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Un momento de la actuación de Morodo en Sagüés. Aura Erro
Conciertos de Semana Grande

Morodo y su ritmo prenden la mecha de la fiesta en Sagüés

El madrileño, respaldado por Okoumé Lions, celebró dos décadas de carrera con un directo honesto, dinámico y contundente

Pablo de León

San Sebastián

Domingo, 10 de agosto 2025, 09:57

No todos los artistas que cumplen dos décadas de carrera logran mantener intacta la coherencia entre discurso y música. Morodo, en su paso por la ... Semana Grande de San Sebastián, demostró que es uno de los pocos que lo consigue. Su directo, ante una plaza de Sagüés abarrotada, no se apoyó en artificios, pantallas espectaculares ni estructuras de festival: se sostuvo en lo que siempre ha sido su núcleo duro, un riddim sólido, una banda afinada y un mensaje que se entrega sin concesiones.

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En un entorno como el de Sagüés, donde las actuaciones gratuitas atraen públicos tan heterogéneos, el riesgo para un artista de raíz reggae es evidente: ¿cómo mantener la atención de quienes quizá han venido más por la fiesta que por la música? Morodo lo resolvió con inteligencia. El arranque, con un medley de «Burning Song» y «Can't Stop» seguido de «Más Yama»», no fue solo un guiño a sus seguidores de siempre, sino una declaración de intenciones: el reggae que practica es de pulsación firme, con bajos que vibran en el estómago y letras que no rehúyen la crítica política.

Musicalmente, la presencia de Okoumé Lions como banda de acompañamiento volvió a ser clave. El trabajo del bajo y la batería —milimétrico en su precisión— sostuvo todo el concierto, mientras los teclados aportaban color y variaciones sobre las líneas melódicas. En temas como «Fumo Marihuana» o «La Yerba del Rey», el grupo supo alargar secciones instrumentales sin perder tensión, un recurso que funciona cuando se tiene un público dispuesto a dejarse llevar por la cadencia.

Morodo, por su parte, evidenció oficio. Su fraseo sigue siendo inconfundible: ágil, sincopado, con ese timbre áspero que conecta el dancehall jamaicano con el rap de la vieja escuela. Pero lo más destacable fue su capacidad para modular la energía: alternó cortes festivos con piezas más introspectivas como «Yo Me Pregunto», que sirvió como respiro y punto de reflexión. Sin duda uno de los momentos más emotivos de la noche, en el que el madrileño se mostró vulnerable y la plaza respondió con una ovación larga, de esas que hacen vibrar los adoquines.

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El tramo final, con «Tú Eres Como El Fuego» y «Déjalo Que Suene», confirmó que el público estaba ganado. Morodo no abusó de bises ni prolongó innecesariamente la sesión, algo que en su caso se agradece: dejó la sensación de un concierto compacto, de ritmo constante, sin altibajos y con una narrativa clara. La breve vuelta para interpretar «Rap N' Roll Party» funcionó como broche, con la plaza entregada al son de la sección rítmica y el público coreando a pleno pulmón.

Podría decirse que el repertorio apenas sorprendió: es prácticamente el mismo que viene rodando en su gira de aniversario, y los seguidores más fieles quizá echen en falta rescates más arriesgados de su discografía. Sin embargo, la solidez interpretativa, la entrega y la conexión con la audiencia compensaron de sobra cualquier previsibilidad. Sagüés fue testigo de un directo honesto, coherente y musicalmente impecable, que reafirma la posición de Morodo como referente del reggae en español.

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Con el listón muy alto, Vicco será la próxima artista en subirse al escenario de la plaza. La cantante catalana cambiará el pulso cadencioso del reggae por el brillo del pop bailable, dando continuidad a la diversidad musical que caracteriza a la Semana Grande donostiarra.

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