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Leire Martínez se reivindica con su voz
La artista conquista Donostia con un repertorio entre la nostalgia y la afirmación de una nueva etapa
Pablo de León
San Sebastián
Domingo, 17 de agosto 2025, 02:00
La explanada de Sagüés vivió anoche su momento de mayor afluencia en esta Semana Grande. A rebosar y con miles de gargantas coreando cada verso, el concierto de Leire Martínez se convirtió en un acontecimiento que desbordó lo meramente musical para transformarse en un encuentro catártico entre la artista y un público donostiarra que la recibió como a una heroína local. Cada silencio era roto por gritos de «¡guapa!» o por su nombre coreado, en un ambiente de devoción pocas veces visto en el escenario de Sagüés.
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La cantante de Errenteria arrancó con «El último vals», estableciendo un vínculo inmediato con la audiencia. Apenas se apagaron los primeros acordes, la plaza ya estaba entregada. Con «La niña que llora en tus fiestas» mantuvo la energía, confirmando que los himnos compartidos siguen siendo un pilar emocional.
A continuación, «Europa VII» se erigió en uno de los momentos más comentados: antes de cantarla recordó el verso «La vida más pequeña vale mil veces más que la nación más grande que se invente jamás» y lo acompañó de luces con los colores de la bandera palestina. El gesto, valiente y cargado de simbolismo, provocó una ovación prolongada.
Referencias a La Oreja de Van Gogh
El discurso se tornó más personal en «Cabeza de ratón», una de sus nuevas composiciones. Antes de comenzar, explicó que su nuevo material no es una recriminación constante hacia La Oreja de Van Gogh, sino un modo de compartir sentimientos propios. «Esta canción cuenta mis vivencias y experiencias en la industria musical», afirmó con serenidad. La interpretación convenció y reforzó la idea de que Leire está encontrando su propio lenguaje.
El clímax emocional se alcanzó con «Jueves». Leire confesó sus dudas al preparar la gira, temiendo no tener suficientes canciones propias para dejar huella. «Pero con esta sabía que mi voz podía quedarse en vuestra memoria», admitió. La audiencia respondió con un coro espontáneo que convirtió el tema en una experiencia compartida, y al finalizar, la cantante no pudo contener un ligero quiebre emocional que terminó en lágrimas. Fue, sin duda, uno de los instantes más emotivos de la velada.
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Tras esa catarsis, llegaron «Mírame», «Día Cero», «Muñeca de trapo» y «Rosas», que reforzaron la dinámica de alternar pasado y presente. En «Cosas de la vida», Leire aludió directamente a su salida de La Oreja: «Si la vida te da limones, haz limonada». Al terminar, la plaza entera coreó el tradicional «¡beste bat!», pidiendo que la noche no acabara.
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El bis abrió con «Inmortal», que agitó a todo Sagüés con su fuerza épica. Después llegó un guiño inesperado: «Donostiako Martxa», interpretada casi a capela y sin que ni siquiera su banda lo supiera, junto a miembros de Donosti Dolphins y Txirritako Txuriurdinak. Fue un homenaje cargado de emoción a la Tamborrada y, de manera sutil, a «20 de enero». Finalmente, «Mi nombre» cerró la noche. La cantante introdujo el tema recordando que los cambios son necesarios, pero sin desmerecer el pasado: «He vivido años increíbles con La Oreja». La letra, abierta a interpretaciones, sonó como el manifiesto de su nueva etapa.
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Más allá de los detalles, es evidente que Leire Martínez aún transita entre la herencia de los grandes éxitos y la necesidad de consolidar un repertorio propio. Sin embargo, la plaza llena, la respuesta entusiasta y la entrega absoluta de un público que acompañó cada palabra, ratificaron su éxito, y certifican que su proyecto en solitario ha arrancado con la fuerza de un fenómeno popular.
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