«Una tienda de souvenirs o una turronería no aportan valor añadido»

– Ver una cola para tomar un pintxo de tortilla en la Parte Vieja o tener que esperar para entrar a un bar en el que te sacan la carta para elegir pintxos se ha convertido en una escena bastante habitual. ¿Qué reflexión le merece?

– Las colas que vemos en la Parte Vieja son puntuales. Son en momentos y ubicaciones muy concretas. No me gustaría que un ejemplo concreto lo lleváramos a una generalidad. Quitando a los donostiarras, el 40% de los que llenan nuestras calles son personas que pernoctan en la ciudad y el 60% restante, excursionistas. Dentro de ese 60%, además, el 75% son del resto de Gipuzkoa, Bizkaia, Araba, Navarra e Iparralde. Por lo tanto, somos nosotros mismos quienes hacemos uso de nuestra ciudad.

– Pero la realidad es que hay muchos donostiarras que evitan ir a esta zona de la ciudad los fines de semana, en días festivos o verano por la gran afluencia de gente.

– La Parte Vieja siempre ha sido la zona cero de la ciudad. Yno es lo mismo la Parte Vieja de hace treinta años que la actual.Cada una tenía sus circunstancias y sus problemas, con sus correspondientes soluciones. La Parte Vieja vive ahora una casuística relacionada con el tiempo actual a la que hay que darle las soluciones adecuadas.

– ¿A qué soluciones se refiere?

– Declarar la Parte Vieja zona saturada ha sido un acierto. Creo también que hay que meter mano a los almacenes de la Parte Vieja y regular las visitas guiadas es una necesidad. También tenemos que ser conscientes de que hay tipologías de comercios que no aportan valor añadido ni a los residentes ni tampoco al destino.

– Póngame algún ejemplo.

– No tengo ningún problema en decir que una tienda de souvenirs o una turronería no aporta ningún valor añadido ni al donostiarra ni a la autenticidad del destino. Y ahí sí deberíamos limitar tipologías de ciertos comercios, como han hecho en Santiago de Compostela.

– ¿Pese a todos los turistas que visitan Donostia, hay que seguir promocionando la ciudad?

– Sí. Si nosotros no contamos quiénes somos, otros lo harán por nosotros. Y puede que no nos guste. Tenemos que contar quiénes somos y qué hacemos. Si el turismo es un fenómeno global imparable tenemos que decir sin complejos a quién queremos invitar a nuestra casa. Por eso creemos que tenemos que explicar quiénes somos.