«Escapo de esta ciudad, vuelvo, la odio-adoro y me voy para añorarla»

- ¿Eres tú? ¿Tú, Diego Orlando Machimbarrena, el de la foto? ¿Con la ciudad al fondo, fantasmal, entre brumas azuladas? ¿Con nuestro santo patrón surgiéndote de la cabeza, la cabeza partida sobre corona de espinas y tú, tú con la boca tapada con cinta americana?

- Soy yo, sí. Yo, que por un lado me considero un fotógrafo pictoralista. Como lo fueron aquellos pioneros extravagantes y magníficos de los comienzos de la fotografía, William Mortesen, Peter Henry Emerson y un italiano y un noble austriaco que entre finales del XIX y principios del XX se establecieron en un lejano imperio, Japón. Ellos fueron Felice Beato y Raimund von Stillfried. Soy yo, martirizado y glorificado por esta ciudad a la que amo, odio y recuerdo siempre. De la que me escapo y a la que vuelvo para marcharme de nuevo y añorarla siempre.

- ¿Fotógrafo pictoralista? Explícalo, explícanoslo, explícatenos.

- Hoy, cualquier dispositivo fotográfico puede llegar a darte una calidad que roza o sobrepasa los 56.000 millones de pixels. La pregunta que algunos nos hacemos es qué más podemos añadirle nosotros a esa calidad suprema. Suprema pero de tan tremenda, plana, muy plana.

- ¿Y habéis encontrado la respuesta? ¿Seguís buscando?

- Las dos cosas. Como os he dicho, sucedió lo mismo en los inicios de la fotografía. Hubo quien abogaba por que solo intentara atrapar de forma más auténtica lo que tenía delante, ser testigo de la realidad. Otros buscaron la complicidad con la pintura de aquellos momentos. La lucha, eterna, entre lo academicista y lo rompedor. Entre esa realidad y lo soñado. Como pasó con el cinematógrafo: los científicos Lumière contra el mago Méliès. Los pioneros de la fotografía se volvieron a la pintura y nosotros... a la tecnología.

- Pero tu premio internacional, que además te abrió el camino a optar a otro galardón impresionante, el Lucie, lo ganaste por una serie de fotos inspiradas en el Goya más oscuro. No parece muy tecnológico eso...

- Es una mezcla de todo. Soy interiorista, anticuario, restaurador, pintor. Amo a Goya, a Zuloaga, a Ingres. A Caravaggio. A Mapplethorpe. A Antony Armstrong-Jones, Lord Snowdon. Los retratos que hizo de Nureyev son pura maravilla. Conozco las luces, los volúmenes, las sombras. Pero la tecnología, la alta, la del presente y el futuro me capacita, a mí y a otros, para manipular fondos, subvertir espacios, reproducir el pasado. Si hay quien piensa que la fotografía debe atrapar el instante, yo creo que ha de atrapar la atmósfera, el ambiente, la sensación que rodea a ese instante. Es lo que hago. Soy fotógrafo. Pictoralista. Del XXI.

- Y ayer mismo inauguraste exposición en Los Ángeles, en el Center for Digital Arts.

- Es un lugar exquisito para el arte digital apoyado por el Museo de Fotografía de Los Ángeles, situado en la calle Cuarta. Nos han elegido a 20 artistas de todo el mundo. Yo presento los últimos trabajos de mi serie sobre Goya porque no la terminé cuando recibí el premio. Está abierta, aunque ya ando en otra aventura titulada 'Lágrimas de penitencia'.

- Ahora que lo pienso, ¿no tuviste cuando te concedieron el IPA los mismos problemas que está teniendo Rosalía con los Grammy?

- ¿A qué te refieres?

- Algunos se han indignado al comprobar que opta al Latin Grammy. Dijeron que ella, catalana y flamenca, muy latina no era... Ya sabes, supuestas raíces heridas e intransferibles. Siendo tú como eres un Orlando Machimbarrena Gogorza pudieron pensar lo mismo. ¿O no?

- Algo sí dijeron, pero yo siempre puedo aducir que he vivido 14 años en Venezuela. Que fui para una semana y por amor me he quedado década y media. Que soy caraqueño por corazón y opción. Que no hay día que no me levante dispuesto a luchar por Venezuela. Que la amo. y me duele. Que me propusieron cuidar a niños con sida y lo hice. No por ponerme medallas sino por...

- ¿Qué?

- Sus madres habían muerto porque ya no hay medicamentos para todos y los que se consiguen, se guardan para los que aún tienen algo de futuro. Venezuela se vacía. 9 millones se han marchado. Se vacía de jóvenes, de artistas, de intelectuales...

- Y de este San Sebastián que te zarandea, ¿con qué te quedarías?

- Quizás con la lluvia de nuestra niñez. Por el puente. Paraguas. Impermeables amarillos. Mujer, niña...