Posible rebrote en San Sebastián: «Espero dar negativo porque el domingo me voy de viaje»

El reloj no había dado las 9.00 horas y el centro cultural Okendo en San Sebastián comenzaba a recibir a las primeras personas que llegaban a realizarse las pruebas PCR por haber estado durante los días 26 de julio y 3 de agosto en el bar Ramuntxo Berri del barrio de Gros donde cinco trabajadores del local han dado positivo por Covid-19. Según el director de Integración de la OSI Donostialdea, el Dr. Carlos Barruso, se espera que a lo largo de este viernes pasen 800 personas a someterse a los test. Seguirán realizando pruebas hasta el domingo y en estos tres días estiman recoger 2.000 muestras, aunque el médico ha asegurado que «esta mañana daremos muchas más citas».

Barruso ha observado también tras la primera hora de actividad en el centro que el perfil de las personas que están acudiendo a realizarse las pruebas es variado: «Nos hemos encontrado desde niños que venían en brazos de sus padres hasta personas mayores». Cuatro enfermeras son las reponsables de llevar a cabo las pruebas apoyadas por auxiliares. No se están formando grandes colas en el exterior del edificio, en la avenida Navarra, la llegada de los pacientes se está realizando de manera escalonada bajo cita previa.

Uno de los más madrugadores en acudir a Okendo ha sido Arkaitz. Este donostiarra de 34 años vive en Gros y estuvo en el Ramuntxu Berri el 31 de julio, día de San Ignacio. «Estuve en la terraza, como en otro bar normal, sentado con más gente que vendrá más tarde a hacerse las pruebas. Y también estuve en otros bares de la zona», ha reconocido Arkaitz. Ahora se quedará en casa a esperar el resultado de la PCR que recibirá mañana. «Espero dar negativo porque el domingo me voy de viaje», admitía también Arkaitz. Como todos.

«Estaba en un barnetegi en Lazkao y volví ayer por la tarde a Donostia para hacerme la prueba hoy», explicaba la donostiarra E.D. que salía de Okendo junto con su hijo I.P. y la amoña P.S.E. «Estuvimos en el bar el 30 de julio a la mañana. Tomamos un zurito, una infusión y un café en la terraza y estuvimos sentados menos de una hora», confesaban. Admitían que las pruebas habían sido rápidas y sencillas y ponían en valor la buena organización en el funciomiento de los protocolos de detección. Avisaban, eso sí, que la prueba es un tanto molesta y puede dar arcadas.

«Ahora toca esperar en casa», decían los tres, aunque la amoña, de 75 años, se mostraba más desilusionada. «No voy a ir a ningún bar más, visto lo visto. La próxima cervecita me la tomaré en casa», apuntaba. Mientras, su nieto ponía el acento en la «responsabilidad de cada uno» y concluía que «los responsables de los bares tienen que llamar más la atención a los clientes para que lleven bien la mascarilla».

A quien no se le han quitado las ganas de volver a un bar es a Mirari. Esta donostiarra declaraba minutos después de someterse a la prueba que «la próxima cerveza me la tomaré en el bar». «Estuve tres días en el Ramuntxu Berri durante ese período de tiempo y sí tenía sensación de seguridad», convenía. También consumió en la terraza del establecimiento.

«Con unas cuantas arcadas, pero hay que pasarlo», señalaba Arantza, recién salida de la sala donde se están llevando a cabo las pruebas PCR. «Vivo cerca del bar y estuve el día 30. Siempre vamos los mismos al local, aunque también van turistas a comer. Es relativamente estrecho», apuntaba esta donostiarra. «¿Asustada? Yo me he mantenido siempre con la mascarilla puesta. No hay que vivir con el miedo en el cuerpo siempre», finalizaba.

Responsables del operativo que se encontraban en la entrada del centro reconocían que también estaba llegando gente con la intención de hacerse las pruebas, pero sin tener cita previa. A todos ellos se les está redirigiendo al ambulatorio que se encuentra frente a Okendo para que puedan solicitar turno.