Cuatro calles de Donostia, semipeatonales para facilitar la distancia social

La experiencia del pasado fin de semana, con miles de donostiarras en las calles tras casi dos meses de confinamiento forzoso por la crisis sanitaria, ha llevado al Ayuntamiento de San Sebastián a tomar una serie de medidas para facilitar el distanciamiento social, norma básica en la lucha contra el coronavirus.

La primera y más inmediata ha sido la semipeatonalización de cuatro calles en el Antiguo y el Ensanche Oriental, entre la Parte Vieja y el río Urumea. Son vías estratégicas cuya transformación desde ayer en zonas 10 de coexistencia con bicicletas y vehículos a motor permitirá aliviar algunos puntos críticos en los que la concentración de personas hace imposible mantener los dos metros de seguridad.

Se trata del paseo de Eduardo Chillida -el del Tenis-, y las calles Infanta Cristina, Euskal Herria y General Etxagüe. Las dos primeras son rutas habituales desde Benta Berri hacia el paseo y la playa de Ondarreta y el Peine del Viento. Las dos segundas representan un itinerario alternativo para evitar atascos en el paso de cebra del paseo de Salamanca esquina con Boulevard, donde la estrechez de la acera multiplica el riesgo de contagio.

Este camino es el más utilizado por quienes pasean desde el Centro hacia Gros, la zona del Kursaal y la playa de Zurriola, pero también por los que buscan ejercitar las piernas y airearse dando la vuelta al Paseo Nuevo. A partir de ahora, los peatones podrán circular por la calzada de Euskal Herria y General Etxagüe, con preferencia sobre el resto de usuarios y vehículos.

Los operarios municipales procedieron ayer mismo a señalizar estas cuatro calles como nuevas zonas 10, donde la velocidad máxima permitida será precisamente 10 kilómetros por hora. Según explica la concejala del PNV Pilar Arana, esta es solo una de las decisiones que forman parte de un plan de movilidad más amplio y ambicioso con el que el consistorio pretende afrontar la fase de desescalada iniciada ayer por el Gobierno central.

La delegada jeltzale avanza que hay otros puntos críticos de la ciudad en estudio como posibles destinatarios de medidas similares encaminadas a aliviar la presión peatonal en determinadas franjas del día. El problema es que las decisiones que se tomen pueden obligar a suprimir líneas de aparcamiento, consecuencias que se están analizando con detalle antes de dar ningún paso.

Arana señala que a lo largo de esta semana y con la vista puesta en la fase 1 de la desescalada, que salvo repunte del virus arrancará el próximo lunes, espera disponer del plan completo con un mapa más claro de las zonas afectadas. Cualquier solución que se adopte, incluidas las semipeatonalizaciones ya ejecutadas, son en todo caso de carácter provisional mientras se completa el tránsito hacia la llamada nueva normalidad.

Desde la asociación ciclista Kalapie han hecho llegar al Ayuntamiento una batería de propuestas con las que mejorar la movilidad urbana y aprovechar «oportunidad» de la pandemia para acometer una «transformación profunda» en los hábitos ciudadanos.

Así, proponen calmar el tráfico rodado con la implantación de zonas 30 en toda la ciudad, crear carriles bici temporales para «uso masivo y seguro» en las avenidas más anchas, reconvertir algunas calles en espacios peatonales donde las aceras sean más estrechas, modificar los tiempos de duración de los semáforos para favorecer el paso de los peatones, reforzar los aparcamientos de bicis en centros sanitarios y estaciones, potenciar el transporte de mercancías a través de bicicletas y realizar una potente campaña institucional para incentivar los desplazamientos únicamente de movilidad activa.

Kalapie reclama además a los responsables del departamento de Movilidad la reapertura «lo antes posible» del servicio de bicicleta pública dBizi, cerrado desde el pasado 30 de marzo. Arana afirma que todavía no hay una decisión tomada al respecto y que entretanto se trabaja para acelerar los trámites de adjudicación del nuevo contrato.

Hay que recordar que, ahora bajo el paraguas de Dbus, el sistema municipal de alquiler de bicicletas vivirá una expansión sin precedentes, con 45 estaciones y 437 vehículos en el primer año. Su papel puede ser clave en la nueva normalidad posconfinamiento, ya que organismos internacionales como la OMS recomiendan más que nunca el uso de la bicicleta en los desplazamientos al trabajo, pues además de mejorar la salud del usuario ante posibles rebrotes de la pandemia ayuda a mantener la distancia de seguridad.