Descubren en Ondarreta una pieza de madera tallada de otra antigua embarcación
El Servicio de Patrimonio del Departamento foral de Cultura tiene previsto sacar el listón, de 8 metros de longitud, a finales de septiembre para su estudio
La playa de Ondarreta sigue dando sorpresas. La pérdida de arena en la parte occidental de esta playa no solo ha hecho aflorar las molestas piedras sino que ha vuelto a poner en alerta a los arqueólogos. Una larga pieza de madera tallada con un orificio en uno de sus extremos alimenta la hipótesis de que nos encontramos ante los restos de una antigua embarcación. De otro viejo barco, como el que se encontró el verano pasado en esta zona y que la Diputación acordó mantener enterrado. El nuevo hallazgo será sacado de la arena a finales de septiembre para su estudio y conservación en el centro Gordailua.
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La playa del Antiguo bien podría calificarse como un auténtico cementerio arqueológico. Sus arenas han escondido y hecho aflorar en la última década trozos de la historia de la ciudad, como el campo militar de maniobras, la cárcel o los concursos hípicos que allí se celebraron. Pero la constante erosión de la parte más occidental de la playa, la más cercana al Club de Tenis, ha redescubierto que aquí desembocó la regata de Igara por la que navegaron embarcaciones durante siglos.
En agosto del año pasado afloró la cuaderna o 'costilla' de una embarcación plana y un mes después se descubrió el casco enterrado de un antiguo velero de 14 metros de eslora que transportaba mineral de hierro desde Bizkaia. Con una muestra de roble obtenida del casco, se dató por dendrocronología el último anillo de crecimiento presente en el año 1425. El barco conservaba parte del lastre de piedra y restos de mineral de hierro que llevaba en su carga. Se determinó finalmente que se trataba de un velero medieval ágil y ligero que se empleó para el transporte de mercancías.
Dejar el pecio en la playa
Ante la dificultad para sacar la embarcación de la arena –está ubicada en la zona intermareal y por tanto hay muy pocas horas para actuar antes de que el mar la inunde de nuevo–, la Diputación decidió mantenerla en su posición. «No hay un sitio que garantice mejor su conservación que aquel en el que se varó», indicó la arqueólogo foral Mertxe Urteaga. Una vez realizada la investigación se volvió a cubrir los restos de la embarcación con sacos de arena.
Hace un mes, el Servicio de Patrimonio del Departamento foral de Cultura hizo una inspección para revisar si la protección colocada el año pasado sobre el pecio, a base de sacos, había funcionado. Los técnicos observaron que aunque había una pequeña parte que precisaba de refuerzo y de completar la montera de sacos, el método de conservación que se diseñó había funcionado a la perfección.
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En aquella revisión también se detectó que las mareas se habían llevado otra capa de entre 20 y 30 centímetros de arena respecto al nivel que había el año pasado, lo que había hecho aflorar nuevos restos pétreos y también una nueva pieza de madera tallada que tiene en la cabeza un orificio. «Esto nos permite interpretar que era utilizada para arrastre», según explicó Mertxe Urteaga.
La pieza está suelta y podría pertenecer a otra embarcación distinta a las descubiertas hasta la fecha. En la actualidad, los técnicos forales tramitan las autorizaciones correspondientes para sacar la pieza de la playa. El objetivo es que, a finales de septiembre, coincidiendo con las mareas vivas de San Miguel, se proceda a extraer el listón para su estudio y conservación en Gordailua, el centro de conservación de las colecciones patrimoniales que la Diputación Foral de Gipuzkoa tiene en Irun.
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