Me estaba cortando el pelo donde José Luis y pasó el afilador. Con su musiquilla de siempre. Piribirí. Pensaba que ya se había extinguido el ... oficio, pero parece que no. Aunque éste en concreto no iba en mobilette, sino en coche y decía que no hacia falta bajar a la calle con los cuchillos, que él sube a casa si hace falta. Temí por mi oreja, pero el corte de pelo siguió por donde iba. Sin tonterías. Muy profesional.
No me pareció que los vecinos de Loiola salieran en tromba a las ventanas del barrio para llamarle al afilador, pero si sigue pasando será porque trabaja. Como con José Luis no se puede hablar de fútbol, porque ni le suena, hablamos de vacunas. Se puede ser peluquero sin saber que se está jugando la Eurocopa pero no sin un control enciclopédico de los pros y los contras de la vacunación y las ventajas y desventajas de cada vacuna. Entra Kepa, que baja de Illunbe. Me han puesto la Sputnik, dice. Y José Luis: tú, Pfizer. ¿Te subo un poco la patilla? ¡Qué tío! No, está bien así la patilla.
Pensaba que daban bocata, dice Kepa, pero eso es al donar sangre. A positivo, por si cuela, le he dicho a la enfermera. ¿Zurdo o diestro? De jamón. ¿Zurdo o diestro? Diestro, diestro... Zas. Un cuarto de hora sentado en las gradas de Illunbe. Y que estuvo a punto a gritar ¡defensa!, ¡defensa!, pero a ver si iban a pensar que algo le había sentado mal. Piribirí.
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