes hemos venido a visitarla y a respirar un poco de aire fresco», explica Schroeder. «Estamos haciendo tiempo hasta que nos atiendan en algún restaurante para comer y al final vamos a tener que refugiarnos de la lluvia».

Belén Méndez frente a uno de los bares del Centro Comercial San Martín. Sara Santos

El interior de los establecimientos con aire acondicionado también se convierte en un recurso habitual para eludir el bochorno. Maite Sorondo, donostiarra de 70 años, aprovecha su visita a la Biblioteca Municipal Central, bajo el ayuntamiento, para escapar del calor. «He venido a realizar una gestión en los ordenadores de la biblioteca pero me quedo un rato más para disfrutar de la temperatura que hace aquí dentro», expresa Sorondo. «Con el bochorno que hace fuera, agradezco el aire acondicionado».

La lluvia sorprende

El bochorno ha convertido estos lugares en refugios contra el calor, pero el repentino chaparrón los ha llenado de personas que huían de la lluvia. Las densas gotas que han comenzado a mojar las aceras donostiarras han vaciado las terrazas de los bares para llenar los locales a cubierto. Los establecimientos del Centro Comercial San Martín han congregado a varias personas que escapaban de la lluvia y del calor. «Hemos tomado algo en un bar al sol pero hemos decidido venir aquí. Hace una corriente muy agradable», cuenta Belén Méndez, de 64 años. «Vengo a protegerme del calor, y ahora de la lluvia. Hemos visto que ha empezado a llover y nos hemos quedado un rato más».

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