Pintxo de tortilla de patatas del Bar Antonio de Donostia. IG

El emblemático bar donostiarra que responde a sus críticas: «Tenemos que aclarar alguna cuestión»

Las reseñas siguen siendo terreno abonado para confusiones que los hosteleros, también en San Sebastián, tratan de atajar

J. F.

San Sebastián

Martes, 5 de agosto 2025, 12:53

Restaurantes y bares se enfrentan en los últimos años a nuevos desafíos, como los que plantean el gran éxito que tienen las plataformas de reseñas en internet. También en San Sebastián, reconocida en todo el mundo por su amplia oferta gastronómica de calidad que no es suficiente para que quienes nos visitan se dejen llevar por su intención sin consultar las opiniones que han dejado anteriores clientes. La gran mayoría de establecimientos hosteleros de la capital guipuzcoana cuenta con una buena cantidad de opiniones y además favorables, pero no falta quien muestra su descontento con algún detalle de los menús o del servicio recibido. Entre estos casos, algunos son realmente llamativos.

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Es lo que ocurre por ejemplo con el bar Antonio, un clásico de San Sebastián dedicado a la cocina vasca con toque creativo, apreciado por los clientes locales y muy conocido por los turistas gracias precisamente a sus buenas reseñas y a la cantidad de menciones y vídeos que tiene su plato estrella, la tortilla de patata, en las redes sociales. Sin embargo, de vez en cuando se encuentran con algún comentario que no les deja bien, en apariencia.

«Hemos pagado 5,50 euros por un consomé de tortilla de patata y 4 por un Nestea; el pintxo está rico pero los precios son desorbitados incluso para Donostia», escribió hace una semana un usuario anónimo del servicio de reseñas de Google Maps. La respuesta de los propietarios no se hizo esperar para matizar lo ocurrido: «Sentimos que tenemos que aclarar alguna cuestión... El pintxo al que te refieres es caliente y elaborado al momento en cocina: un huevo a baja temperatura con patata, cebolla y pimentos pochados que se acompaña con piquillos. Se trata de una elaboración preparada al instante, no un producto de barra ni una tortilla al uso. Es lógico que su precio sea diferente, como ocurre con cualquier preparación hecha. El Nestea cuesta 3, no 4 euros, como puedes comprobar en la carta y en el ticket. Inflar el precio en tu comentario nos parece bastante fuera de lugar». Añaden además cuál es la filosofía que mantienen: «Apostamos por una cocina trabajada con buenos productos y elaboraciones propias, confiamos en que la próxima vez puedas apreciar también el trabajo que hay detrás».

Confusiones con el precio

No es la única reseña a la que tienen que salir a dar explicaciones. Pocos días antes otro cliente señala que «la tortilla está buena, pero un pintxo y una caña por 8 euros... os pasáis un poco». La respuesta del bar Antonio también apunta a una confusión: «No sabemos si te has confundido, pero si estás opinando sobre nosotros creo que quien se ha pasado un poco eres tú, exagerando sobre el precio... es simplemente incorrecto. El pintxo de tortilla cuesta 3,80 y la caña 2,90, es decir, todo por 6,7 euros». Además añaden una reflexión habitual en el sector: «Nos parece importante que las reseñas reflejen experiencias reales y no se basen en exageraciones... Usar este espacio para dejar una estrella por algo que ni siquiera se corresponde al precio real no es justo ni útil para otros clientes que buscan información honesta».

Y un ejemplo más, también reciente, que deja una clienta llamada Ana en el mismo establecimiento: «Estuvimos para probar su afamada tortilla pero aviso, tienes que ser adivino para saber lo primero que hay cola para esperar (aunque no haya nadie) no puedes entrar al bar, hay un camarero de lo más desagradable hablándote como si estuvieras molestando y mandándote de aquí para allá, mareándote y de muy malas maneras... No lo recomiendo para nada».

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Aforo y horarios en las reseñas

En este caso la respuesta es de desconcierto: «A la entrada del local hay un cartel bastante visible en el que se indica que es necesario esperar a ser atendido antes de entrar, tanto por una cuestión de organización como por respeto al paso de los vecinos que viven en la galería, ya que estamos en un espacio muy reducido y concurrido». Añaden que su equipo «hace todo lo posible por gestionar las llegadas con orden y amabilidad. A veces, cuando hay clientes que entran directamente sin esperar es necesario recordarles cómo funciona el acceso».

Otra 'queja' a la que han tenido que responder hacía referencia al horario de apertura. Así respondían desde el bar Antonio: «La persona que entró a preguntar no admitía la respuesta que le dimos, que era que quedaban 30 minutos para abrir. El camarero tuvo que insistir varias veces y el único comentario que hizo al irse es que hay personas duras de roer como cliente. Entendemos que a veces estas respuestas no encajen con las expectativas del cliente, pero forma parte de nuestra operativa, como muchos otros establecimientos».

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Ejemplos como estos podemos encontrar en la gran mayoría de bares y restaurantes guipuzcoanos que se encuentran entre los más valorados y que solamente despistes, confusiones o mala fe impiden tener la máxima puntuación en estos servicios de reseñas.

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