Cuando las calles son un gran escenario
Bailarines, músicos, caricaturistas, titiriteros... Llenan las calles de Donostia, con talento, historias de superación y sonrisas que «valen más que un diamante»
Martes, 12 de agosto 2025, 02:00
Cuando el sol empezaba a decaer al otro lado de la bahía de la Concha y el cielo se teñía de naranja, las calles de ... Donostia se llenaban de vida gracias a los espectáculos que atrae la Semana Grande. Entre el murmullo del mar, el abordaje pirata y el bullicio de las fiestas, aparecen figuras que transforman cada rincón en un pequeño escenario. Los artistas callejeros, llegados desde distintos puntos de la esfera, regalan talento y sacan una sonrisa a los espectadores. Desde el breakdance de Felipe y su grupo From Favela, brasileño que encontró en el baile una «salvación frente a la criminalidad» de su país, hasta el suave sonido de un trompetista, todos comparten un mismo objetivo, emocionar al público.
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Francisco Monteleone, trompetista nacido en Buenos Aires y afincado en París, vive su primera Semana Grande. Cambió la guitarra, con la que empezó en el conservatorio, por la trompeta callejera, «porque hay menos trompetistas» y más espacio para conectar con el público. «Aquí vengo y noto que la gente disfruta», confiesa. Aunque intenta transmitir sus propias emociones, sabe que cada espectador las recibe de forma distinta.
«No hace falta que nos dones dinero. Haberos sacado una sonrisa, vale más que un diamante»
En otro rincón, con menos ruido, pero con el mismo talento, Goyo Vela afila su lápiz con la misma energía de hace 40 años. Caricaturista incansable, dibuja como si «fuera a morir mañana» y asegura que le pagan por divertirse.
En otra zona del Boulevard se encuentran Felipe y los suyos haciendo piruetas imposibles sobre el suelo. Entre aplausos, se detuvieron para explicar que su trabajo va mas allá del espectáculo: con el breakdance han encontrado un camino para ayudar y motivar a otros jóvenes, igual que una vez les ayudó a ellos. «No hace falta que nos donen dinero. Haberos sacado una sonrisa, vale mas que un diamante».
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«Vengo a Donosti y noto que la gente disfruta»
Frente a La Concha se ubica Vidal, titiritero boliviano habitual de las fiestas de Euskadi. En los cuatro años que lleva como marionetista, lo que más le apasiona es dejar «boquiabiertos» a su público más joven.
La Semana Grande, con su atardecer brillante y sus calles rebosantes, no solo forma parte de una agenda oficial. Es también un mosaico de historias y talentos, donde cada sonrisa se convierte en un pequeño regalo entre artista y espectador.
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«Llevo 40 años pintando y lo hago como si me fuera a morir mañana»
Mas allá de la música o el dibujo, lo que permanece unido es la conexión. En los ojos de quien escucha una trompeta al caer la tarde, en las risas de los niños viendo a un títere moverse o en el aplauso espontáneo tras una acrobacia, se ve una complicidad entre artistas y paseantes. Estos espectáculos convierten las calles de Donostia en un punto de encuentro donde el arte se comparte sin entradas, y donde cada artista, es parte de la agenda. Donostia se convierte en un gran escenario.
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