1.000 personas sostienen la fiesta tras los focos
Policías, gremios, barrenderos, voluntarios, vigilantes... Sin la 'cara b' de la Semana Grande nada sería posible
Cuando la gente se divierte, ellos trabajan. Cuando la fiesta se apaga, ellos limpian las calles o nos llevan a casa. Mientras los ciudadanos reponen ... fuerzas en la playa, ellos preparan los escenarios o vigilan nuestra seguridad. Son la 'cara b' de la Aste Nagusia. Muchos de ellos son invisibles, pero componen un 'ejército' de un millar de personas sin cuyo trabajo sería imposible ver, por ejemplo, los Fuegos Artificiales.
Son las 22.30 horas de un día de Semana Grande. Desde la habitación 313 del hotel Londres el jurada se prepara para analizar la colección que se va a disparar en unos minutos. El concejal de Fiestas, Jon Insausti (PNV), y la directora de Donostia Festak, Mariaje Torres, observan que todo está a punto pegados al teléfono móvil. Les llegan informaciones de otros escenarios donde una decena de técnicos municipales hacen ronda y comprueban que todo funciona. Abajo, miles de personas se arremolinan en la playa y el paseo de La Concha. Empieza la noche festiva y todo gracias al trabajo de cientos de personas que, por turnos, pero las 24 horas, se ocupa de escenarios, seguridad, iluminación, limpieza, transporte, intendencia, coordinación, gremios...
La seguridad tiene varios apartados, la general de la vía pública y la específica de los Fuegos. Esta última está a cargo de un Puesto de Mando Avanzado donde ocho personas de Guardia Municipal, Ertzaintza, Bomberos, Protección Civil, DYA y Cruz Roja controlan que todo vaya bien. Miembros de estos cuerpos se reúnen en un microbús ubicado junto a la noria de Alderdi Eder y toman decisiones si hay que intervenir por una emergencia, según nos explica Jon Uranga (Protección Civil). Lo que allí se decide va a misa y si, por ejemplo, como dicta el protocolo, empieza a soplar viento de más de 36 km/h durante el lanzamiento pirotécnico, dan al botón rojo y los Fuegos se detienen.
Si el Puesto de Mando Avanzado (PMA) da al botón rojo, se paran los Fuegos Artificiales
Su trabajo no se limita a los 20 minutos de magia sobre la bahía sino que arranca semanas atrás cuando se trazan, e implantan mediante cursillos, los planes de seguridad generales de la Aste Nagusia y los específicos para Sagüés, los Fuegos, el Abordaia o el Puerto.
Muchas de las actividades festivas requieren de un vallado de seguridad y personas que controlen estos perímetros. No habría dinero suficiente para pagar este personal, pero la ciudad tiene 30 voluntarios, gente que por amor al arte festivo se pone a las órdenes de Festak para echar un cable aquí o allá, hoy que es Semana Grande o mañana que son las Regatas, Santo Tomás o los Reyes Magos. Personas como Ángel Arnedo y Susana Barbudo. «Somos un comodín», reconocen. Se encargan desde el botellín de agua para los aizkolaris a la toalla para los cantantes.
Datos
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200 agentes de Guardia Municipal y Ertzaintza conforman el dispositivo especial de Semana Grande.
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200 Festak coordina un despliegue de 500 personas entre voluntarios (30), gremios, intermediarios, empresas
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Bomberos 10, solo para los Fuegos Artificiales
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Dbus 40 personas más de refuerzo solo para Semana Grande.
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Limpieza 130 para zonas festivas y 25 para las playas,
Solo para que todo funcione en los Fuegos hacen falta 100 personas (montaje, transporte, seguridad privada, bomberos...). Laura Ferreiro se coge vacaciones para trabajar en la gestión de la zona cero de Alderdi Eder, un espacio en donde se trabaja desde las 08.00 h de la mañana hasta las 01.30 h de la noche. Descargar, montar, coordinar dónde se colocan las carcasas y la caseta de trabajo donde las empresas montan sus ordenadores para disparar las colecciones. Tras el brillo de las 'japonesas' hay mucho trabajo en Alderdi Eder: inspeccionar que no queden restos, retirar cableado, limpiar, recolocar elementos... Seis personas limpian la zona, cuatro se encargan de mover palés con sacos de arena. Cada empresa pirotécnica trae a 8 personas a las que se paga dos noches de hotel y 19.000 euros por la colección. Pero hacen falta muchas más personas para que todo funcione. «Tiene que haber alguien que avise al barco de los Istúriz para que haga sonar la bocina justo antes de empezar los Fuegos para que las gaviotas salgan de la plataforma de lanzamiento del centro de la bahía», explica Torres.
De camino a Sagüés observamos Guardia Municipal patrullando a pie y vehículos de la Ertzaintza por todos lados. La seguridad visible (y la invisible) se ha reforzado notablemente respecto a otros años. El operativo especial para la Aste Nagusia lo componen 200 agentes, que hacen su trabajo con intensidad en la Zurriola, donde diez parejas de guardias patrullan sin parar a las órdenes de dos mandos. Dentro de la Disco Festa, en la trasera del Kursaal, cuatro agentes cachean a dos jóvenes magrebíes ante la certeza de que han estado hurtando móviles y carteras. En los accesos, diez miembros de la empresa de seguridad Sur Euskadi se coordinan con los policías para que todo funcione. Imanol Jiménez lleva 15 años trabajando en Semana Grande y dice que este año ha mejorado mucho la situación. «Las siete torres de focos en la playa y el cierre del espigón nos ayudan mucho. Otros años íbamos con linternas y no veíamos nada. Ayer se estaban bañando dos jóvenes y los veíamos desde aquí arriba».
Solo en el escenario de Sagüés hay 20 personas coordinadas por Festak para que todo vaya bien. Alex Ubago concluye su concierto pero en el 'backstage' hay desde un 'txispas' contratado para que el sonido funcione a quienes colocan a personas con diversidad funcional en el sitio reservado para ver el concierto. Cuando todo termina, uno sabe que habrá autobús a cualquier hora para volver a casa. Es gracias al refuerzo de 40 personas y a las horas extra de 240 trabajadores de Donostibus.
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