Cristina Lagé | Nueva directora de Turismo de Cataluña

«Donostia es mi casa, pero no podía rechazar la Dirección de Turismo de Cataluña»

– ¿Cómo ha recibido la propuesta de ser directora de Turismo de la Generalitat de Catalunya?

– Estoy muy emocionada porque es una responsabilidad muy grande. He desempeñado ya esa responsabilidad en San Sebastián. No es que esté cambiando el turismo, lo que está cambiando es la sociedad y quieren encomendarme el liderazgo de esas políticas, ante el cambio que se está produciendo en la sociedad, siguiendo la estela de lo que ya se ha hecho. En Cataluña hay cosas muy bien hechas, incluso de forma ejemplar, pero debemos abordar todavía más cambios.

– Creo que no es el único cargo que le han propuesto de un tiempo a esta parte desde Cataluña...

-Bueno, me propusieron ir a dirigir el turismo de Andorra, también tuve la oportunidad de irme a Tarragona, pero no era el momento. Estábamos nosotros en elecciones y yo quería apoyar y sigo apoyando y apoyaré a mi partido en el Ayuntamiento donostiarra, con Ane Oyarbide al frente. En Donostia se está creando un equipo muy bonito y muy ilusionante y yo no quería dejar eso en aquel momento. Ahora es otro momento, ya hemos hecho un camino y la oportunidad que me ha brindado Salvador Illa y el conseller de Empresa, Miquel Sàmper, era una oportunidad a la que evidentemente no podía decir que no.

– ¿Le ha sido difícil tomar la decisión?

– He llorado estos días lo que no está escrito porque vuelvo a mi casa, que es Barcelona. Pero ¿dónde está tu casa, no? Llevo 30 años aquí, me casé, mis hijos nacieron en San Sebastián, he tenido mis negocios, he tenido el tremendo honor de estar en el Ayuntamiento y me llevo, de verdad le digo, una manera de hacer donostiarra, que también eso ha hecho que me hayan seleccionado para este cargo.

– ¿Quién le ofreció el puesto?

– El conseller.

– ¿Le conocía?

– No le conocía. Sí conozco a Salvador Illa y a otros miembros del Gobierno de la Generalitat porque llevo muchos años de relación con el Partido Socialista de Cataluña y he ayudado en todo lo que he podido, pero a este consejero en concreto no le conocía. Me llamó cuando empezaba mis vacaciones. Me dirigía a Portugal para acompañar a mi hija, que se queda en Lisboa de Erasmus seis meses, y a la altura de Badajoz recibí la llamada del consejero. Me habían llegado noticias de que igual mi nombre aparecía, pero ya sabes que a estas cosas no puedes hacerles caso hasta que no te llama quien te tiene que llamar.

– O sea que fue hace unos días...

– Fue el jueves pasado cuando me llamaron.

– ¿Y dijo que sí al momento o se tomó un tiempo para pensarlo?

– Dije que sí porque cuando me dijo que era la Dirección General de Turismo de Cataluña me di cuenta de la responsabilidad y el nivel del cargo. Cuando te llaman para ofrecerte la gestión del primer destino turístico es un encargo realmente importante en el que me va a tocar trabajar mucho. Este año me quedo sin vacaciones, pero merece la pena. Estoy muy contenta y muy orgullosa.

– ¿Ha pensado lo que va a decir el jueves en el Pleno de despedida?

– Tendrán que aguantar un poco mis lagrimillas porque yo me emocioné mucho el día que prometí el cargo y evidentemente me voy a emocionar mucho. En diciembre, cumpliré 30 años en Donostia, más de la mitad de mi vida. Llevo más tiempo ya siendo donostiarra que 'barcelonina'. Hay que tener en cuenta que he sido presidenta durante 7 años del Espai Catalunya, he trabajado mucho promocionando el turismo de Cataluña en Euskadi. Supongo que eso también ha hecho que pensaran en mí para este cargo, porque tuvimos un contacto muy profundo y la relación se ha mantenido en el tiempo.

– Le tocó gestionar el turismo donostiarra durante la pandemia...

– Fueron unos años muy duros. El covid hizo que el turismo parara en todo el mundo. Sin movilidad no hay turismo. Hicimos ese ejercicio de mirar otra vez a los ciudadanos, de recordar que la ciudad está ahí para disfrute de todos, creamos el parking disuasorio de Illunbe, impulsamos el instituto del pincho... Fueron unos años muy difíciles, evidentemente, pero creo que salimos muy bien. Otra cosa es que en este momento, evidentemente, el turismo necesita una repensada, porque el mundo ha cambiado. El paradigma social es otro. El turismo no es una isla. Viajar para nuestros hijos no es lo mismo que lo fue para nosotros que ahorrábamos para hacer un viajecito. Ahora los chavales cogen aviones o trenes como nosotras cogíamos el autobús. Se ha democratizado el turismo, que es algo que no podemos perder, pero ahora hay que garantizar que todos seamos felices con ello.