«Saltamos al agua y ¡A remar, a remar!
Más de 1.500 'piratas' en sus 250 embarcaciones abordaron la bahía y la playa de La Concha. Desde el muelle y la barandilla, cientos de personas jalearon a los aventureros de la cita más divertida de la Aste Nagusia
Marcela Salazar e Iñigo Goñi Davó
San Sebastián
Lunes, 12 de agosto 2024
Otro abordaje exitoso y muy divertido a La Concha. Unos 1.500 piratas se lanzaron este lunes a la bahía con sus embarcaciones en uno ... de los eventos más participativos de la Aste Nagusia, que ya se ha convertido en un clásico. Con el muelle y la barandilla llena de espectadores, los piratas se lanzaron al agua sin pensárselo. Dos cañonazos indicaron la salida y los participantes se lanzaron y nadaron lo más rápido que podían para alcanzar las embarcaciones que habían dejado listas por la mañana. Iker Benegas, junto a sus compañeros Martínez, Eki Otegui, Augi e Iker, que al pisar la playa lamentaban la pérdida de una sandalia y un par de escarpines, narraban el momento: «Nosotros al principio no sabíamos dónde estaba el barco, entonces nos hemos subido a cualquiera, hemos empezado a buscar el nuestro y, de barca en barca, hemos conseguido llegar».
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La escaramuza inicial, trágica para algunas embarcaciones, ha sido estrategia para otras. Saray, Eli, Koldo, Eleni y Alaitz explican que «aprovechando que estábamos todos pegados, nos hemos ido impulsando con otras embarcaciones y así, poco a poco, hemos avanzado y salido del Muelle».
También 'Las seis del Soto' -Erika, Sara, Sofía, Izaro, Naiara y Nora- recordaban ese inicio. «Al principio un poco agobio. Es que la gente se subía en tu cacharro, todo el mundo pegando patadas, teníamos que abrir camino entre la gente». Son ellas las que acababan de desembarcarcon su balsa en La Concha al grito de «¡Primeras, hemos llegado primeras!». Para estas jóvenes la travesía fue «muy divertida, saltamos al agua y yo sólo pensaba: ¡A remar, a remar! Hemos nadado con los pies, con las manos, tumbadas, sentadas, con el agua en la barbilla, ¡Con todo! Ha sido muy guay». Tras ellas llegaba un chico con un flotador que aparecía solo, sin compañía ni más embarcación que un trozo de plástico.
Muchas embarcaciones consiguieron alcanzar la playa de La Concha a pesar de las patadas y el caos de arranque
Marcos Molero, un madrileño con cuadrilla en Donostia, confesaba que había perdido a su equipo por el camino. «Lo que no esperábamos era perder completamente la barca. De repente me he visto náufrago, así que he rescatado este flotador y he visto que, aunque el agua estaba bastante fría, algo que me ha pillado totalmente por sorpresa, podía llegar nadando hasta la playa». Así que Marcos agarró el flotador y se lanzó al agua. «Ha sido una experiencia que no voy a olvidar».
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Todas las embarcaciones que llegaron con sus tripulantes empapados y sonrientes habían sido construidas por la mañana. Fue el momento del ingenio y de la invención y, mientras numerosos grupos preparaban las balsas al ritmo de 'La chica del Batzoki', Erik Urbieta, miembro de la organización del abordaje, explicaba cómo iba a transcurrir el día para los piratas.
Tres turnos de montaje
«Nosotros salimos de las aguas del puerto, nos metemos en nuestras balsas y abordamos todo San Sebastián, la postal emblemática de nuestra ciudad». Para que los 1.500 participantes pudieran montar sus balsas, decía Urbieta, «hay tres turnos para montar balsas, que se dejan en el agua hasta que a las 17.00 vienen a subirse en ellas».Los distintos grupos de amigos que, entre risas y riñas, fabrican las barcazas, tienen en común que, la gran mayoría, son primerizos en la experiencia. Pello Lizaso explicaba por qué se habían animado al abordaje. «Realmente lo hacemos por la risa. Somos un grupo de amigos que, en su día, pensamos que sería bastante gracioso tomar parte». Otros grupos tomaron la decisión a última hora, como Iraitz Maritxalar, que se le ocurrió «de calentada ayer. Estábamos de fiesta, y venga, va, de calentada venimos, así que compramos todo lo necesario y hoy a construir».
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Micaela Urrutia logró que su grupo se sumara al abordaje con una estrategia diferente. «A mí me apetecía hacerlo, así que les convencí casi a la fuerza y no tuvieron otra opción». Se lanzaron al agua y, de alguna manera, llegaron. Quien tenía menos esperanza de lograrlo era Markel Saragueta. Ssi no llegamos, porque esas cintas se van a despegar, pues a nado. O si no abordamos otra embarcación, esto es un abordaje», amenazaba. Mientras Irune Tolosa y sus amigas tenían claro su objetivo en la fase de construcción: «Esperamos hacer algo que por lo menos llegue hasta la Concha, que flote vaya. Del uno al diez, a mi balsa le doy un 9,5». Y Peio Lizaso daba su clave del éxito: «Pegaremos la balsa con lo que podamos y nos vemos en La Concha».
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