La fiesta corsaria baja el telón con ganas de más

La txaranga Pasai fue una de las encargadas de acompañar a la comitiva. Desde que comenzara el movimiento Donostiako Piratak, hace veinte años, Carlos Rodríguez lleva poniendo el compás al Irrikitaldia. «Soy el veterano y he ido animando a todos los colegas a que participen». A su lado, Luis Bernet, en cambio, era la primera vez que participaba en el 'último día' de la Semana Grande. «Es la primera vez que no me voy de vacaciones en estas fechas, ya era hora», explica el donostiarra, que mostraba su entusiasmo por participar. Todos preparados para estirar la semana, añaden que «las fiestas son una excusa para juntarse con los amigos y hacer planes que en el día a día no los podemos hacer».

Entre los participantes se encontraba Loli Pérez de la Fuente, que vivía su primera experiencia en el Irrikitaldia. «Lo descubrimos el año pasado mientras tomábamos unos pintxos en la Parte Vieja y decidimos sumarnos», comenta junto a su cuadrilla de amigas, todas vestidas de época. «Es muy divertido y una excusa perfecta para salir a celebrar y cerrar la Semana Grande juntas». Luciendo perlas, sombreros, guantes y cigarrillos en mano, están amigas apuntan que algunas prendas eran prestadas, mientras que otras las compraron para la ocasión.

Antes de culminar el último día 'oficioso' de las fiestas, estas mujeres se reúnen para disfrutar del aperitivo y luego compartir una comida. Una vez iniciado el desfile, se dejan llevar por las calles junto a las txarangas, acompañadas por personajes como curas, monjas, militares, la icónica Bella Easo... todos contribuyendo a la atmósfera festiva y nostálgica de esta celebración tan querida y que despide la Aste Nagusia, aunque fuera del programa oficial. Entre los grupos de amigos que recorrían el casco viejo mientras entonaban los bailes y cánticos tradicionales de la Semana Grande, se podía escuchar, 'piratas sí, toros no' 'fuegos sí, piratas no', o hasta 'que vuelva La Bella Easo'.

Kattalin Mutuberria, disfrazada de 'La Bella Easo', volvía a disfrutar del desfile junto a su cuadrilla. «Nos disfrazamos todos los años. La Semana Grande y el Irrikitaldia son ya una tradición», cuenta la joven, que anima a todos los donostiarras a unirse a esta celebración. «En un día muy bonito porque sirve para reírnos de una forma sana y dejar alguna que otra queja en forma de parodia», dicen entre risas las amigas, mientras se van cantando «queremos que vuelva la Bella Easo». Una fiesta llena de color para conmemorar la Belle Époque y ataviarse con las mejores galas o «pillar lo primero que tienes por casa», decía varios jóvenes vestidos de jugadores de fútbol, rugby o de viudas.

Entre los disfraces más originales, algunos más trabajados que otros, había cuadrillas que ofrecían 'tour gratis por la ciudad', alcaldes, curas o equipos de 'esku pilota'. Todos dispuestos a cerrar las fiestas con música y diversión. Como ya es tradición, Donostiako Piratak eran los encargados de poner el broche final a la Aste Nagusia con un toque de humor y parodia, pero «lo más importante» es «cerrar con alegría y diversión nuestras fiestas», decían las cuadrillas que participaban en el Irrikitaldia.

Aunque, para algunos la fiesta continúa. «Hoy cerramos nuestra semana por todo lo alto, ahora toca Bilbao», sostenían varios.