«En la calle Easo hemos sufrido mucho»

La ampliación de la acera beneficiará a quienes necesitan una silla de ruedas para moverse. Es el caso de la madre de Maitane Urbieta, que vive también en esta calle. Pero las ventajas no ocultan los malos ratos sufridos durante todo este tiempo. «He echado en falta que nos escuchen e informen, y que se tomasen medidas sobre nuestras quejas», critica con amargura.

Los comercios de la calle celebran el fin del grueso de las obras, esperan volver a la normalidad y recuperar las pérdidas acumuladas por la excavación del Topo. María José Cruzado, de la tienda María Kala's, explica que «hemos perdido un 30% de ventas y estos últimos seis meses han sido horribles porque la actividad ha bajado muchísimo». Recuerda de memoria la fecha exacta del inicio de los problemas y asegura que «han sido siete años durísimos y todavía no hemos terminado porque aquí todavía quedan muchos remates».

Naiara Markotegi, de Rentals Collection, prefiere mirar al futuro más que al pasado: «Hemos visto el primer autobús y nos ha hecho hasta ilusión». Aun así, reconoce que «estos años de obras han sido un auténtico infierno, hemos tenido taladradoras delante de la oficina haciendo ruido y trabajar con el teléfono ha sido prácticamente imposible. Ahora toca limpiar un poco el polvo que se ha ido generando estos días».

La panadería Aramendia ha sido también víctima de estas «obras infernales». María Elena Arauco subraya que «estamos muy contentos con la apertura porque hemos sufrido mucho». Este establecimiento abrió hace justo siete años, por lo que han vivido las obras «de principio a fin». Añade que «con el tema de la excavación, por el ruido y el polvo, la pasamos fatal. Ahora esperamos recuperar todo lo que perdimos, porque hemos caído bastante en ventas». Comenta que se vio obligada a cerrar durante dos días para que pudieran completar los trabajos y, tras denunciar los hechos al Ayuntamiento, se encuentra a la espera de ser indemnizada por las pérdidas de esas jornadas.

Los hosteleros de Easo encuentran ahora un amplio espacio para colocar la terraza. Andoni Larrea, encargado del bar Lobo, relata que «esta era una calle molesta y ahora ha quedado una calle bonita, semipeatonal y cerca de la playa, así que esperamos trabajar a tope». Confía en recuperar el potencial perdido en su negocio por la dificultad de acceso al establecimiento durante las obras: «La clientela no sabía por dónde entrar. Un día se cerraba la calle por la izquierda, otro por la derecha, otro ponían vallas... Toda una molestia».

Iñigo Rodríguez , cliente de un comercio de la zona, se muestra insatisfecho con el resultado: «No me gusta que la calle sea solo para taxi y bus. Para agilizar el tráfico, se podría haber abierto para todos los vehículos. Creo que no ha merecido la pena tantos años de espera. Ha sido más el perjuicio que el beneficio».

Tras la apertura de Easo, continuarán las tareas de urbanización del entorno de la plaza Xabier Zubiri, con la idea de completar la actuación en la segunda quincena de septiembre, según informa ETS. La apertura definitiva de la calle San Bartolomé se anuncia para la primera quincena de agosto, a falta de algún remate de mobiliario urbano.