«De niña les tenía miedo; hacerme cabezuda ha sido una terapia»
Laura Docampo, 26 años, profesora de Educación Especial, y María Lopetegi, 21, estudiante de Enfermería, son primas y todos estos días pasan mucho rato corriendo. No son atletas sino cabezudas. Bajo la cabeza del calderero, por turnos, se esconden ambas.
- ¿En qué momento de la vida decide una hacerse cabezuda?
- Laura Docampo: Nuestra abuela se ocupaba de los trajes de la comparsa, con lo que los gigantes estaban cerca. Hubo un momento en que la comparsa necesitaba chicas. Me dijeron para entrar, me animé y ya llevo nueve años.
- María Lopetegi: Yo llevaba toda la vida siguiendo a la comparsa y cuando mi prima me propuso unirme, no me lo pensé dos veces.
- L.D.: He de reconocer que de pequeña les tenía miedo. Hacerme cabezuda ha sido toda una terapia de choque...
«Desde dentro apenas vemos; cuando vas corriendo, tu enemigo son los pivotes»
«¿Una mujer llevando gigante? Si hay alguna animada, alta y fuerte, será bienvenida»
- ¿Cómo fue vuestro primer día?
- L.D.: Yo estaba muy nerviosa. No sabía ni pegar con la vejiga.
- M.L.: Al principio cuesta acostumbrarse a la poca visión. Nosotras desde dentro apenas vemos, solo el trocito de la boca y un agujerito bajo el cuello, para beber, por el que vemos algo del suelo. Cuando vas corriendo, tu enemigo son los pivotes y demás obstáculos que hay en la ciudad. Te los comes.
Cuatro clásicos
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El helado, de... Tarta de queso (María) o Kinder y avellana (Laura)
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Los fuegos, desde... La Concha
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Mejor momento de la Semana Grande... Los fuegos (M.) o el cañonazo (L.)
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Y el peor momento... La despedida (M.) o el toro de fuego (L.)
- ¿Qué tienen los gigantes y cabezudos, que despiertan cariño?
- L.D.: Los gigantes atraen por sus bailes y su tamaño. Y los cabezudos son el complemento, con el juego básico de chincharse, perseguirse y correr.
- Algunos niños pequeños se asustan. ¿Qué hacéis entonces?
- L.D.: Hay algunos que, según te ven, ya se ponen a llorar. Les suelo saludar, chocarles la mano muy suave y dejarles tranquilos.
- ¿Y con los chavales traviesos?
- M.L.: Hay que correr e intentar alcanzarles. Algunos se ponen un poco pelmas, pero en general es un juego divertido para todos.
- L.D.: Hay niños muy fans de la comparsa, que vienen todos los días y a los que vamos viendo crecer de verano en verano.
- ¿Cuántas chicas estáis en la comparsa Itzurun?
- M.D.: De cabezudos, somos 7 chicas y 21 chicos. Y de gigantes todos son chicos.
- ¿Y veremos un gigante llevado por una mujer?
- L.D.: Esperamos que sí. Si hay alguna animada, alta y con fuerza, será bienvenida. La cuestión es que el gigante pesa mucho y requiere unas condiciones para moverlo.
- M.D.: A ver si alguna se anima.
- ¿Vosotras no?
- L.D.: No. Yo lo intenté una vez, con un gigante sin vestir, y no pude.
- ¿Qué cualidades debiera tener un buen cabezudo o cabezuda?
- M.L.: Tiene que entender a los niños y saber jugar con ellos.
- L.D.: También cierta forma física. Son muchas horas andando y corriendo con una cabeza que pesa de ocho a diez kilos. Lo más importante es que sea una persona animada. Tienes que estar animando, bailando, corriendo y pegando.
- Eso de pegar suena fuerte, como el ruido de la verga. No hace daño, ¿no?
- L.D.: No, como mucho te pica un poquito. Es más el ruido.
- La comparsa está desde el principio al final de la semana.
- L.D.: Somos la actividad más continua y de las que más gente atrae. Entre niños, padres, abuelos y gente de fuera...
- M.L.: A los extranjeros les llamamos mucho la atención. Les sorprende que peguemos y nos hacen muchas fotos.
- ¿Os da tiempo a disfrutar del resto del programa?
- L.D.: Terminamos, nos vamos corriendo a casa a ducharnos y cambiarnos, vamos a los fuegos artificiales y a partir de ahí, seguimos...
- M.L.: Es una semana y la vives a tope. Hay que disfrutarla.
- Formáis parte de la directiva de Itzurun. ¿Eso que supone?
- L.D.: Que tienes que ocuparte de más cosas, de organización y logística. Son muchos detalles. Estamos orgullosos de promover la Iniciativa Gigante, este año en favor de Aspanogi.
- Contadnos la historia de vuestra abuela.
- M.L.: Empezó nuestra tía abuela, Eva Camarero. Colaboraba con el CAT ocupándose de los trajes de los gigantes y cabezudos. Necesitaba ayuda y se la pidió a su hermana, nuestra abuela, María Isabel Camarero, que hasta hace cuatro años cada día recogía encantada todos los trajes, los limpiaba, secaba y planchaba, para que al día siguiente estuviesen como nuevos.