La batalla de Alderdi Eder se pone al rojo vivo
La salida de Goia pone en marcha una operación para el rodaje de su sucesor de cara a las elecciones de 2027
El inesperado anuncio de Eneko Goia de que dejará la Alcaldía y no se va a presentar a la reelección en las próximas elecciones municipales, ... tal y como ha adelantado este periódico, coloca la elección de la próxima Alcaldía en un territorio de disputa reñida, quizá la más abierta de los últimos años. Después de tres legislaturas, Goia ha comunicado su decisión a su partido, el PNV, que ahora deberá decidir el relevo y si será, lógicamente, el candidato de la lista jeltzale en mayo de 2027. El alcalde ha justificado su decisión en que, después de una década, ha cubierto un ciclo y en que no quiere eternizarse en el cargo. «Es un buen momento para la ciudad», ha precisado esta mañana, tras confesar que hace tiempo ya había tomado la decisión.
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Más allá de su explicación personal, parece evidente que Goia deja ahora la Alcaldía para posibilitar que su sucesor -el jeltzale Jon Insausti- tenga suficiente rodaje público y político en los próximos dos años para ser el cartel municipal en 2027. «En el PNV hay cantera, hay que dar paso al banquillo», ha señalado Goia. Con esta operación, los jeltzales estrenan un sistema al que ha recurrido en ocasiones el PSE: adelantar las renuncias de los alcaldes que no van a continuar para permitir que sus relevos sean suficientemente conocidos en el ejercicio de la gestión municipal. Insausti ha sido el 'delfín' para la sucesión en los últimos meses. Es el concejal de Cultura, pretende insuflar un aire de relevo generacional. Es donostiarra, nacido en 1989, ha sido desde el 2015 edil en la Corporación donostiarra.
Nueva etapa
La salida de Goia cierra una etapa iniciada en 2015, cuando el PNV recuperó la Alcaldía tras ganar a Juan Karlos Izagirre, de EH Bildu, que había sido el primer regidor desde 2011, cuando por sorpresa ganó los comicios municipales y desplazó de la Alcaldía al socialista Odón Elorza, que llevaba 20 años al frente del Ayuntamiento.
Con la salida del actual alcalde -que era una de las posibilidades- la disputa municipal en San Sebastián se enciende considerablemente y sube de temperatura para ponerse al rojo vivo y destapa un apasionante tablero de juego. De entrada porque en las últimas elecciones, el descenso de los jeltzales -que ganaron en las urnas y por 120 votos lograron el noveno concejal- colocó a EH Bildu a 1.000 papeletas de lograr la primacía y al PSE le dejó muy cerca de obtener su sexto edil, precisamente a falta de los mismos sufragios con los que los jeltzales al final lo lograron. Estos datos demuestran una notable rivalidad que puede variar en función de la participación electoral.
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Posibles rivales
La pugna se presenta reñida y, aunque EH Bildu necesita aliados para alcanzar la cifra mágica de los 14 concejales que le daría la mayoría absoluta -y, a priori, no los tiene- el PNV tendrá que apostar fuerte por su nuevo cartel electoral. La coalición independentista tendrá que decidir además si mantiene como cartel electoral a Izagirre u opta por la renovación. La portavoz en las Juntas Generales de Gipuzkoa, Maddalen Iriarte, o la portavoz en el Parlamento Vasco, Nerea Kortajarena, figuran en las quinielas de los hipotéticos relevos.
También los socialistas darán una seria batalla, conscientes de que se les abre una oportunidad única para salir a ganar la Alcaldía y recuperarla tras la época de Elorza entre 1991 y 2011. El PSE decidirá su cartel electoral mediante el sistema de primarias. La actual portavoz del grupo, Ane Oyarbide, podría ser la candidata en los comicios pero tampoco se excluyen otras posibilidades como las de la consejera de Movilidad Sostenible, Susana García Chueca, o la del consejero de Vivienda y Agenda Urbana, Denis Itxaso.
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El contexto del relevo de Goia viene marcado por el desgaste en la gestión tras una década en la que el proceso de cambio que experimenta la ciudad ha venido acompañado de una percepción de incomodidad en un sector de la ciudadanía. El paisaje de los problemas es bastante similar al de otras ciudades. La sensación de saturación en el desarrollo turístico, la cronificación de las obras en el centro de la ciudad, el drama de la falta de vivienda accesible -con incidencia en las clases medias y en los jóvenes- dibujan un panorama que necesita tiempo para que las medidas puestas en marcha surtan efecto. Si bien la revolución que supondrá el nuevo Topo -Goia se ha envuelto en esta bandera como uno de los principales logros en la gestión pública en San Sebastián- o las futuras viviendas en Loiola serán bazas que los candidatos puedan exhibir en mayo de 2027, aún faltan dos años para ello. En todo caso, el futuro no está escrito y la pugna se presenta emocionante.
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