«La mujer se ha salvado porque ha salido al balcón; si llega a seguir a su marido...»
Un varón de 68 años fallece tras originarse un incendio en su piso del barrio donostiarra de Bidebieta y su esposa es trasladada al hospital por inhalación de humo
Un varón de 68 años fallecido, una viuda en shock que presenció en directo su trágica muerte y un inmueble totalmente calcinado son el resultado ... del incendio que la madrugada de ayer se originó en un bloque de pisos del barrio donostiarra de Bidebieta. Una tercera persona, el hijo del matrimonio, vive habitualmente en el mismo apartamento, aunque el destino quiso que ayer pasara la noche fuera y conociera a primera hora de la mañana la funesta noticia.
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El fuego se originó poco antes de las 4.00 horas en el 4ºD del número 32 de la calle Julio Urquijo, pegado al centro de recursos para la inclusión educativa del alumnado con discapacidad visual (CRI). El matrimonio que vive en el piso dormía cuando, por causas que están siendo investigadas por la Ertzaintza, la sala empezó a arder. Según vecinos que pudieron conversar con la mujer de la casa, al percatarse de las llamas su marido intentó atravesar la línea del fuego y la zona de calor -lo que le habría desaconsejado su esposa- mientras ella optó por el camino contrario y salió al balcón. Esta decisión le salvó la vida.
La inquilina del inmueble tuvo que ser rescatada por los bomberos y trasladada al Hospital Donostia por inhalación de humo junto a una segunda persona que requería también atención hospitalaria. Se trata de Ana San José, vecina del 9ºA de 53 años que sufre asma y una patología en los bronquios. Fue una de las primeras en salir del edificio y la única confidente de la mujer de la víctima en esos primeros minutos tras el siniestro. «Estaba en shock, muy afectada, aunque no parecía sufrir quemaduras, al menos graves, en el cuerpo. Ella, lógicamente, había inhalado mucho más que yo. Tenía el cuerpo negro. Solo le consolaba que, al menos, su hijo no estaba durmiendo en casa esa noche», cuenta Ana.
Compartió con la viuda el trayecto hasta el hospital primero, antes de las 5.00 horas, y también sala de atención después, para volver en ambulancia al lugar de los hechos a las 9.45 una vez dada de alta. Allí contaba que «me han metido Urbason y oxígeno. Estoy bien, más allá del susto».
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«He subido al hospital con la mujer del fallecido y me decía todo el rato que menos mal que su hijo no dormía en casa esa noche»
Ana San José
Vecina hospitalizada del 9ºA
Relataba cómo desde cinco pisos más arriba del salón calcinado se percató del incendio. «Ha sido mi perro, un podenco ratonero de dos años, el que nos ha empezado a ladrar y a dar la lata. '¡Toby, calla que no son horas!', le he dicho. Pero mi hija también se ha despertado y hemos comentado que olía a quemado. En cuanto he visto humo más allá de la puerta le he dicho: 'vamos, coge una mascarilla y a la calle'. He avisado a los vecinos y he cogido el ascensor. Me han dicho que no debí hacerlo, pero no tengo las rodillas para nueve pisos. En cinco minutos estaba abajo, pero el pasillo del ascensor estaba lleno de humo negro. De hecho, todavía tengo los pies sucios de salir descalza. He necesitado ventolín, prestado amablemente por una ambulancia».
El primero en percatarse de la presencia del fuego y dar la voz de alarma en la vecindad fue el vecino de la puerta de al lado, el 4ºC, Javi Martínez, quien descansaba de madrugada al otro lado del tabique del salón en llamas. «Por casualidad estaba en el sofá, despierto sobre las 3.30 horas de la madrugada, viendo la tele y con la ventana abierta por el calor que hacía», contaba.
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Densa humareda
Martínez notó «primeramente ruidos raros en la casa de al lado. Como chasquidos. Pero no eran de caídas o derrumbes en su interior. Algo más sutil. También me he percatado de una luz como de resplandor, como si pasara algo con alguna bombilla. Poco después he observado que salía humo de la ventana y ahí ya he empezado a sospechar que algo serio pasaba».
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Al abrir la puerta de la vivienda «he visto una humareda negra muy densa y ya he empezado a gritar: '¡Fuego, fuego! Para mí, la prioridad era sacar a mi madre, de 83 años. La he despertado y hemos ido bajando mientras tocaba todas las puertas de los vecinos avisándoles del incendio. Hemos estado fuera desde las cuatro y pico hasta casi las siete de la mañana. Menos mal que hacía un viento agradable para estar».
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Para cuando este vecino bajaba por las escaleras, una patrulla de la Ertzaintza ya se había personado en el lugar. «Les he dicho que estaba llamando al 112 y me han contestado que no hacía falta porque ya estaban avisados de lo que ocurría. Por lo tanto, alguien había llamado antes, supongo que desde la propia casa del fallecido».
Ofrecía su testimonio en medio de una escalera con fuerte olor a quemado y sin luz. La vecina del 2º limpiaba el rellano «porque hoy no vendrá la limpiadora» y contaba que «los que vivimos del 4º para abajo hemos salido a la calle al sentir los gritos y los portazos primero, y comprobar la humareda después. Hemos estado un buen rato fuera y nos ha dicho la Ertzaintza que si volvíamos a las casas, pusiéramos toallas en las rendijas de las puertas y permaneciéramos en el balcón a ser posible».
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Entre las cuatro y las cinco de la mañana se improvisó ante el portal del número 32 del Paseo Julio Urquijo una reunión de vecinos alertados. Todos supieron desde el principio el fallecimiento de su vecino. «Le hemos visto, porque no estaba del todo bien tapado, y presentaba quemaduras graves», contaba uno de ellos. Su compañero añadía que «para las cinco menos cuarto o así ya hemos podido volver a casa. Ha sido muy rápido. Los bomberos han acudido muy rápido y han apagado el fuego con celeridad».
«He visto salir humo y he gritado: ¡Fuego, fuego!, avisando a los vecinos mientras bajaba a mi madre, de 83 años»
Javi Martínez
Vecino de la víctima del 4ºC
El incendio fue muy localizado y afectó únicamente al inmueble donde se originó, sin que hubiera que lamentar más daños materiales, ni personales, tal y como se podía ver in situ y confirmaron fuentes del Ayuntamiento de San Sebastián. Hasta allí se desplazaron dotaciones de bomberos, tres ambulancias, guardias municipales y ertzainas.
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Aunque no hubo heridos más allá del matrimonio afectado, la humareda resultó tan densa que los servicios médicos que se acercaron al bloque de viviendas organizaron una pequeña carpa para atender a los vecinos. «Me han cogido la saturación de oxígeno y me han hecho alguna prueba para ver si necesitaba mayor atención médica», relataba un vecino.
Los trabajos de extinción total finalizaron sobre las 6.30 horas y en el barrio no hubo otro tema de conversación durante la mañana. Todos los vecinos del bloque miraban hacia arriba al salir del portal. «Es ahí, en el cuarto», comprobaban al ver la pared negra del balcón, esa salida al exterior que hizo posible que haya habido una víctima mortal en lugar de dos.
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42 fallecidos por incendios en Gipuzkoa desde el año 2000
El trágico incendio de ayer en San Sebastián trajo consigo la víctima mortal número 42 por fuegos o explosiones registradas en domicilios o espacios públicos de Gipuzkoa desde el año 2000. En el conjunto de Euskadi la cifra asciende a 158, con las 94 de Bizkaia y las 22 de Álava. Son datos de un informe elaborado por el Observatorio de Prevención de Riesgos y Accidentes. El 76% perdió la vida en una vivienda. Dejar una colilla mal apagada fue la causa del 25% de las llamas. Otros motivos fueron problemas en el sistema eléctrico (21% de los sucesos) o en aparatos de producción de calor (10%).
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