Movilización para buscar a Ivy, un galgo negro desaparecido en Donostia

Hace tiempo que no se recordaba semejante movilización para localizar a un perro. Anuncios en prensa, peticiones en redes sociales, carteles por toda la ciudad... Ivy, un galgo hembra de color negro, desapareció el pasado 12 de julio en las inmediaciones del polideportivo Pío Baroja, en el barrio donostiarra del Antiguo. No llevaba más que cinco días con sus adoptantes y ahora, Olga Correla, de la asociación Galgo Leku, responsable legal del galgo, insiste en que «por favor la gente no se acerque a Ivy. Es muy sensible, asustadizada y a la mínima sale corriendo. Tienen que dar el aviso a uno de los números disponibles».

La búsqueda de este galgo está siendo especialmente activa ya que está involucrando a muchos ciudadanos. En buena medida porque la asociación ha puesto varios anuncios durante estos días por toda la ciudad y también en la contraportada de El DIARIO VASCO. Olga explica que estas semanas están siendo «muy intensas, muy agobiantes y muy estresantes. Sabemos que la gente tiene buena fe y nos están ayudando mucho, pero si quieren apoyarnos lo que deben hacer es dar el aviso por teléfono si lo ven».

Aunque Olga reconoce que la tienen «más o menos localizada en un radio de 4 kilómetros», la operación para atraparla es muy complicada. «Si el galgo no quiere que le cojas, es muy difícil recuperarla», dice emocionada. «Desgraciadamente», continúa, «no es la primera vez que nos pasa esto. Siempre damos pautas y recomendaciones concretas a los adoptantes pero a veces suceden estas cosas. Otros adoptantes también nos están ayudando mucho, la gente se está portando muy bien por lo que tenemos esperanzas de recuperarla».

Esta semana está siendo un no parar, reconoce Olga. «Tengo que cargar el teléfono tres veces al día para atender todas las llamadas. Mi trabajo lo tengo casi desatendido porque no puedo estar a otras cosas y el estrés no ayuda a dormir bien», asiente. Sobre el cómo desapareció el galgo, Olga señala que eso «no importa», lo que de verdad tienen que saber los que quieren ayudar es que «nos tienen que llamar y no acercarse a Ivy».

Un perro, cuando se escapa de su hogar y no ha vuelto en 48-72 horas, entra en «modo de supervivencia», explica la responsable de la asociación Galgo Leku. «Es muy difícil atraparla porque en lo único que piensa es en encontrar comida y cobijo».

La búsqueda de alimento, como explica Olga, es una «opción habitual» para poder atrapar al perro. «Ponemos comida en el mismo sitio cerca de la casa de los adoptantes pero, por ahora, no está dando resultados. Los adoptantes también están muy preocupados, como todos, pero la esperanza no la perdemos».

• Temas
• Desaparecidos