Las más veloces de Europa
Las traineras, auténticas reinas de la Bandera de La Concha, en el pasado fueron los 'Ferraris' de la costa vasca por su diseño excepcional, estable, ligero y rápido para navegar a remo... y a vela
La primera vez que remé en una trainera lo hice porque me lo propuso Xabier Agote, fundador de la factoría marítima Albaola. Bueno, seré sincero: ... lo hice porque Agote me lo ordenó. En cuanto se sube a cualquier embarcación se le pone el carácter del capitán Ahab, así que obedecí. Era 2009 y yo acompañaba a los carpinteros y voluntarios de Albaola durante un encuentro de barcos artesanales europeos en Vannes, Bretaña, para escribir un reportaje. El programa de cinco días incluía exposiciones, conferencias, talleres, fiestas y una regata. Para defender el prestigio internacional del remo vasco, el patrón Agote seleccionó a sus doce remeras y remeros más fornidos… y al periodista enclenque cuya experiencia marítima se limitaba a una carrera de pedalós en la bahía de la Concha durante la Semana Grande de 1989. Embarcamos en Ameriketatik, la réplica de una trainera del siglo XIX que Agote había construido con sus propias manos durante sus estudios de carpintería en Estados Unidos, y en cuanto los jueces dieron la salida, salimos disparados por el golfo de Morbihan. Dejamos atrás a los competidores hasta perderlos de vista. Menuda paliza dimos a los bretones, irlandeses, ingleses, sardos y flamencos. Y yo, que no acertaba a dar una palada sin chocar mi remo con el de mis compañeros, o sin clavarlo vertical en el agua para frenar la marcha, me retiré de las regatas de competición con un cien por cien de victorias en mi palmarés. Sospecho que Agote quería demostrar que la trainera es la embarcación artesanal más veloz de Europa, incluso cargando con el remero más torpe del universo.
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A Agote le gusta decir que las traineras fueron…
–...¡los Ferraris de la costa vasca! Son embarcaciones de un diseño excepcional, estables, ligeras, rápidas… Cuando navegaban a remo y a vela, volaban.
A remo y a vela, sí.
La segunda y última vez que remé en una trainera fue un año más tarde, desde Pasaia hasta la Concha para ver las regatas, otra vez a bordo de Ameriketatik. Un veterano del remo se cachondeó de nuestro mástil: «Para qué lo lleváis, ¿para tender las sábanas?». Agote sonreía y meneaba la cabeza.
– Esto demuestra que la propia gente de las traineras desconoce su historia. En la costa vasca se ha navegado poco a vela, porque no tenemos vientos constantes, sobre todo en verano, pero claro que las traineras llevaban velas. Y con ellas navegaban rapidísimo.
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De las traineras se dice que las usaban para cazar ballenas. Algunos lo creen, quizá, por la famosa ballena de Orio de 1901, la última capturada en la costa vasca, la de los bertsos y la canción de Benito Lertxundi. Pero si aquella la cazaron con traineras fue porque las ballenas llevaban mucho tiempo extinguidas en el Cantábrico y ya nadie tenía chalupas balleneras. En realidad la trainera no se inventó para atrapar la especie más grande sino la más pequeña: la sardina. Y no se inventó en el siglo XIX, como sostenían ciertos historiadores, sino un siglo antes.
Las traineras no se inventaron para atrapar ballenas sino para pescar una especie mucho más pequeña: la sardina
En 1755 llegó a Hendaia el ingeniero naval Duhamel du Monceau. Y describió un hallazgo revolucionario que se había producido al otro lado del Bidasoa pocos años atrás: en Hondarribia habían diseñado una nueva embarcación, ligera y veloz, que permitía capturar sardinas con muchísima facilidad. El director de la Cámara de Comercio de Baiona se lo confirmó: las capturas de los arrantzales hondarribitarras habían aumentado de manera tan espectacular que inundaban con sus excedentes los puertos labortanos.
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– La palabra trainera aparece por primera vez en el siglo XIX –explica Agote–. Viene de traína, el tipo de red que llevaban. De ahí dedujeron que se inventó entonces. Pero si lees la descripción técnica que hizo Duhamel du Monceau de aquella embarcación hondarribitarra, está clarísimo que ya era una trainera. Aún no usaban ese nombre, vete a saber cómo la llamarían, pero sin ninguna duda era una trainera.
Duhamel du Monceau describió una embarcación más larga, estrecha y ligera que las chalupas tradicionales, con una quilla curvada que le permitía girar con rapidez. Una tripulación de diez a dieciséis remeros, apretados al máximo para ganar agilidad, le daba mucha potencia. Se acercaban veloces a las sardinas, lanzaban una red de unos cuarenta metros por diez, giraban y envolvían rápidamente el banco, con mucha más eficacia que antes.
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–La trainera transformó nuestra sociedad –explica Agote–. Los pescadores capturaban muchas más sardinas y anchoas de las que se consumían, así que llegó una nueva industrialización de nuestra costa: se fundaron fábricas de conservas, escabeches y salazones. Muchas mujeres se incorporaron al mercado laboral en las conserveras. Enseguida llegaron industriales italianos, sobre todo de Sicilia, expertos en conservas, y montaron fábricas punteras. Por eso aparecieron tantos apellidos italianos en la costa: Orlando, Oliveri, Calogero, Billante, Dentici…
Todo esto nos trajeron las traineras: sardinas y anchoas, fábricas, empleo femenino y masculino, prosperidad, sicilianos, uno de nuestros acontecimientos deportivos más espectaculares del año y, en mi caso, unas ampollas como habas en mis manitas de juntaletras.
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